Hoy se celebra el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), patologías con un origen multifactorial (biológicos, emocionales y socioculturales) que han ganado un gran protagonismo, sobre todo tras la pandemia de la COVID.
Están muy ligadas a un vacío personal y en un gran porcentaje afectan a mujeres y crecen en jóvenes. Durante la pandemia “aumentaron las consultas nuevas en un 140%; en las personas que ya padecían un TCA, el 90% sintieron empeoramiento en los síntomas y pacientes ya recuperadas tuvieron alguna recaída”, denunció la Asociación tinerfeña Alabente.
Según la Consejería de Sanidad, los pacientes hospitalizados de 12 a 17 años con trastornos mentales agudos, y que no son susceptibles de atención ambulatoria, son debidos en primer lugar a los irregularidades en la conducta alimentaria. El Plan de Salud Mental de Canarias se comprometió a abordar esta problemática, así como la puesta en marcha de nuevos recursos asistenciales; sin embargo, el retraso es evidente.
En los últimos años, varias familias tinerfeñas han denunciado en DIARIO DE AVISOS la situación de sus hijos con trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia, trastorno por atracón y trastornos alimentarios no especificados), unas alteraciones graves que ponen en riesgo sus vidas. Tony Arteaga es uno de los padres que denunció cómo su hija Jenny “se muere”, al sufrir anorexia nerviosa purgativa.
“En Canarias no hay ninguna unidad para curar los trastornos de conducta alimentaria en los hospitales públicos y las pacientes más graves deben ser derivados a la Península para ser tratados de forma adecuada en unidades especializadas en este tipo de enfermedades”, señala. Las familias deben afrontar una dramática situación, “pues no aceptan dichos traslados hasta que hayan sido ingresadas cuatro o cinco veces por los mismos motivos”.
El pasado mes de agosto contaba que había visto cómo su hija sufrió una crisis de ansiedad, depresión y un intento de suicidio, “pero para la Sanidad era insuficiente para enviarla a una unidad de atención específica”. En su segunda alta en el HUC, Jenny pesaba 46 kilos. Además, señala la necesidad de centros de día para reforzar sus tratamientos y mejoras. “El apoyo de los equipos de psicólogos y las terapias con sus compañeras son fundamentales y deben estar encima de ellas”. En los hospitales “se les da el alta cuando ganan algo de peso, pero no es posible que la consulta con la psicóloga sea cada mes y medio”. Actualmente, el sistema “no brinda ayuda suficiente” a estos pacientes psiquiátricos y “se ven abocados a recaer”.
Jenny lleva casi dos meses ingresada en el ITA de Barcelona, una unidad especializada para estas patologías, y cada fin de semana sus padres viajan y se van turnando para poder estar con ella. Sin embargo, “no se encuentra sola”, en el mismo centro “hay cinco canarias ingresadas por trastornos de la conducta de la alimentación”, tres de ellas de Tenerife. “Es una vergüenza que no exista un hospital con una unidad especializada y que tengamos que enviar a nuestros hijos a la Península”, dice su padre. Arteaga inició una petición en la plataforma change.org solicitando una unidad especializada para estos enfermos en Canarias, que fue secundada por 56.360 personas, y quiere continuar visibilizando esta situación mediante una Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Arteaga insistió en que “hay que fomentar” la prevención de estas patologías. “Dejar de comer es la punta del iceberg, se trata de un problema mental que debe ser abordado por profesionales”, y es muy difícil enfrentarlo cuando “hay una gran presión por los estereotipos” y su difusión a través de redes sociales, webs o revistas.
La Fundación Juana Reyes insta a la coordinación para su abordaje
La Fundación Juana Reyes, entidad que trabaja la salud mental, insistió en que las TCA son “un estado clínico muy serio que, de no existir un abordaje integral a tiempo, pueden darse consecuencias en el tejido óseo, además de un impacto hormonal, así como en otros componentes orgánicos”. Su presidenta, Isabel Aguilar, resaltó que “es imprescindible el tratamiento integral de la salud física y la salud mental”. “La coordinación de servicios con Atención Primaria y salud mental, la detección precoz y la información como parte de la prevención son claves para la recuperación”.