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Antonio Cubillo: 10 años de la muerte del líder del independentismo canario

Fundador del MPAIAC, desde La Voz de Canarias Libre en su exilio de Argel logró movilizar a miles de canarios; su carisma quedó patente en las huelgas de panaderos y lecheras que lideró durante la dictadura
Antonio Cubillo: 10 años de la muerte del líder del independentismo canario

23 años exiliado de Canarias, un lugar del que no se puede entender el pasado siglo XX sin su figura. Hoy se cumplen 10 años del fallecimiento de Antonio Cubillo Ferreira, el hombre que, desde Argel, con La Voz de Canarias Libre, trajo en jaque a la diplomacia española, agarrando la bandera de las siete estrellas verdes que él mismo creó, pero también, antes, como un abogado comprometido con los más desfavorecidos en tiempos del franquismo.

Una infancia ‘desinquieta’

Nacido en La Laguna, el 3 de julio de 1930, se crio en el barrio de Buen Paso, en Icod de los Vinos, ya que su madre, profesora, trabajaba allí. En una entrevista con Carmelo Rivero en Televisión Canaria, Cubillo reconoce que es allí donde se le despierta su lado más contestatario, al entrar en contacto con los emigrantes retornados de Cuba. “Decían que por qué no podían vivir como los cubanos, que vivían muy bien siendo independientes. Se me despertaron cosas dentro”, reconocía.

Su madre era de Lanzarote, su padre, de La Laguna, aunque, según repetía en muchas apariciones, tenía que desmentir “continuamente” que fuera de Burgos. Eso sí, el primer Cubillo de su familia era un cordobés que llegó a las Islas en el siglo XIX. Antonio Cubillo nunca renegó de la cultura española -era un apasionado del Quijote- y calificaba al castellano como una lengua “maravillosa”, enfatizando siempre que el “enemigo” de Canarias eran “las instituciones españolas, no el pueblo español”.

Marcado por la historia de Viera y Clavijo, a quien su abuela le repetía que leyera aprovechando los libros de la biblioteca de Carlos Nóbrega González, su abuelo, una idea crecía dentro de él: Canarias tenía que ser un estado independiente.

Las huelgas de los panaderos y las lecheras

Estudiante de Derecho, siempre se reivindicó como el primer abogado laboralista de Canarias “y de la Metrópoli”, como decía, fundando a junto a varios compañeros el Movimiento Canarias Libre, en 1960.

Antes, en la década de los años 50, movilizó a un nutrido grupo de estudiantes por la subida del precio de la guagua (pasó de una peseta a peseta y media), llegando a quemar, hasta en dos ocasiones, varios vehículos. Fue, seguramente, la primer huelga organizada por él que tuvo repercusión.

En 1961, Cubillo se pone al frente de un grupo de panaderos que han sido echados de sus puestos de trabajo por los empresarios. “Echaron a 500 y se quedaron con 19, con una empresa llamada Ipan, con el monopolio total en la fabricación y comercialización de pan”, rememoraba.

Solo existía el franquista Sindicato Vertical, pero el 31 de mayo de 1961 fue convocada una huelga en la que se concentran casi 1000 personas. Antonio Cubillo fue detenido, pero tras ser liberado volvió a desafiar al Franquismo: iba a defender a las lecheras a capa y espada.

Las lecheras de La Esperanza, Tegueste o Tejina fueron atacadas desde varios medios de comunicación por el mismo motivo, querían “quedarse con el monopolio” sintiéndose indefensas. “Decían que si le echaban agua a la leche y demás, algo que era mentira”, recordaba.

Cubillo ideó soltar 1.000 vacas delante del Gobierno Civil, pero José Matute Fernández, jefe de la Brigada de Investigación Social y uno de los grandes represores fascistas en las Islas, lo amenazó “a punta de pistola”. Tuvo que refugiarse en una granja de cochinos, en Tegueste, tras escaparse de la cárcel, en la que estuvo casi 50 días.

Por eso, además, de por defender a trabajadores del Puerto de Santa Cruz de Tenerife, Antonio Cubillo seguía acumulando Consejos de Guerra, la “forma fácil” de “meter miedo en esos tiempos”. Cubillo decide poner tierra de por medio, exiliándose en París.

Cubillo, en Argel, durante la emisión de La Voz de Canarias Libre

Exilio y MPAIAC

Antonio Cubillo y sus compañeros son cada vez más y Cubillo tiene claro que la propaganda es clave. Para el recuerdo quedará el encuentro disputado en 1962 en el estadio Insular entre la UD Las Palmas y el Córdoba CF, cuando, tras el empate de los visitantes (1-1) se producen diversos incidentes dentro y fuera del recinto deportivo, se escuchan gritos de ¡Viva Canarias Libre!, algo que sería aún más notable cuando, solo dos semanas después, el mismo lema aparece dentro del estadio, en numerosas pintadas, en las que también se lee Fuera godos. El Movimiento Canarias Libre había mostrado su carta de presentación, pese a las numerosas detenciones tras los incidentes.

En 1964 funda el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC), idea surgida de Amílcar Cabral, dirigente de Guinea-Bisáu, creando, además, la bandera de las siete estrellas verdes. “El blanco significa la nieve y el agua, el azul celeste, el cielo, el amarillo es la riqueza que tendrá Canarias cuando sean independiente. Mi abuela me decía que en 1909 se había puesto una bandera con fondo azul con siete estrellas blancas en La Laguna, pero yo quise ponerlas verdes, por la esperanza”.

Con Cubillo ya en el exilio, primero en París, donde fue profesor, y luego en Argelia, el líder independentista evidencia su clara vocación africanista.En 1963 ya vive en Argelia, país en el que trabajó como profesor de Derecho Marítimo Internacional en la Universidad. El nuevo gobierno argelino ofrecía protección a líderes revolucionarios y el tinerfeño era uno de ellos.

La Voz de Canarias Libre

Pero, sin duda, uno de los grandes logros del líder independentista fue la fundación, el 2 de diciembre de 1975, de La Voz de Canarias libre, emisora de radio que emitía desde Argel y que se convirtió en el mayor órgano de difusión del MPAIAC.

Antonio Cubillo era carismático, lograba calar en buena parte de la sociedad, lograba reunir a un gran número de personas alrededor de un transistor, con el que buscaban sintonizar cada noche “en las bandas de 890 kilohercios en onda media y 9610 kilohercios en onda corta”. De 21 a 22 horas, Cubillo y algunos de sus colaboradores mantenían informados a los independentistas, buscaban “despertar conciencias” e informaban de las acciones del MPAIAC del mismo modo que mandaban mensajes en clave a sus militantes.

Aquello inquietó a la diplomacia española, porque su mensaje, en un momento económico y social muy dedicado, encontraba respuesta en la gente. Aquellas ideas eran vistas como una posible solución a sus problemas. Además, había logrado que buena parte de los movimientos africanos revolucionarios le ofrecieran su apoyo, al entender a Canarias como parte de su continente.

El atentado

El 5 de abril de 1978, Antonio Cubillo sufre una atentado a manos de agentes de los servicios secretos españoles. El abogado había logrado reunirse en Libia con representantes de la Organización para la Unidad Africana (OUA), cuyo secretaría pretendía acudir a Nueva York para plantear el caso de la descolonización de Canarias ante la ONU.

El mercenario Juan Antonio Alfonso González lo esperaba en el zaguán de su casa. Luego se sabría que, en caso de haber fallado, otro agente secreto alemán, Werner Mauss, tenía orden de esperarlo solo tres días después en el aeropuerto de Roma, donde intentaría asesinarlo. El tinerfeño fue acuchillado por Alfonso González y un cómplice.

Pero Cubillo sobrevivió. En parte, curiosamente, porque se jugaba un importante partido de fútbol, lo que provocó que las calles estuvieran vacías. Un cura “suizo protestante” se prestaría a donarle un litro de sangre. Aquello le salvaría la vida. Desde la cama del hospital entró en directo en La Voz de Canarias libre, lo que supuso otro mazazo para las autoridades españolas. Antonio Cubillo ya era una leyenda para el independentismo, aunque le quedarían secuelas físicas toda su vida.

23 años después de su marcha, en 1985, Cubillo regresaría a Canarias. A las 19.30 horas del 18 de agosto, vía Madeira, pisaba suelo grancanario, donde era recibido por simpatizantes que lo aclamaban. Fue detenido para, un día después, ser llevado a Madrid, a la Audiencia Nacional, donde fue puesto en libertad provisional tras el pago de 300.000 pesetas. Eligio Hernández, entonces delegado del Gobierno, facilitó los trámites para su regreso. A su regreso, por fin, a Canarias, descartaría el uso de las armas por parte del MPAIAC al “darse las condiciones democráticas necesarias”.

La controversia de los atentados del MPAIAC

Cubillo siempre defendió que el MPAIAC buscaba hacer “propaganda armada” y que el grupo ponía “petardos” tratando “siempre” de evitar víctimas. Pese a ello, siempre tuvo que hacer frente a dos momentos que se saldaron con víctimas, el triste accidente de los Rodeos de 27 de marzo de 1977, así como la muerte de un policía que intentó desactivar uno de los aparatos explosivos dejados por el grupo en Gran Canaria.

“Se dio un aviso de que se había puesto un petardo en la puerta del aeropuerto de Gran Canaria. Los vuelos fueron desviados a Los Rodeos por el aviso que habían dado, sabiendo que había mucha niebla. Un informe de la IATA dijo que la torre de control tenía un solo micrófono en conexión con los dos aviones, dando el OK para partir a ambos, escuchándolo los dos pilotos al mismo tiempo”, señaló.

Cubillo, durante la rueda de prensa en la que anunciaba el fin de las acciones armadas del MPAIAC

En relación a la muerte del agente de policía, siempre mantuvo que nunca se supo qué grupo dentro del MPAIAC fue el encargado de poner el artefacto explosivo, que fue situado debajo del despacho de un abogado miembro del PSOE. Cuestionado por Carmelo Rivero, en Televisión Canaria, si tenía cargo de conciencia, Cubillo dijo que habían logrado “despertar al pueblo canario” tras “años adormecido”.

En la madrugada del 10 de diciembre de 2012, Antonio Cubillo fallecía en su domicilio, de forma repentina, a los 82 años. Desde 1978, a raíz del atentado, arrastraba problemas de salud. Se apagaba así La voz de Canarias libre y de buena parte del independentismo canario, que lo sigue anhelando y extrañando.

Entierro de Antonio Cubillo, en diciembre de 2012

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