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El partido de Biden se mantiene a flote en las elecciones de noviembre

La ola roja no hizo naufragar a los demócratas y ahora los republicanos hacen aguas
Elecciones EEUU noviembre 2022

Con el control de la Cámara y el Senado de Estados Unidos aún sin resultados definitivos, los republicanos furiosos con el rumbo que están tomando los acontecimientos desafiaron públicamente a sus líderes en ambas cámaras antes de entrar en el fin de semana. Después de celebrar de forma prematura lo que esperaban que fuera un tsunami de votos a su favor, la gran ola roja, the big red wave, que esperaban, se quedó en nada. Enfrentados a la posibilidad de no llegar a la mayoría con la que soñaban, se mostraron ansiosos por cortar cabezas, especialmente los representantes Kevin McCarthy (California) y el senador Mitch McConnell (Kentucky), mientras en el lado demócrata no dan crédito a la ventaja casi histórica que han conseguido en las elecciones de medio término, pierdan o no la mayoría en el Congreso.

Un desastre para los republicanos

“El camino cada vez más estrecho para la victoria republicana ha dejado atónitos a los legisladores de ambos partidos, congelando los planes para la legislación y las maniobras de liderazgo mientras esperan ver quién toma el control y conocer los márgenes que dictarán qué facciones ideológicas ejercerán el poder”, según publicaba el diario The Washington Post.

Los republicanos contaban con los votos de electores desilusionados con el presidente Biden, la inflación y la tradicional pérdida de votos en este tipo de elecciones para el partido en el poder, que en la mayoría de los casos es de decenas de escaños, y como un mal presagio para los conservadores, la noche del viernes, los demócratas se apuntaron un nuevo tanto en la cámara alta cuando Mark Kelly ganó la reelección en Arizona. Si los demócratas consiguen prevalecer en Nevada, que todavía estaba contando votos, o en Georgia, donde se fijó una segunda vuelta para el 6 de diciembre, se quedarían con el Senado, pero, aunque perdieran la mayoría, con un margen tan estrecho, necesitarían votos demócratas para poder adelantar una agenda de derecha radical, que difícilmente podrán conseguir. Las divisiones dentro del partido republicano también se han acentuado a raíz de los desastrosos resultados y han pedido aplazamientos en sus foros internos para la elección de líderes.

¿Quién ganará el Senado?

Las elecciones de 2022 no han sido en absoluto lo que los republicanos esperaban, con resultados entre los peores para un partido de oposición en la historia reciente de las elecciones de medio término. Los demócratas parecen tener una ligera ventaja en el Senado, pero aún hay muy en juego. Hasta el viernes todo quedaba en manos de quien gane dos de las tres contiendas estratégicas aún por resolverse: Arizona, Nevada y Georgia. Ya los demócratas sumaron a su lista Arizona, y ahora solo necesitan ganar Nevada o Georgia. Si en los próximos días se apuntan Nevada, ya queda decidida la mayoría en la Cámara, si no, habrá que esperar a los resultados de la elección de desempate en Georgia, el 6 de diciembre.

¿Aún pueden ganar los demócratas la Cámara de Representantes?

Durante mucho tiempo se ha dado por sentado que los conservadores se llevaban de calle la Cámara Baja, pero todavía el partido liberal sigue respirando.

Los demócratas han sido proyectados como los ganadores en 191 distritos de la Cámara (ya llevan 199) mientras que 211 han sido para los republicanos. El número mágico para una mayoría es 218, por lo que los republicanos obviamente están mucho más cerca, pero la mayoría de los distritos aún por decidir están en el oeste donde el recuento de votos es más lento y la mayoría es azul. Lo que parece claro es que el margen en la Cámara va a ser mucho más estrecho de lo que esperaban los republicanos.

Si estas elecciones han resultado desastrosas para los republicanos, para el expresidente han sido una hecatombe. Donald Trump no ha ocultado en los últimos días que, incluso cuando los republicanos aspiraban a hacerse cargo tanto de la Cámara como del Senado, estaba completamente preocupado por su propio destino político. Aunque de dientes para afuera ha estado realizando mítines de campaña aparentemente para respaldar a sus compañeros de partido, se ha dedicado también a tirar piedras contra su propio tejado, en particular contra su rival en el partido de cara a las presidenciales, el gobernador de Florida, Ron DeSantis.

Las viejas y cansinas mañas del magnate posiblemente le hayan costado al Partido Republicano la mayoría en el Senado, dos elecciones seguidas. Además, los candidatos respaldados por Trump han obtenido resultados modestos o han perdido, pasando factura al expresidente en su relevancia en el partido. Uno de ellos perdió lo que parecía ser una carrera fácil, Mehmet Oz de Pensilvania, quien probablemente habría perdido su estrecha primaria sin la ayuda de Trump. Haciendo gala de su conocida habilidad para desviar la responsabilidad hacia los demás, el exmandatario dijo antes de las elecciones en un programa de televisión estadounidense que quería “todo el crédito” si ganaban los republicanos. “Si pierden, no se me debe culpar en absoluto” concluyó Trump sin atisbo de rubor. Pero ahora que los republicanos se enfrentan a la perspectiva de ser minoría en el Senado y todavía esperan ver si conseguirán oficialmente una mayoría incómodamente estrecha en la Cámara, algunas voces inesperadas dentro del partido comienzan a cuestionar la influencia del señor Trump.

Biden, victorioso… por ahora

Las elecciones de medio término suelen ser un referéndum sobre el partido del presidente, particularmente cuando ese partido controla ambas cámaras, como lo hacen los demócratas, y Biden tiene motivos para celebrar el sorprendente resultado de estos comicios por ahora Recordemos que, en el caso de su antecesor, Trump se convirtió en el primer presidente desde la Gran Depresión en perder la Cámara, el Senado y la presidencia en un solo mandato. Anticipando que los próximos dos años serán complicados, Biden señaló que aún no se habían declarado los ganadores de numerosas contiendas, pero se comprometió a trabajar con sus colegas republicanos.

Biden está a punto de partir para un trío de cumbres internacionales, pero dijo que planea invitar a “los líderes de ambos partidos políticos” a la Casa Blanca cuando regrese “para discutir cómo podemos trabajar juntos por el resto de este año y en el próximo Congreso para promover las prioridades económicas y de seguridad nacional de los Estados Unidos”. 

El presidente reafirmó su intención de presentarse a la reelección pero que no tiene prisa por tomar una decisión, y que su cronograma no estará determinado por un posible anuncio de su predecesor Donald Trump. Biden dijo que es, en última instancia, una decisión familiar y que cree que será “a principios del próximo año”, sugiriendo que tenía espacio de maniobra ahora que su partido respira aliviado por los resultados de estas elecciones. Cuando se le preguntó acerca de sus posibles oponentes republicanos para 2024 y a quién preferiría enfrentar, señaló que Trump podría verse cara a cara con el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis y “será divertido verlos enfrentarse”.

La tormenta que se avecina

Durante dos años, los demócratas han estado al mando, lo que significó una amplia investigación sobre el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio de EE.UU. y audiencias sobre temas que incluyen el aborto, la atención médica y el derecho al voto. Si los republicanos toman el control de los comités del Congreso, las prioridades cambiarán rápidamente. Los conservadores ya han prometido una audiencia sobre los vínculos comerciales del hijo de Joe Biden, Hunter, con China.

También quieren investigar las políticas de inmigración de la administración Biden, la retirada de Estados Unidos de Afganistán y los orígenes de la pandemia de coronavirus en China. Además, durante los últimos dos años, los demócratas han establecido un récord moderno para la cantidad de nuevos jueces con nombramientos vitalicios.  Si los republicanos llegaran a hacerse con el control del Senado, es de esperar que el proceso para confirmar a los nominados de Biden se congele, incluso en el caso de vacantes en el Tribunal Supremo.

En sus dos años en el cargo, Joe Biden y los demócratas pudieron promulgar una agenda bastante sustantiva, que incluía un gasto masivo en medio ambiente, atención médica y otros programas sociales, que llegaría a su incluso con la más estrecha de las victorias republicanas.

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