Asumió la jefatura de la Policía Local de Guía de Isora en junio del año pasado, cargo que compatibiliza con la presidencia de los Bomberos Voluntarios del municipio, que ocupa desde hace 27 años. “Cuando las cosas dependen de una persona sola, no funcionan, por eso hay que intentar que todo camine sin estar uno en los sitios”, sostiene Francisco Ruiz Hernández, de 47 años, que ayer fue condecorado por el Gobierno de Canarias por salvar la vida a dos personas en apenas un mes.
La primera acción decisiva de Paco, como le conocen en Guía de Isora, se produjo mientras comía en una tasca del casco urbano junto a unos amigos. De pronto, una joven bajó corriendo de la parte alta del local gritando “¡ayuda, ayuda!”. Francisco giró de inmediato su mirada y atisbó a un varón detrás de una chica a la que le daba saltos.
“Subí, aparté al chico, que era su novio, y empecé a hacerle, casi por intuición, la maniobra de Heimlich, y automáticamente expulsó un trozo de tomate con el que se había atragantado; la verdad es que la chica estaba fatal y, cuando logró respirar, empezó a llorar. Son situaciones que obligan a actuar rápidamente y, por suerte, salió bien”, explicó Francisco Ruiz a DIARIO DE AVISOS.
Un mes después, en el acto festivo con motivo del 25 aniversario de los Bomberos Voluntarios de Guía de Isora, que reunió a casi un centenar de personas en Las Terrazas de Abama, Francisco estaba llamado a protagonizar otra acción determinante. Se encontraba sentado junto a la mesa principal, que ocupaba el presidente del Cabildo, Pedro Martín; la alcaldesa isorana, Josefa Mesa; el diputado nacional Héctor Gómez, y el directivo de la empresa hotelera Abama Domingo del Campo.
“Estábamos comiendo cuando, de pronto, veo que el señor Del Campo rueda bruscamente la silla para atrás, se levanta y Héctor Gómez se pone de pie y empieza a sacudirlo. El señor sudaba, se asfixiaba y parecía que se iba a desplomar. Lo cogí, lo abracé por detrás, lo levanté a la primera, pero se me fue, y en la segunda le hice la maniobra hasta que pudo expulsar un trozo de carne. Él, que era más alto que yo, estaba empapado en sudor, me abrazó enseguida y me dijo al oído: “Me acabas de salvar la vida”.
Minutos después, ya repuesto del percance, el directivo hotelero confesó su convicción de que “no lo contaría”, aunque en su agonía llegó a pensar que con tanto bombero y policía en el salón alguien podría ayudarle, como así fue.
Francisco Ruiz, que protagonizó las dos acciones estando fuera de servicio, reconoce que el segundo caso fue un “poquito más complicado”, ya que costó que la persona atragantada se liberara del trozo de carne que le impedía respirar. Pese a sus dos acciones heroicas, el jefe de la Policía Local isorana resta valor a lo que hizo: “Actué como debía, yo tampoco le doy mucha importancia”, como si no terminara de procesar que dos personas continúan con sus proyectos de vida porque un día él estaba sentado en la mesa de al lado. Ayer recibió la distinción del Sistema Canario de Seguridad y el aplauso de la sociedad isleña.
