Ha llovido mucho desde que en el verano de 1996 un grupo de amigos del barrio santacrucero de Ofra decidiera montar en Las Retamas la murga infantil Frikywiky´s, un colectivo que ha destacado en las carnestolendas por su constancia, su esfuerzo, su sentido familiar y su saber estar. Anoche volvieron al escenario del Recinto Ferial tras el parón que impuso la pandemia.
En estos 25 años, todo ha cambiado, desde la sociedad y la política hasta la educación o el propio concurso de murgas infantiles, pero la esencia de Frikywiky´s continúa intacta gracias al trabajo del matrimonio formado por Víctor Ramón Pérez y Katy Rancel, quienes hacen un repaso por su historia y reflexionan sobre la actualidad del colectivo crítico protagonizado por los niños, muchos de ellos con problemas, familias complicadas, que intentan evadirse con la murga.
Para ambos, haber llegado a este aniversario es “muy importante por la carencia de niños que hay ahora mismo”. Y, al mismo tiempo, “un esfuerzo y un logro”. Ello ha sido posible gracias a la resistencia. Víctor y Katy no saben explicar exactamente el por qué: “Quizás sea el entusiasmo y el querer que los niños tengan algo con lo que distraerse y pasárselo bien”.
Sostienen que en todo este tiempo el concurso ha evolucionado: “Hay más murgas nuevas, más esfuerzo por parte de los niños a la hora de cumplir, aunque la cantera se está perdiendo, unas se van y otras vienen, unas con más componentes y otras con menos”.
En su opinión, la única manera de paliar esta carencia es “fomentar más las murgas infantiles. El proyecto que sacó Diablos Locos de ir por los colegios con el Aula del Carnaval es una buena iniciativa”.