Después de 35 años al frente del Parque Nacional de Garajonay, Ángel Fernández vive presumiblemente su último año como su director, a las puertas de su jubilación y tras concretarse las competencias del mismo al Cabildo. Llegó a la isla en 1986 y al año siguiente sustituyó a Isidoro Sánchez en el cargo, poco después de ser declarado el monte de El Cedro como parque nacional.
Él se muestra preocupado por la evolución del cambio climático y las consecuencias que tiene para la laurisilva. “El cambio climático es desgraciadamente una realidad y la naturaleza lo está sufriendo. La laurisilva es una excepción dentro de Canarias y está refugiada en sitios muy concretos. Es evidente que está sufriendo el cambio climático por la reducción drástica de la precipitaciones. El arbolado se reciente por la falta de humedad, sobre todo en las zonas marginales, y se reducen los caudales, como ha ocurrido con el 20% en los últimos 30 años. Cuando aludimos al agua siempre estamos pensando en la que obtenemos del grifo, pero hay que tener en cuenta que hay cientos de especies endémicas que necesitan el agua para vivir y que están camino de desaparecer”, aunque reconoce que todavía persisten varios riachuelos perpetuos en El Cedro.
Quizás por eso está en camino, como ocurre con el Parque Nacional del Teide, el PRUG del Garajonay. “Tenemos elaborado ya el Plan Rector de Uso y Gestión del Garajonay y pronto saldrá a la luz pública. Será ahí cuando ya se verán las reacciones al mismo. No estamos pensando en prohibir, que no se puede, el paso de vehículos, como algunos han dicho, sino en reducir el número de coches. Vamos a organizar visitas a pie o en guagua desde una zona de aparcamientos en Las Hayas, en colaboración con el Cabildo de La Gomera, y establecer cupos en algunos puntos concretos del parque. Ya está redactado el documento de diagnóstico y publicado hace más de un año. Ahora falta ponerlo a exposición pública”.
Cuando se le pregunta por la salud del parque, Fernández señala que “en relación a la conservación de la laurisilva con el resto de Canarias se puede decir que estamos bien, pero hay que recordar que hace 10 años se nos quemó el 20% del parque; en algunas zonas se está recuperando bien, pero no en otras. Tenemos problemas de distintos tipos, con un ciclo de 10 años muy secos, y necesitamos controlar el ganado asilvestrados.
Diez años del incendio que quemó el 20% de parque y el 10% de la Isla
El pasado 4 de agosto se cumplió el décimo aniversario del devastador incendio de 2012 en La Gomera. Un fuego que quemó el 9,8 % de la Isla y el 18,6 % del parque nacional, obligando al desalojo de una cuarta parte de su población en los momentos más críticos del suceso.
El incendio afectó a muchos animales domésticos, viviendas, ganado y cultivos principalmente en los municipios de Alajeró, San Sebastián, Valle Gran Rey y Vallehermoso, y afortunadamente no hubo que lamentar la pérdida de vidas humanas.
Los daños más importantes producidos por el incendio se concentraron en las formaciones de monteverde canario (laurisilva y fayal-brezal), es decir, los bosques nublados que cubren las zonas altas de La Gomera, según se recoge en el documento Garajonay después del gran incendio de 2012, elaborado entre otros por el director conservador del Parque Nacional de Garajonay, Ángel Fernández además de Luis Gómez González y María Gómez, y produjo “daños ecológicos muy graves, especialmente en los bosques de laurisilva del Parque Nacional de Garajonay”.
El fuego, de origen intencionado, tuvo una duración de cerca de tres interminables y agotadores meses, iniciándose el 4 de agosto, y declarándose extinguido el 30 octubre de 2012, aunque desde mayo se habían sucedido una treintena de conatos.