El alcalde de Arafo, Juan Ramón Martín, confirmó a DIARIO DE AVISOS que el Ayuntamiento lleva dos meses trabajando en un expediente para proceder al tapeado de un edificio que lleva tiempo vandalizado, con presencia continúa de jóvenes que utilizan el abandonado inmueble para organizar fiestas, con drogas y alcohol, siendo casi permanente los ruidos, según denuncian los vecinos colindantes.
Martín le da la razón a los vecinos y afirma que “entiendo su enfado e indignación, y que estén asustados y con miedo”, pero aclara que el expediente para actuar en una propiedad privada “está siendo complejo”, aunque espera que “en un tiempo medio o corto, unos dos meses, podamos proceder a tapear el edificio y luego le repercutiremos los gastos a la empresa, que por ahora, según el Registro de la Propiedad, sigue siendo la constructora Joco Ilca SL, aunque no hemos podido localizarla, y está en camino de pasar al banco acreedor”.
Ese grupo de vecinos del municipio de Arafo, tanto a título individual, como en nombre de la comunidad de propietarios del edificio El Drago, llevan denunciando, sin éxito, ante el Ayuntamiento de Arafo, Policía Local y Guardia Civil, el grave estado de inseguridad que se vive en la zona, en la confluencia de la calle Obispo Pérez Cáceres con la carretera general Güímar-Arafo, con las “reuniones” de jóvenes en ese edificio abandonado que colinda con otros.
Según uno de los vecinos afectados, que guarda su nombre por miedo a represalias, por la tarde-noche estos jóvenes realizan ventas de droga, fiestas y peleas e incluso “invaden nuestra propiedad saltando los tejados y llegando a las azoteas, incluso se han producido robos, como el de un equipo de buceo”, comenta.

La comunidad señala que ya han realizado varias denuncias de manera individual y colectiva al Ayuntamiento de Arafo y que “tanto desde la Policía Local como desde la Guardia Civil se nos dice que ese edificio es una propiedad privada y que por lo tanto no tiene posibilidad de intervenir”, más allá de que se produzca fuera un “desorden público”.
Ante una situación que consideran de “indefensión”, el citado vecino relata que “no nos queda más remedio que denunciar públicamente una situación que llevamos padeciendo todos los vecinos del edificio y alrededores desde hace ya bastante tiempo. Nos sentimos indefensos”.

Según este vecino, los jóvenes que a menudo acuden al edificio abandonado, del que apenas quedan en pie puertas o ventanas, lleno de porquería y cristales rotos, “son del pueblo”, pero últimamente también acuden a él “los jóvenes inmigrantes que están acogidos en dos casas de Arafo y las peleas y ruidos son continuos”.
En ningún caso el edificio en cuestión está “okupado”, solo se utilizan a modo de “plaza pública” para realizar fiestas, dejando rastros como “condones y jeringas”, señalan los vecinos de la urbanización El Drago, la más afectada por lo que sucede casi a diario en ese inmueble “fantasma”.