La segunda Isla de mayor tamaño de toda Canarias, Fuerteventura (solo inferior a Tenerife), vive inmersa en un escándalo político sin precedentes en la historia política del Archipiélago, por cuanto nunca un presidente insular se había quedado con apenas el apoyo de dos consejeros (incluyéndolo a él mismo, ojo) de los 23 previstos por la legislación vigente.
Aunque parezca mentira, al mandatario en cuestión, Sergio Lloret (Asambleas Municipales de Fuerteventura, AMF), no le parece motivo suficiente para dimitir, pese a que desde Coalición Canaria se le ha recordado que ni siquiera cuenta con los respaldos necesarios para convocar un consejo de gobierno insular, porque hacen falta un mínimo de tres.
Eso sí, si Lloret ha logrado ser presidente de Fuerteventura es precisamente por el apoyo de los coalicioneros, que decidieron abandonarlo a su suerte a mediados del mes pasado por su rechazo a un proyecto llamado Dreamland junto al Parque Natural de las Dunas de Corralejo que cuenta con el pleno apoyo de Lloret y un amplísimo rechazo que reúne al resto de formaciones políticas y movimientos ecologistas.
El PP también respaldó en su día el pacto de AMF y CC, pero igualmente saltó de este barco tras el adiós de Coalición.
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