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Ruta de belenes en La Orotava: 32 pesebres para la Villa

La ruta de belenes, que este año cumple su XV edición, se ha convertido en una de las actividades más demandadas en estas fechas navideñas por visitantes y vecinos
Ruta de belenes en La Orotava

Hebreos, canarios y uno napolitano que se pueden visitar tanto de forma presencial como virtual. Son los nacimientos que se pueden ver en la ruta de belenes en La Orotava, que este año cumple su XV edición, y que se ha convertido en una de las actividades más demandadas en estas fechas navideñas por visitantes y vecinos, y un referente en Canarias.

En las últimas semanas miles de personas llegan a la Villa para disfrutar de su patrimonio y gran oferta de ocio y cultural, pero también para admirar estas obras, manifestaciones de una tradición que une arte, cultura y religión.

La ruta se compone de 32 conjuntos belenísticos cuidadosamente diseñados. A tres de ellos solo se puede acceder de manera virtual y siete de ellos en el casco histórico. Estos últimos son los más visitados por cercanía y la facilidad de dejar el coche y hacer el trayecto a pie.

También los hay en Cañeño, La Luz, Camino El Monturrio, La Luz y Carmenati y lo cierto es que todos merecen la pena porque cada uno tiene su estilo, refleja vivencias personales e incluye elementos que identifican a sus creadores.

Los hay barrocos, como los que se encuentran en la parroquia de La Concepción o en la Cofradía de la Vera Cruz y Misericordia, pero los de estilo hebreo, es decir, los que evocan el nacimiento de Jesús con la representación de usos y costumbres de la Palestina de la época, son los que predominan.

El de Aniceto y Familia, en la Casa de la Cultura de San Agustín, por ejemplo, tiene figuras en movimiento, como el señor que amasa el pan y el que lo saca del horno de barro, igual que el de Miguel Morales Hernández, con gallinas comiendo o la presencia viva del fuego; mientras que en el de Canaragua, ubicado en la sala San Roque, se pueden ver lapas en el puesto de venta de pescado.

El de la Casa de la Juventud, que se incorpora este año, es el único dioramas grande que hay montado en grande en el casco.

Casa Lercaro, Casa de los Balcones, bazar La Sidrona y Ferretería Orotava, han optado por nacimientos canarios. El de este último negocio es ya un clásico, con cerca de 90 figuras entre personas y animales, sin contar los elementos más pequeños.

Esteban García Morales es la persona responsable de hacerlo desde hace 18 años, tiempo en el que se hizo cargo de la ferretería y también es el presidente de la Asociación de Belenistas Taoro, que busca preservar esta tradición, dar a conocer los belenes que se hacen en la Villa a través de esta ruta, talleres y exposiciones, y trabaja para que el Gobierno de Canarias declare el belenismo como Bien de Interés Cultural Inmaterial (BIC).

Su minucioso trabajo empieza el 12 de octubre, cuando monta la base. A partir de ese momento, todas las noches le dedica un par de horas. Este año calcula que han sido más de 150. En él se identifican las tradiciones canarias, desde oficios como la vendimia y la agricultura, hasta los animales (cabras, vacas) y especies vegetales como las plataneras, piteras, dragos y piñas de millo. Capítulo aparte merece la arquitectura canaria, con casas de tejas y balcones de madera.

Como todo pueblo canario, tiene una iglesia. El año pasado representó La Concepción y los anteriores San Francisco y San Juan, pero en 2022 quiso hacer un “reciclado” de todas ellas. Igual que el resto de belenistas, todos los años agrega un detalle o elemento. En esta ocasión es una niña saltando a la comba la que se suma a las figuras, confeccionadas en barro y pintadas a mano por un artesano.

Las personas que no pueden acudir a ver los belenes pueden disfrutarlos de manera virtual a través de las redes sociales municipales y de la citada asociación. Muchos son particulares y no todos los propietarios de las viviendas pueden estar pendientes de las visitas. Este año, además, hay guías que se encargan de organizarlas para los escolares.

En el belenismo hay un “antes, un durante y un después” del portal. El antes es cuando los responsables de confeccionarlo se reúnen, desempacan los materiales, eligen las piezas con las que van a contar y lo van armando, poco a poco.

El “durante”, precisa Esteban, es el momento actual, “cuando disfrutas de las visitas y escuchas los comentarios que corroboran que a la gente le gusta”, mientras que el “después” es el momento menos deseado por los belenistas, porque supone recoger la obra de arte que han hecho y que tanto les ha costado.”Es como con la confección de las alfombras, que tras el paso del Santísimo se destruyen, aunque ésto no es tan efímero”, matiza. En este momento final hay que quitarle el polvillo a cada una de las figuras, envolverlas con cuidado y guardarlas. Además, hay que desarmar todas las piezas para poder reciclarlas el próximo año. Eso sí, igual que los alfombristas, mientras desarman su trabajo los belenistas ya van proyectando en su cabeza el del próximo año.

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