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Sergio González, tinerfeño con síndrome de Sudeck: “Ya ni la morfina me calma los dolores”

En el Día Mundial de las Enfermedades Raras reconoce la suerte de ser militar: “Estaría viviendo bajo un puente con mi familia”
síndrome de Sudeck

La vida del tinerfeño Sergio González Martín cambió radicalmente en septiembre de 2006 cuando tuvo un esguince en la rodilla y una rotura de menisco. A partir de ahí comenzó un largo calvario. Tenía muchísimo dolor; tomaba analgésicos y antiinflamatorios, y tuvo que peregrinar por diversos especialistas en busca de una solución. “El dolor se agudizó cada vez más y me impedía dormir y seguir con mi vida diaria. No fue hasta 2012 cuando me diagnosticaron Sudeck”, también conocido como Síndrome de Dolor Regional Complejo o distrofia simpática refleja.

En el Día Mundial de las Enfermedades Raras, que se conmemora hoy, cuenta cómo empezó su calvario. Con 26 años, en Ceuta, cuando era soldado, tuve el accidente, y ahora llevo 16 con esta patología limitante. Era una persona activa, deportista, había trabajado en la hostelería y en la construcción antes de ver la oportunidad de alistarse en el Ejército. “Tuve la suerte de que este accidente me pasara como militar, porque quizás como camarero o peón estaría viviendo con mi familia bajo un puente, tal y como están las instituciones por la tardanza de ayudas o la resolución de la discapacidad”, lamentó.

A partir de entonces, González ha pasado por cuatro operaciones quirúrgicas, decenas de tratamientos y medicación para combatir un dolor insoportable. “El Sudeck me ha cambiado la vida, con un dolor intenso que no me deja dormir, también me ha afectado a la movilidad, necesito ayuda para levantarme y acostarme, para bañarme, para vestirme, etc”, destacó. Además, la patología le ha provocado una fibromialgia y una osteoporosis severa. El intenso dolor crónico y limitante que comenzó en la rodilla ya ha pasado a la cadera y a la mano derecha. Para poder sobrellevarlo le han implantado un neuroestimulador en la espalda, un aparato que le da pequeñas descargas.

Igualmente, toma fármacos, “pero ya ni la morfina me hace efecto”, explica, para aliviar el dolor. La primera lucha de Sergio González fue lograr que el Ejército le reconociera su discapacidad. “Tuve que pelear bastante para lograrlo cuando en aquel tiempo la Seguridad Social me reconocía el 58% y actualmente la invalidez ha llegado al 78%”, indica. También recuerda que durante el proceso terminaron las prestaciones por desempleo y las ayudas, por lo que tuvo que trasladarse con su mujer y sus dos hijos a casa de su padre hasta la resolución de la pensión.

“La enfermedad me ha generado una discapacidad y ya no puedo hacer muchas cosas. Tuve el accidente con 26 años y mi vida se ha visto radicalmente afectada. Era una persona activa, desde los 14 años he practicado deportes como el ciclismo, y ahora solo puedo caminar en muletas por casa. Tengo miedo de volver a caerme, porque ya me rompí el coxis”, manifiesta. Cuando sale a la calle lo hace en silla de ruedas.

Que tengan que ayudarle en la mayoría de las actividades de su vida cotidiana, explica, “es lo que peor llevo”. Ahora vive en Granadilla, “porque la fibromialgia me ha provocado una hipersensibilidad al frío y, además, el frío multiplica el dolor. Una vez me rescataron de la piscina porque se me agarrotó todo el cuerpo”, cuenta.

Ejemplo de lucha

González destaca el apoyo de su esposa Noelia y de sus dos hijos para afrontar esta compleja enfermedad. “Lo único que les puedo dejar es mi ejemplo, la lucha y la entereza. Que vean que aunque mi enfermedad me tiene muy fastidiado, sigo luchando y viviendo, aunque algunos días la procesión vaya por dentro. Les insisto en que valoren la vida, se cuiden y que se pongan en la piel de otras personas”, reconoció.

También acude a centros educativos donde comparte con alumnos y profesores su experiencia. Asimismo, participa en jornadas de visibilización de enfermedades raras, poniendo énfasis en las dificultades que tienen.

Desproporcionado dolor intenso: “Se ha dañado nuestro disco duro”

El síndrome de Sudeck, de Dolor Regional Complejo o distrofia simpática refleja es una enfermedad de origen desconocido que provoca dolor intenso y crónico, sobre todo en los brazos o las piernas tras un traumatismo o fractura.

El dolor suele ir acompañado de hinchazón, entumecimiento, cambios de color y temperatura del miembro, aumento de la sensibilidad y limitación de movimientos no explicables por el traumatismo.

Su incidencia se sitúa en 10 o 20 casos por 100.000 habitantes. “Es un síndrome que afecta al sistema nervioso. Un daño se queda grabado en nuestro disco duro” lamenta González.

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