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Manolo Vieira: “En el mundo del humor yo quitaría la crueldad; la risa tiene que salir del corazón, sin herir a nadie”

Una de las últimas entrevistas que el cómico de la Isleta concedió a la prensa regional fue esta que hoy recordamos en homenaje suyo, publicada en DIARIO DE AVISOS el 20 de noviembre pasado, pocos días después de recibir el Premio Taburiente de la Fundación DIARIO DE AVISOS
Manolo Vieira
Manolo Vieira, humorista. Sergio Méndez

El miércoles pasado fallecía a los 73 años Manolo Vieira, el gran maestro de los humoristas canarios. Una de las últimas entrevistas que el cómico de la Isleta concedió a la prensa regional fue esta que hoy recordamos en homenaje suyo, publicada en DIARIO DE AVISOS el 20 de noviembre pasado, pocos días después de recibir el Premio Taburiente de la Fundación DIARIO DE AVISOS. Por esas fechas, Manolo Vieira había anunciado su retirada. Lo hizo en una rueda de prensa en la que presentó la que era su última gira por todas las Islas. Bajo el título de La última y nos vamos… a saber dónde, inició una gira que lo iba a llevar por distintos puntos de la geografía española, con la que se irá despidiendo de los escenarios, un adiós que también suponía el cierre del mítico Chistera, su sala de Las Palmas. En el Teatro Guimerá, el pasado 27 de octubre, Aarón Gómez y Darío López, parte de esa nueva hornada de cómicos canarios a la que Vieira augura muchos éxitos, fueron los encargados de entregarle el Premio Taburiente de DIARIO DE AVISOS en reconocimiento a sus 42 años dedicados a hacer reír a los demás.

-Los premios Taburiente reconocen toda una trayectoria dedicada a hacer reír a los demás. ¿Cómo valora este reconocimiento?
“Para mí es como un abrazo. Nadie trabaja para recibir premios, el premio mejor es que la gente te quiera, pero si además te reconocen, es como recibir un abrazo más, que aglutina a muchos otros, muchas risas, muchas noches, y muchos momentos”…

-Manolo Vieira es una constante en la vida de muchos canarios, solo en este rato son varias las personas que se han acercado para saludarlo como uno más de la familia. Imagino que esto le pasa muy a menudo.
“Sí, sí, me tratan con mucha naturalidad. Cuando comencé era diferente, entonces fue como una especie de boom, aunque yo siempre decía que como boomno porque eso es lo que hacen los voladores, y cuando cae el palo eso te saca un ojo (risas). En aquella época era llamativo que un chico de Canarias saliera adelante en esto del humor. Pero ahora, la gente se acerca con total normalidad, y es así desde hace muchos años. Voy por la calle y me piden un abrazo, en vez de pedirme un chiste, me piden un abrazo. Eso me parece ternura pura”.

-El pasado mes de abril usted reabrió el Chistera, tras la pandemia, ¿cómo ha sido la vuelta?
“Ha ido muy bien, ha sido ilusionante. Lo que pasa es que vi que la gente había perdido hábitos, no solo lo de salir a ver a Manolo, sino en general, en salir a ver un espectáculo, al teatro, al cine, que se vaciaron, y todavía siguen sin recuperarse. Fue un eslabón duro de vivir. Nosotros, en esta vuelta a la normalidad, hacemos lo que sabemos, que es dedicarnos a levantar el ánimo en la medida en que podamos. Porque si en todas partes te van diciendo que se acaba el mundo, o que se va a acabar el mundo, el desanimo es acojonante, y nosotros estamos para eso”.

-¿Entonces, encontró a un público distinto?
“Era el mismo público, pero con un estado de ánimo agradecido. Luego, cuando hablas con ellos, te cuentan lo mal que lo pasaron o lo mal que lo están pasando. El discurso es lo que ha cambiado mucho. Y es que si pones los informativos, parece que se ponen todos de acuerdo, no digo que no sea verdad, pero no parece que haya noticias esperanzadoras en las que ver un resquicio de luz. Y si a eso le aña-des las fake news, que estamos invadidos, todo eso pesa mucho en el ánimo de la gente”.

-¿A usted el tiempo de pandemia le afectó a la hora de crear?
“Hombre, claro, yo también soy un ser humano, me afecta todo lo que veo alrededor, y el hecho de estar encerrados, también me pasó factura. Por ejemplo, la falta de actividad, a un tipo como yo que no paro la pata, me hizo perder masa muscular. Ahora te piden que hagas ejercicio, pero es que pierdes la ilusión. Parece mentira, pero llevamos desde finales del 2019 con esto, han pasado casi tres años, y todos, incluido yo, hemos pasado por todo eso”.

-¿Se anima a hacer chistes sobre este tiempo?
“No. Al contrario. Lo que intento es que olviden eso. Cuando llegan a casa, al Chistera, ese es un tema tabú, porque solo faltaba que yo les tocara lo mismo que les molesta durante el día. Sí hago bromas con cosas como si ven Telecinco, porque tú sabes que nadie lo ve, pero todo el mundo sabe quién es Belén Esteban (risas)”.

-¿Y qué les cuenta a la gente?
“Lo que cuento siempre es sobre mí. Yo cuando hablan de los límites del humor, es algo que me puse hace mucho tiempo, y con eso me refiero a no reírme de nadie. En el espectáculo último me río de mí, y de entrada hablo de cuando era chico, o de que, como estoy tan flaco, me doy la vuelta en la cama como las estampitas, dándome un golpe en el pecho (risas)… Abro una puerta a la imaginación y que se olviden. Ya saldrán y se encontrarán con la realidad”.

-Usted hacía monólogos cuando nadie los llamaba así. ¿Cómo ve la evolución del humor?
“En mi caso, yo siempre viví el humor en familia. En mi barrio todo el mundo tenía un déjate caer, un chascarrillo. Y cuando me dediqué a esto fue de manera casual. Usé la banqueta del cantante antes que este saliera. Yo lo presentaba, y contaba un par de chistes o cantaba media canción, y sorpresivamente la gente me pedía más. Y así apareció la banqueta y el micrófono, ese es mi equipaje. En la evolución que el humor ha tenido solo puedo decir que es maravillosa. Casi, casi, yo estaba solo cuando empecé, y ahora hay mucha gente que nos acompaña”.

-Una nueva generación de cómicos que está surgiendo…
“Y gracias a Dios. Pero no solo cómicos hombres, sino también muchas mujeres. Eso es algo que quiero poner en valor, porque durante mucho tiempo no se ha hecho”.

-Esta es una pregunta que imagino que le habrán hecho muchas veces…¿Qué es más difícil, hacer llorar o reír?
“Hacer reír es más difícil. Para hacer llorar con un martillazo tienes. Lo que sí que no comparto es ese humor que hace años se hacía mucho, el del cómico que practicaba el humor burlándose de los demás, riéndose del calvo de la primera fila, o la señora embarazada. Ese humor es deprimente, en el que se reía el que consumía ese humor basado en el daño del tercero. Por ejemplo, tú resbalas, y se ríen los demás, pero el mamazote lo llevas tú, que eres quien se ha hecho daño, y desde luego no te ríes. Esa es la lectura que hago sobre ese tipo de humor”.

-¿Ese debería ser uno de los límites del humor?
“El humor tiene que salir del corazón, sin herir a nadie. Como dije antes, los límites yo ya me los ponía solito. Yo quitaría la crueldad, que se acabe la crueldad en el humor, y todo seremos igualitos … ”.

-¿Cuánto tiempo seguirá en la brecha?

“Solo puedo decir que podrán verme en todas las Islas, y que, por supuesto, en la noche de Fin de Año, ahí estaré, en la casa de todos los canarios que así lo quieran. Mientras tanto, aquí estoy. Yo siempre seré quien soy, me suba o me baje de un escenario, seré el mismo”.

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