sanidad

Facultativas temporales acusan al SCS de discriminar a las embarazadas

Denuncian una “práctica generalizada” a aquellas sin plaza interina o fija, teniendo que ocultar su gestación para prorrogar
Facultativas temporales acusan al SCS de discriminar a las embarazadas
Varios Médicos y Facultativos Temporales de Canarias denuncian las precariedad laboral en la que están inmersas las mujeres que se quedan embarazadas. DA

Facultativas que trabajan para el Servicio Canario de Salud (SCS) denunciaron una “práctica generalizada” de discriminación por embarazo a aquellas mujeres que no cuentan con plaza fija o de interinidad. A través de las redes sociales de la Mesa de Confluencia de Médicos y Facultativos Temporales de Canarias, varias médicas han relatado la situación que han vivido durante sus embarazos, que en muchas ocasiones han tenido que “ocultar” durante algunos meses para poder “prorrogar sus contratos y no quedarse en paro”.

Macarena González, especialista en Oncohematología Pediátrica del HUC, señaló que en su caso sufrió discriminación en dos ocasiones, durante sus dos embarazos, en los que denuncia, al igual que otras compañeras, que “la no renovación del contrato” por estar embarazadas o recién paridas lleva aparejada la “pérdida de derechos” como la antigüedad o poder adquisitivo.

“En comparación con mis compañeros hombres que entraron en la misma fecha que yo, al tener interrupciones de más de tres meses pierdo carrera profesional porque son meses que no computan para la antigüedad, que no cotizan… Eso es perder bastante dinero”, lamentó. También resaltó que durante ese tiempo se pierde también “poder adquisitivo” por la imposibilidad de realizar guardias, que suponen el 30% del sueldo de un médico.

González Cruz, que fue contratada en 2010 y siempre realizó la misma labor, pese a que encadenaba contratos cada tres meses, solo ha sufrido dos interrupciones en su relación laboral con el Servicio Canario de Salud, ambas por embarazo.

Pérdida de derechos

La primera vez no pudo seguir trabajando por motivos de salud y riesgo vinculados a su situación. Sin embargo, para poder trabajar, se incorporó tras solo tres meses y medio de dar a luz, lo que le obligó a perder las horas de lactancia y su mes de vacaciones.

En el segundo embarazo, González intentó ocultarlo para encadenar un último contrato antes del parto, pero su situación de riesgo le obligó a coger la baja a las 24 semanas. A ella le negaron el derecho a la lactancia y en sus turnos de trabajo debía realizar guardias, pese a su situación.

“Me pegaba 24 horas trabajando. Tenía derecho a lactar y no lo sabía, y me tenía que esconder. El pecho se me hinchaba y no podía lactar”, expuso González, a la que en ese momento una abogada a la que consultó le dijo que era una situación “lamentable”, ya que “ni siquiera” le guardaron las vacaciones entre contratos.

El colectivo se plantea tomar medidas judiciales, “lo estamos estudiando” porque se han dado cuenta de que es una situación que se da en “muchos servicios”, que es “generalizada” y que, aunque ya no les vaya a servir a ellas, “servirá para las que vengan detrás”.

Por último, lamentó que el SCS “podría haber solucionado esta situación con un poquito de buena voluntad”, concluyó.
A través de redes, la especialista en Otorrinolaringología, Alicia Pérez, indicó que al principio contrataban cada 15 días o un mes, y que se quedó embarazada en 2012 y paró de trabajar a los ocho meses de gestación. Pese a que le dijeron que seguirían contando con ella tras el embarazo, “no fue así” y tuvo que irse a la sanidad concertada.

Luego, en 2016, tuvo un embarazo de alto riesgo, y tras encadenar bajas y terminar el contrato, acabó perdiendo las semanas de lactancia, las vacaciones y sufriendo discriminación respecto a otros compañeros. A su vuelta le ofrecieron un contrato de siete meses mientras que a un varón con solo tres meses de antigüedad le ofrecieron un año entero.

“Se lo comenté a mi jefe de servicio y dijo que daba igual ser temporal o interina porque siempre renuevan, algo que no es cierto”, dijo. Pérez recalcó que, además de la pérdida de ciertos derechos laborales como la baja por maternidad o las horas de lactancia, la situación repercute en otras cuestiones, como a la hora de pedir una hipoteca.

Gara: “Mi primer embarazo lo oculté durante tres meses hasta firmar”

Otra especialista que denunció su situación es Isabel Gara, cirujana plástica del HUC, que narró que ha estado 13 años trabajando sin plaza en propiedad y critica la “precariedad laboral en la que están inmersas las mujeres que se quedan embarazadas”. “Durante mi primer embarazo, lo oculté durante tres meses hasta firmar el nuevo contrato por miedo a quedarme en la calle, como le había ocurrido a otras compañeras”, expresó. Además, añadió que cuando tenía que hacer cirugías con rayos le decía a otra compañera “en secreto” que la sustituyera. “Queremos estabilidad para hacer nuestro trabajo tranquilamente y que estas situaciones no sucedan”, dijo.

TE PUEDE INTERESAR