conversaciones en los limoneros

“Para que unos vivan en la luz es necesario que otros lo hagamos en las tinieblas”

Jorge Gómez Pena es gallego y tiene 66 años. Ex oficial de inteligencia del CNI, posee una dilatada vida “en el Servicio”, como ellos llaman al Centro Nacional de Inteligencia
“Para que unos vivan en la luz es necesario que otros lo hagamos en las tinieblas”

Jorge Gómez Pena es gallego y tiene 66 años. Ex oficial de inteligencia del CNI, posee una dilatada vida “en el Servicio”, como ellos llaman al Centro Nacional de Inteligencia. Hoy dirige una empresa privada de su especialidad, Hight Strategics Inteligence (HSI), y participa como contertulio en el programa La reunión secreta, que presenta y dirige el doctor José Miguel Gaona, especialista en siquiatría forense. Ustedes pudieron escuchar en una entrevista anterior la filosofía y la manera de actuar del profesor Gaona, una autoridad en muchos campos, sobre todo en la siquiatría forense, en la que es todo un número uno. Ha sido muy interesante entrevistar a Jorge Gómez Pena, que procede de la Armada y allí fue reclutado “por el Servicio”, aunque no sé si esto era algo que debía publicar o no. Tenía 28 años. En todo caso, hay fotos de su boda con una guapísima ucraniana, hace sólo un mes, él vestido con el traje de gala de la Marina. Para ser más exactos, estaba destinado en un submarino –de los poquitos con los que cuenta España— cuando le llegó la llamada del CNI. Ellos, nuestros espías, no quieren que se les llame agentes, “porque agentes son más nuestros informadores”. Prefieren que los llamen “oficiales del Servicio”. Por cierto, ni una sola palabra de la muerte de sus ocho compañeros en Latifiya, creo recordar que en noviembre del 2003, acribillados en una emboscada por los insurgentes iraquíes. Eran amigos suyos, pero no le saco absolutamente nada a Jorge, porque le causa mucho dolor este episodio. En Internet pueden ustedes recordar el suceso. Ni siquiera llevaban armas largas para poder defenderse. Aquello fue una masacre. Mi interlocutor es graduado en Investigación Privada por la Universidad a Distancia de Madrid y tiene dos masters, uno en Relaciones Internacionales y otro en Dirección de Seguridad. Ha sido alumno de la Universidad Camilo José Cela. Con frecuencia me dice: “Perdona, pero de esto no puedo hablar”. Ustedes disculpen.


-¿Podemos sentirnos orgullosos los españoles del CNI?
“Por supuesto. No dudes que está entre los mejores servicios de Europa”.


-¿Hay alguno por encima?
“En cuanto a medios, yo diría que el MI6 británico y el Mossad israelí, que no tiene su sede en Europa, pero a nadie se le oculta su trabajo internacional y su competencia demostrada”.


-¿Existe James Bond?
“Ni nada parecido, eso es cosa del cine y del mito”.


-¿Y cómo es la vida de un espía?
“Una vida llena de paciencia. Y tenemos otra desgracia, que no podemos contar la verdad”.


-¿Afecta este trabajo a la vida personal de los oficiales?
“Por lo general, nuestra vida personal es un desastre. No puedes hablar ni siquiera con tu familia, vives ocultando permanentemente tu vida y los fracasos familiares están a la orden del día. Yo me he casado tres veces”.


-¿Tienes familia?
“Dos hijas maravillosas y ahora me he casado con una mujer fantástica, una ucraniana que tiene una hija pequeña que vive con nosotros”.


-¿Qué dicen tus hijas de tu antigua vida?
“Una vez, una de mis hijas me dijo: “Papá, tengo la impresión de que sólo conozco la mitad de tu vida”.


-Doloroso, ¿no?
“Sí, una de mis dos hijas me pidió que la invitara a un cigarro y a una cerveza, que tenía que hacerme dos preguntas. La primera fue si había matado a alguien. Y la segunda que, por favor, dejara escrito un libro contando todo lo que había hecho en mi trabajo para que ellas tuvieran respuestas”.


-Pero no puedes escribir un libro de memorias.
“Pero sí un relato novelado que cuente la vida de un espía. Y espero que tú me ayudes. Y donde haya una mezcla posible de ficción y realidad”.


-Claro que te ayudaré. ¿Es difícil, con la ley en la mano, revelar ciertas cosas en España?
“Es más fácil escribir sobre el Mossad, la CIA, el MI6 u otros servicios que sobre el CNI. Por eso hemos estado tanto tiempo ocultos, nadie sabía nada de nuestra sede ni de nuestro trabajo. Hasta que el general Manglano, un genio, y Jorge Dezcallar, un excelente director, un diplomático sabio, dieron a conocer en lo posible nuestro trabajo. Manglano inventó el Cesid y Jorge Dezcallar modernizó el CNI hasta límites muy avanzados”.


-Los oficiales del servicio procedían mayoritariamente del Ejército y de la Guardia Civil. ¿Ya no?
“Hay militares y guardias civiles, claro, pero también se reclutan muchos entre la sociedad civil. Esto lo han dicho los periódicos, no estoy revelando nada nuevo”.


-¿Y cuántos miembros tiene el CNI?
“Esta sí que es una información reservada”.


(Murió hace poco un amigo mío, el coronel Carlos Ramos Aspiroz, que fue agente del Cesid –nombre del anterior servicio de los espías españoles antes de convertirse en el CNI, Centro Nacional de Inteligencia-. Carlos montó una agencia de noticias para el Servicio y yo le ayudé muchas veces, tantas como me lo pidió. Él fue uno de los oficiales que siguió las andanzas en España del famoso traficante de armas Adnan Khashoggi. Miren, este dato me olvidé de incluirlo en mis Memorias. Es curioso, de vez en cuando, en las entrevistas que hago, aparecen episodios que yo me he olvidado de incluir en estos relatos).


-¿Y cuál es tu desgracia personal?
“No solo la mía, sino también la de mis compañeros, es que no podemos contar nunca la verdad”.


-Jorge, dime sinceramente, ¿el enemigo es Rusia?
“Por supuesto que lo es”.


-¿Y consideras normal que etarras y podemitas compartan los secretos del CNI?
“Habrá que ver si los comparten realmente o no. Normal no es. Pero se trata de partidos legales y en un Estado democrático como el nuestro, eso vale”.


-¿Y a ti te gusta?
“No, ahora como ciudadano de a pie, me inquieta”.


-¿Cuál es el problema de la sociedad española?
“Las sociedades democráticas vuelven a tender hacia el bipartidismo. La polarización hace que surjan extremos preocupantes, con todo lo que ello comporta. Y sigo hablando como lo que soy, como un ciudadano de a pie”.


-¿En qué trabajas ahora?
“Soy consultor de inteligencia, consultor externo. Para empresas y particulares, la información es poder, dentro de la legalidad. Yo trabajo sin apartarme ni un metro de ella”.


-La línea entre lo legal e ilegal es delgada en este caso.
“Es finísima. Me río de eso que llaman las cloacas del Estado; la inteligencia tiene una misión que debe cumplir y punto. Y por este objetivo hay que pelear, con muchos riesgos. No hay cloacas del Estado, hay información sensible y necesaria y punto”.


-La salud mundial, con el covid-19, necesitó de los servicios secretos de muchos países. Me refiero al asunto de las vacunas, a la vigilancia de los chinos, al estrecho seguimiento de los laboratorios, al origen de la pandemia.
“A todos esos asuntos se han destinado miles de millones de dólares y muchos recursos. Ha sido laborioso, pero al final se ha hecho acopio de información por parte de todos los servicios, desde las agencias americanas a las del resto del mundo”.


-¿Sería posible, por ejemplo en los Estados Unidos, que personas de trayectoria dudosa, de pasado turbio, entraran en supervisión de un servicio de inteligencia?
“Imposible. Pero nosotros somos distintos. Vivimos en una democracia vamos a llamarla permisiva, se trata de una nueva cultura, pero esto no vale para siempre”.


-¿Villarejo?
“Un sinvergüenza, un chantajista que vivía de la extorsión y del chismorreo. Ha hecho un daño terrible a la inteligencia nacional y me duele que algunos lo hayan llamado listo, porque no lo es”.


-Pero había grabado a mucha gente, incluso a jueces y fiscales. Según dicen.
“No tengo datos suficientes, pero de él se puede esperar cualquier cosa. Cometía constantemente acciones ilegales”.


-¿Por qué es tan bueno el Mossad?
“Pues porque vive en guerra permanente y no tiene límites, o casi, en sus actuaciones. La sociedad israelí está adaptada a su trabajo y lo apoya y lo valora. Y esto aporta a sus miembros mucha moral”.


-Por tus informaciones, ¿quiénes están ganando la guerra de Ucrania?
“Los que luchan a favor de Ucrania, pero no son solo los ucranianos. Son brigadas internacionales, compuestas sobre todo por norteamericanos y británicos, aunque también hay combatientes de otras nacionalidades. Los británicos es que siguen siendo piratas, son muy buenos en una guerra, yo diría que buenísimos”.


-¿Es España un buen actor internacional?
“No, no lo es actualmente; pintamos muy poco. En tiempos de José María Aznar sí que lo era. La famosa foto de las Azores puso en escena y en valor a nuestro país. Desde esa foto se produjo un cambio de estrategia que colocó a España muy arriba en influencia internacional hasta que todo se fue al traste”.


-¿Echas de menos a Manglano?
“No soy yo quien lo tiene que echar de menos. Yo ya estoy fuera. Pero Manglano era un teniente general, un profesional que no tenía ni amigos ni enemigos, sólo le guiaba el servicio a su país. Y un servicio secreto que cometa errores conduce a que algunos sean fatales para el país en el que actúan estos servicios. Por eso es preciso hilar tan fino y él lo hizo, con mucho acierto”.


-Ya sé que en tu antiguo trabajo sólo se saben las cosas que acaban mal. ¿Y las que salen bien?
“De las cosas que salen bien no se habla nunca. Sólo trasciende lo que se hace mal. Es una pena. Pero para que muchos vivan en la luz es imprescindible que algunos vivamos en las tinieblas”.


-Voy a seguir con la guerra en Ucrania. ¿Quién la va a ganar finalmente? Y disculpa que insista.
“Ya conoces los últimos disparates de Putin, reclutando asesinos para meterlos entre sus tropas y reservistas inexpertos en el combate. Ucrania está ganando la guerra convencional y Rusia está haciendo el ridículo. El Ejército de Putin se desintegra con los desertores y el pueblo le está perdiendo el respeto. El armamento occidental que se entrega a Ucrania es superior al que tienen los rusos. Otra cosa es que se pongan en marcha elementos que trasciendan la guerra convencional, lo que no es probable”.


-¿Y si la guerra deja de ser convencional?
“Estaríamos hablando de armas nucleares y esto sería muy peligroso, primero para la propia Rusia. Entre otras cosas porque China no lo iba a permitir. El poder de China no está en su capacidad militar, sino en el riesgo de que pierda el comercio mundial y no pueda dar de comer a su gente”.


-¿Cuál es el secreto de un buen oficial de inteligencia?
“Mira, te voy a poner un ejemplo; el chófer del coronel, aunque escuche las conversaciones del coronel, no es el coronel. Tú eres sólo un eslabón de la cadena. Nunca te creas lo que no eres y debes actuar con humildad”.


(Jorge Gómez Pena Va a participar en congresos de seguridad en El Paso, La Palma, en octubre, e inmediatamente en Andorra. Lo llaman de todas partes para que opine sobre escenarios críticos internacionales. Prepara su libro. No le he podido sacar nada de sus misiones, que las ha tenido y muy importantes. Tampoco quiere que cite a algunos de sus superiores en activo, a los que admira. Un personaje curioso. No se pierdan ese libro, para el año que viene).

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