La enfermedad de Alzheimer es una de las principales causas de demencia en todo el mundo y su origen sigue siendo un enigma para la medicina moderna. Sin embargo, cada vez se van descubriendo más factores de estilo de vida que pueden ayudar a prevenirla o retrasar su aparición. Entre ellos, destaca la alimentación, que ha demostrado ser un factor clave para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad y mejorar algunos de sus síntomas.
Según un estudio publicado en la revista Neurology, se han identificado dos patrones dietéticos beneficiosos para proteger contra la demencia: la dieta mediterránea y la dieta MIND. Ambas dietas se centran en el consumo de alimentos saludables, como frutas, verduras, cereales integrales, pescado y aceite de oliva, y evitan el consumo excesivo de carnes rojas y grasas saturadas. Estos hallazgos refuerzan la importancia de seguir una alimentación saludable para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
Un nuevo estudio sugiere que llevar una dieta rica en vegetales de hoja verde, verduras, frutas, granos integrales, aceite de oliva, frutos secos y semillas puede reducir el riesgo de acumulación de placas amiloides y ovillos de tau en el cerebro, que son dos signos característicos de la enfermedad de Alzheimer.
Un equipo de investigadores de la Universidad RUSH en Chicago analizó los potenciales beneficios de dos dietas en la prevención de la enfermedad de Alzheimer: la dieta mediterránea y la dieta MIND.
Si bien ambas dietas se centran en el consumo de alimentos saludables, como frutas, verduras, granos integrales, pescado, aceite de oliva, frutos secos y semillas, mientras se limita la ingesta de carnes rojas y grasas saturadas, hay algunas diferencias entre ellas. Por ejemplo, la dieta mediterránea prescribe el consumo de tres o más porciones de pescado a la semana, mientras que la dieta MIND prioriza el consumo de verduras de hoja verde como las espinacas, col rizada y otras verduras, así como bayas por su poder antioxidante.
Para el estudio, se reclutó a 581 personas con una edad promedio de 84 años, quienes aceptaron donar sus cerebros a la ciencia al morir para avanzar en la investigación sobre demencia. Completaron cuestionarios anuales sobre los alimentos consumidos según varias categorías. Los participantes fallecieron un promedio de siete años después del inicio del estudio, y justo antes de morir, el 39% de ellos se les había diagnosticado demencia. Sin embargo, tras el análisis cerebral post-mortem, se descubrió que el 66% de ellos cumplían criterios para la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores examinaron los cerebros de los participantes mediante autopsias para determinar la acumulación de amiloide y tau, dos proteínas patológicas asociadas con la enfermedad de Alzheimer. Después, los investigadores revisaron los cuestionarios alimentarios, clasificando la calidad de la dieta de cada persona. Para la dieta mediterránea, los participantes recibieron una puntuación de 0 a 55, más alta cuanto mejor adherencia a la dieta en las siguientes categorías: consumo de cereales integrales, fruta, verdura, legumbres, aceite de oliva, pescado y patatas.
Por otro lado, para la dieta MIND, los participantes recibieron una puntuación de 0 a 15, con un punto por cada uno de los diez grupos de alimentos saludables para el cerebro y perdiendo un punto si comían alimentos no recomendados como carnes rojas, mantequilla y margarina, queso, bollería y dulces, frituras y comida rápida.
Posteriormente, dividieron a los participantes en tres grupos por cada dieta, y compararon a los grupos más altos (más saludables) con los más bajos (menos saludables). Para la dieta mediterránea, las personas del grupo más alto tenían una puntuación media de 35, mientras que en el otro extremo era de 26. Para la dieta MIND, el mejor grupo sacaba una media de 9, y el peor, una media de 6.
Tras ajustar la edad en el momento de la muerte junto a otros factores como sexo, educación, ingesta calórica total y poseer el gen APOE4, asociado a un mayor riesgo de Alzheimer, los investigadores determinaron que las personas con puntuaciones más alta de adherencia a la dieta mediterránea tenían cantidades promedio de placas amiloides y ovillos tau equivalentes a personas con 18 años menos, en comparación con las personas que obtuvieron puntuaciones más bajas.
Por su parte, las personas con una mayor adherencia a la dieta MIND presentaban proteínas patológicas similares a los cerebros 12 años más jóvenes en comparación con las personas con puntuaciones más bajas. Además, se objetivó que las personas que consumían más vegetales de hoja verde tenían cantidades de placas cerebrales equivalentes a las de personas a ser 19 años más jóvenes que las personas que consumían menor cantidad de estas verduras.
La dieta mediterránea, lo mejor contra el alzhéimer
En conclusión, el estudio sugiere que la dieta mediterránea y la dieta MIND son beneficiosas para la prevención de la enfermedad de Alzheimer. Ambas dietas promueven el consumo de alimentos saludables y limitan la ingesta de carnes rojas y grasas saturadas, lo que parece estar relacionado con una reducción en la acumulación de placas amiloides y ovillos de tau en el cerebro. Además, los resultados sugieren que el consumo de vegetales de hoja verde puede ser especialmente beneficioso para proteger el cerebro contra la acumulación de proteínas patológicas asociadas con la enfermedad de Alzheimer.
Estos hallazgos refuerzan la importancia de seguir una alimentación saludable para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos neurodegenerativos.