conversaciones en los limoneros

“Escribo para generar un debate en las redes, eso es lo que me apasiona”

Natalia González González, novelista, autora de ‘El Rasca’, que ya lleva vendidos 1.500 ejemplares en muy poco tiempo y cuya difusión sigue creciendo
Natalia González, novelista, autora de ‘El Rasca’
Natalia González, novelista, autora de ‘El Rasca’. / Fran Pallero

Y, entonces, Natalia González González (Puerto de la Cruz, 1978) escribe una novela, El Rasca (Punto Rojo Libros), que ya lleva vendidos 1.500 ejemplares en muy poco tiempo y cuya difusión sigue creciendo. Todo el mundo, incluso yo en la presentación, en la librería La Educación de La Orotava, hemos dicho que se trata de una obra autobiográfica, como casi todas las óperas primas, pero ella insiste en que no, aunque a veces creo que con poca convicción. Natalia parece segura de sí misma, aunque no lo es, parece sincera y yo creo que sí lo es; y come muy poco. El Rasca está bien escrita por esta mujer que ha sido publicista, que ha trabajado con políticos y a la que echaron de UPyD por decir lo que pensaba, según su propia versión. En la contraportada de El Rasca se dice: “La vida de Natalí (la protagonista) necesita cambios y un golpe de suerte le ha obligado a hacer un largo viaje ligero de equipaje pero cargado de emociones. Natalí nunca creyó en la suerte hasta que por un rasca se dio un golpe que le cambió la vida”. Compartí escenario en la presentación con una amable jefa de bomberos y con una experimentada sicóloga. Reunió a alcaldes y a amigos en el sótano que Pilar, de La Educación, tiene en su local, lleno de libros; una especie de depósito. No cabíamos y además me multaron por excederme en el tiempo de aparcamiento. Ya pagué la multa: 50 euros.

-Entonces El Rasca no tiene nada que ver con tu vida, Natalia.
“Al menos no era esa mi intención”.

-Pero todas las primeras novelas son autobiográficas. Incluso hasta casi toda la obra de un escritor. ¿Se lo preguntamos a García Márquez, que estás en los cielos?
“Bueno, a lo mejor tienen razón los que opinan eso. Puede que sea yo la que no lo vea”.

-¿No tienes reparo por hablar de tu vida?
“No. Y te diré por qué: en honor a mi padre”.

-¿Por?
“Pues porque fue mi referente. Yo soy la pequeña de seis hermanos y tenía una relación especial con él. Te decía lo que pensaba sin cortarse un pelo. Había sido de todo en la vida, hasta vendió zapatos; hasta fue barbero; emigró a Venezuela. Él murió en 2018 a los 82 años. Me pasé el tiempo echándole pulsos”.

-¿Y eso?
“Pues, por ejemplo, logré que me emancipara a los 17 años para poder casarme. Y el día antes de la boda, me dijo: “Tú ganas; te mando a Galicia con una familia amiga y luego te vas a Londres y aprendes inglés”. Y entonces le dije: “No, papá: yo me caso”.

-¿Y qué ocurrió?
“Me pronosticó que el matrimonio iba a durar tres meses y duró tres meses. Cuando me separé me dio 40.000 pesetas y me animó a que pusiera currículos. Hice de todo, hasta trabajé de vendedora de una tienda dentro del Loro Parque. Yo lo que quería era ganar dinero. Tenía 18 años cuando nació mi hijo y, mientras daba a luz, mi padre montaba guardia en la puerta del paritorio de la clínica Tamaragua. Nunca me abandonó, siempre estuvo conmigo”.
(No voy a hablar, por primera vez en las entrevistas con Natalia, del terrible accidente de su hijo, que murió en el mar. “Ya está bien”, le digo, y ella asiente, aunque por supuesto no olvida. Vamos a dejar ese tema para centrarnos en un personaje que escribe novelas, que escribe sin parar. Le recomiendo que antes de escribir, que lea. Y entonces me revela que El Rasca tiene segunda parte, que está a la mitad. Y que lo va a titular El Rasca II. Le sugiero que le cambie el título y me dice que se lo va a pensar. Hoy consagra buena parte de su vida a sus gemelas).

-¿Te gusta la política?
“Bueno, he estado en ella”

-¿Conoces al Tito Berni?
“Claro que sí, de los periódicos y las radios y las televisiones; y te diré que hasta para robar hay que tener arte”.

-¿Es bueno para un escritor disponer de mucha información?
“No, no lo es. Ni para un escritor ni para nadie. Yo fui comunity manager de Valbuena, el actual consejero de Transición Ecológica y Lucha contra el Cambio Climático. Un tío super inteligente. A mí me gusta mucho la política y participé en la fundación en Canarias de UPyD. Pero lo que no me gusta es el fango, sino la limpieza. Me echaron”.

-¿Con quién te sentarías a hablar de política made in Canarias?
“Pues, por ejemplo, con Valbuena y con Linares”.

-Pareces hiperactiva.
“No lo soy, o al menos no me lo han diagnosticado. Y conste que acudo al sicólogo y al psiquiatra y no me avergüenzo de decirlo. ¿Por qué? Son profesionales que te atienden y están para eso, para tratar a sus pacientes. Aunque lo parezca, no soy hiperactiva”.

-Triunfan las novelas con tu estilo. ¿Has leído Panza de Burro?
“No, no la he leído, ni conozco a su autora, Andrea Abréu”.

-¿Qué fue, para ti, tu novela?
“Reconozco que muchas cosas. Fue mi terapia, fue mi descarga y yo no soy Natalí, aunque tú y muchos crean lo contrario. Aunque también soy consciente de que si escribimos una novela podemos estar contando también nuestra historia, consciente o inconscientemente”.

Natalia González, novelista, autora de ‘El Rasca’
Natalia González, novelista, autora de ‘El Rasca’. / Fran Pallero

-¿Y en qué lecturas te inspiraste?
“Pues, por ejemplo en películas y novelas como Come, reza y ama, El diablo se viste de Prada y La Guerra de las Galaxias”.

-Muchos preguntan quién es la chica de portada de ‘El Rasca’.
“Pues es muy sencillo: yo imaginaba así, exactamente, a la protagonista y buscamos similitudes en un banco de imágenes. Y apareció”.

-¿Te costó mucho escribirla?
“Sí. Me movía entre muchas dudas. Me encerré dos semanas en mi habitación, sin hablar con nadie sino con una de mis hijas, y le di la vuelta a todo el relato inicial, la reescribí”.

-También opinan de ti que eres una mujer complicada.
“Pues no lo soy, se nota que quienes dicen eso no me conocen bien. No soy nada complicada, pero tampoco me quedo con lo primero que me dicen, por supuesto”.

-Tienes un montón de seguidores en Internet.
“Sí y estoy cortando porque no quiero hacer una competición de eso. Rechazo muchas peticiones de amistad”.

-¿Y para quién escribes entonces?
“Te contesto mejor diciéndote que para qué escribo. Pues escribo para generar un debate y sobre todo con la intención de que ese debate se abra en las redes, eso es lo que me apasiona. No sirvo para hablar y entretener a la nada; pretendo que mi mensaje, valioso o no, llegue a las personas. Y para eso no hay nada mejor que posicionarte en esas redes. Por cierto, tengo un título de periodista digital, pero no pretendo competir con los periodistas de verdad”.

-¿Eres eso que llaman feminista?
“Sí, por ADN paterno”.

-¿Y no temes al ridículo del ellos y ellas, todos y todas?
“No sé lo que tú consideras el feminismo ridículo. Mi feminismo es el de la equidad, el de la igualdad entre hombres y mujeres. No paso por eso del “todes”, pero me siento muy cómoda usando los dos géneros, por supuesto”.

-¿Crees en el amor?
“Es mi perdición”

-¿Y eso?
“A mí me pierde el amor porque yo adoro el amor”.

-¿Sabes odiar?
“Sí, claro que sé odiar”.

-Dame nombres.
“Yo odio al destino con todas las fuerzas que tengo, que son muchas”.

(Natalia González alterna su escritura de todos los días con su afición preferida, que es la equitación. “Monto a caballo”, me dice, “pero no tengo caballo porque tampoco tengo dinero suficiente para comprarlo y alimentarlo, pero acudo a un picadero en el sur, que es una maravilla y donde me tratan muy bien y así respiro el aire del campo y siento el contacto con los animales”. Cada vez que sale a relucir lo de su hijo fallecido yo desvío la conversación y Natalia da el visto bueno. Practica la equitación en El Rancho Bonanza, de cuyo propietario habla maravillas).

-¿Tienes más odios?
“Sí, odio la injusticia intencionada y odio a los que provocan las guerras, a la propia guerra y a todo el dolor que se causa con ellas”.

-Has dicho que eres una loca del trabajo. ¿Qué haces un día cualquiera?
“Ya te dije que acelero la aparición de mi segunda novela, que espero sea pronto. Y tú me dices que le cambie el título. Y me lo voy a pensar. Al fin y al cabo fuiste uno de los presentadores de El Rasca. Tienes derecho a opinar”.

-Y también hemos hablado del exceso de información. Pero no concretamos, Natalia.
“Sí, de la infoxicación, que es un término difícil de explicar. Bueno, está en el diccionario: se trata de un exceso de información que es difícil de digerir para las personas. Se consume demasiada información que no es posible asimilar. Y eso no es bueno”.

-Tu adicción a las redes sí parece notoria.
“Yo no lo llamaría así, sino que necesito las redes ya te dije que para generar un debate. Me encanta el debate, porque aporta luz”.

-¿Crees en la gerontocracia? Lo digo por Tamames.
“Yo acepto los consejos de las personas mayores, pero de una forma selectiva. Mira, nos ha hecho las fotos Fran Pallero. Su padre, el coronel Pallero, una persona mayor, siempre te da buenos consejos y te enseña. A mí me encanta hablar con él, porque además tiene un gran sentido del humor”.

-¿Dónde se ha vendido más tu novela?
“En la Península y por las redes. En Canarias también, estoy contenta, pero tiene que dar un estirón el volumen de ventas en las islas”.

-Cuéntame algo de tu nueva obra.
“La trama se desarrolla en Ucrania”.

-Joder, interesante. Ucrania es una mina para los escritores.
“Pues, tristemente lo es. Y perdona que no te hable más de ella porque no quiero destriparla y, conociéndote, me la puedes destripar”.

-No dudes que lo intentaría. ¿Para cuándo?
“No lo sé, primero hay que digerir la primera y luego pasar a la segunda, pero ya te digo que voy por la mitad del relato”.

-Pues que sea una novela breve, buena y que tenga éxito porque te lo mereces.

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