sanidad

La prematuridad, la prueba contrarreloj que pelea por el milagro de la vida

Los profesionales que conforman Neonatología de La Candelaria llevan a cabo una asistencia personalizada para que los bebés prematuros o enfermos salgan adelante; su jefe de Pediatría reconoce hoy en día la supervivencia y calidad de vida de los prematuros ha aumentado considerablemente gracias a los avances en Neonatología
Prematuridad

Nadie sabe lo que sucede de puertas para adentro hasta que el milagro de la vida les obliga a cruzarlas. La Unidad de Neonatología del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) recibe cada año una media de mil bebés, entre prematuros y enfermos, que luchan contra todo pronóstico por salir adelante. Los casi 150 profesionales que conforman este departamento, dedicado a la asistencia del recién nacido, hacen posible un servicio disponible las 24 horas, los 365 días del año.

Como cada 17 de noviembre, este jueves se celebra el Día Mundial de la Prematuridad, una circunstancia con la que pocos progenitores cuentan mientras agregan semanas al embarazo. Y es que un bebé se considera prematuro cuando nace antes de la semana 37 de gestación. Según datos recogidos por la Federación de Asociaciones de Matronas de España, cada año nacen aproximadamente 15 millones de niños con esta condición, de los cuales más de un millón muere antes de cumplir los 5 años. De hecho, los nacimientos prematuros son la principal causa de muerte infantil del mundo.

Por ello, los cuidados en Neonatología son fundamentales no solo para la supervivencia del pequeño, sino para evitar que este “desarrolle diferentes patologías”, como retraso cognitivo, pérdida de visión o audición e incluso parálisis cerebral, tal y como ha explicado a DIARIO DE AVISOS el jefe del Servicio de Pediatría del HUNSC, el Dr. Jorge Gómez, quien puntualiza los límites de la viabilidad han disminuido gracias a las mejores en la asistencia de los niños y niñas que nacen prematuramente.

La prematuridad, la prueba contrarreloj que pelea por el milagro de la vida
Dr. Jorge Gómez, jefe del Servicio de Pediatría del HUNSC. | Fran Pallero

A este respecto, toma vital importancia la alimentación personalizada para cada pequeño con sus dosis precisas de vitaminas, proteínas y minerales que, a su vez, los expertos complementan con los requerimientos específicos dependiendo de la situación. La unidad neonatal se encarga de llevar a cabo un “sistema de trazabilidad de la leche procedente de cada madre, que es exclusiva para su hijo o hija, mejorando así la eficiencia y la seguridad tanto en la manipulación como en la administración al recién nacido”, relatan las responsables en Neonatología, la Dra. Sabina Romero y la Dra. González Carretero.

Sin embargo, si existe un hito en la atención a los bebés prematuros y enfermos en el Archipiélago ese es la creación del primer banco de leche humana de Canarias, ya que es la única comunidad del país que carecía de este dispositivo sanitario, exceptuando las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En concreto, estas últimas se abastecen de los bancos de Andalucía, pero la condición de insularidad de Canarias hace que este tipo de suministro sea inviable. “Desde el año 2015, este departamento de alimentación personalizada en el hospital de La Candelaria busca instaurar un banco de leche materna donde las progenitoras puedan donar el alimento a otros bebés prematuros o que padezcan alguna patología”, declara el Dr. Jorge Gómez.

Y es que la Organización Mundial de la Salud señala que la donación de leche “es una de las mejores estrategias sanitarias en la disminución de la mortalidad infantil y en la protección del amamantamiento”. La evidencia científica demuestra que los niños alimentados con leche materna tienen un menor riesgo de padecer infecciones respiratorias, gastroenteritis, diabetes tipo 2, otitis media agua e incluso cáncer durante su infancia. Las mujeres que amamantan, por su parte, también están menos expuestas a sufrir cáncer de mama u ovario.

La prematuridad, la prueba contrarreloj que pelea por el milagro de la vida
La sala de extracción se inauguró en 2020 para madres lactantes. | Fran Pallero

El perfil de la donante del banco radica en madres que por una excedencia de leche pueden facilitarla para que la unidad la procese en sus instalaciones -incluyendo el tratamiento de pasteurizado- con el propósito de contribuir en el mantenimiento de la salud de los niños prematuros o enfermos. La gerencia del HUNSC, junto con donaciones procedentes de otras entidades, “ha hecho posible la creación de un banco de leche en el centro hospitalario que muy pronto será una realidad”.

El principal objetivo de Neonatología de los últimos años ha sido su humanización, ya que los pequeños pueden pasar hasta un año ingresados en la unidad. “En 2020 instalamos una sala de extracción de leche para mujeres lactantes que también es utilizada por las propias trabajadoras del hospital que dan el pecho”, indica el jefe de Pediatría, quien también destaca la disponibilidad en el centro de una sala de descanso para los padres de los bebés hospitalizados donde poder comer, ver la televisión y, en definitiva, relajarse en un entorno confortable.

La unidad del centro tinerfeño también trabaja en un nuevo servicio de hospitalización a domicilio que ya vio la luz durante los meses más crudos de la pandemia. El desencadenante fue una Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) neonatal abarrotada de adultos contagiados con COVID-19. “Hay situaciones en las que el equipo médico puede acudir a la vivienda para tratar al bebé de forma periódica”, cuenta el médico, quien reconoce que “los casos en los que los prematuros pasan mucho tiempo ingresados acaban por destrozar a las familias porque es un panorama muy difícil de gestionar”.

El espacio más duro a la par que fascinante de la unidad de Neonatología es la citada UVI, donde los recién nacidos más prematuros se debaten entre la vida y la muerte. Viven sus primeros meses más allá de la piel en una especie de simulación del útero materno con un sensor de sonido, que mide los decibelios indicados para el pequeño, y una alimentación exhaustiva vial e intravenosa personalizada que registra milimétricamente los nutrientes que un bebé de apenas un kilo precisa. De hecho, el suministro es tan preciso, que se distribuye a través de un sistema informático.

La sala es silenciosa, sin apenas luz, donde los progenitores esperan que sus hijos continúen su desarrollo hacia una infancia feliz y saludable. Sus caras reflejan tristeza y cansancio, eso es innegable, pero en lo más profundo de sus miradas se atisba un halo de esperanza, donde un equipo de especialistas se deja la piel -y las horas- por aquellos que, lejos de esperar con cautela las semanas, optan por descubrir el mundo antes de tiempo.

TE PUEDE INTERESAR