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Carlos López, médico del SUC, sobre los atragantamientos: “Se debe llamar al 112, porque el afectado podría morir en minutos”

López explica a DIARIO DE AVISOS cómo se abordan este tipo de emergencias que ocurren "con alguna frecuencia en las Islas" y destaca que la teleasistencia "es una parte fundamental del trabajo"
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Carlos López, médico coordinador del Servicio de Urgencias Canario. DA

Susto terrible el que se llevaron el pasado domingo dos personas, una mujer en Arona y un hombre en Garafía, al sufrir un atragantamiento cuando se encontraban comiendo en un restaurante, siendo el caso más grave el que tuvo lugar en Tenerife. En este, la teleasistencia prestada por una enfermera del Servicio de Urgencias Canario (SUC), desde la sala operativa del 112, habría evitado que la cosa fuera a mayores. Carlos López, médico coordinador del SUC, explica a DIARIO DE AVISOS cómo se abordan este tipo de emergencias que ocurren “con alguna frecuencia en las Islas”.

Lo primero y más importante, según indica el facultativo, es que cuando alguien sufra un posible atragantamiento, se llame inmediatamente al 112, ya que al tratarse de una urgencia médica se transferirá la llamada al servicio gratuito de teleasistencia del Servicio de Urgencias Canario, que cuenta con enfermeros, médicos y coordinadores que se mantienen en contacto con los alertantes hasta que llegan los recursos de emergencia necesarios. Y es que el factor tiempo es clave. “No se puede esperar a la ambulancia para que se le empiecen a hacer cosas al afectado, porque podría morirse en cuestión de minutos si no se le desobstruye la vía aérea”.

Atragantamientos y disfagias

Los profesionales sanitarios que se encuentran al otro lado del teléfono le dirán a la persona que ha llamado cómo debe proceder, tras una breve entrevista en la que se le pregunta por la situación del paciente: si puede hablar o toser, si le cuesta respirar o si su rostro se ha puesto pálido o morado, entre otras cuestiones. Uno de los objetivos en este primer contacto es determinar si estamos ante un atragantamiento -el alimento se queda en la tráquea y obstruye la vía aérea- o una disfagia -no baja desde la garganta al estómago, sino que se queda en el esófago-.

El médico coordinador del SUC explica que “una disfagia es lo que los canarios entendemos como ‘estar enyugado’, por ejemplo, cuando comemos una papa y no nos baja, dándonos la sensación de que estamos atragantados”. Cuando esto ocurre, la persona puede respirar y hablar y, por lo tanto, “no hay riesgo de que pueda morirse”. En estos casos, Carlos López detalla que “es cuestión de darle algunos consejos, que beba un poco de líquido y, si persiste el problema, se le traslada a un hospital donde se le hará una endoscopia”.

“Una disfagia es lo que los canarios entendemos como ‘estar enyugado”

Carlos López, médico coordinador del SUC

Sin embargo, si los pacientes sufren un atragantamiento real, es decir, que la comida ha tapado la vía aérea, total o parcialmente, como en los dos casos que hemos visto en los restaurantes de Tenerife y La Palma, hay que seguir una serie de pautas en lo que llega la ambulancia, entre ellas animarles a que tosan. Si el paciente sufre una obstrucción total, hay que “darle tres o cuatro golpes en la espalda con la mano abierta”, señala el médico del SUC. “La persona que lo padece, que se da cuenta que no puede respirar ni hablar, se echa las manos al cuello y hace ademanes para que la gente lo ayude”.

Si estas maniobras no funcionan, el personal médico que está en contacto telefónico con el alertante le indica cómo realizarle al afectado la conocida maniobra de Heimlich o compresiones abdominales. Tal y como explica López, esta consiste en que se “ponga por detrás de la persona, la rodee con los brazos y sitúe sus dos manos juntas en la boca del estómago, haciendo como un puño. Ahí debe hacer una presión fuerte hacia arriba, como que si lo quisiera levantar en peso. Con esta presión consigue ejercer una fuerza de expulsión de aire que es muy efectiva; mucha gente se salva por esto”.

Quienes están sufriendo atragantamientos y no consiguen liberarse del cuerpo extraño que le impide respirar, acabará perdiendo el conocimiento y desplomándose, si bien su corazón seguirá latiendo, detalla Carlos López. Por este motivo, es preciso “darles indicaciones a los alertantes, para que le acuesten boca arriba y comiencen las compresiones torácicas continuas, como si estuviera sufriendo una parada, para mantener la circulación, que es fundamental, hasta que llegue la ambulancia”.

Las personas que sufren este problema estando solas también pueden hacerse así mismas la maniobra de Heimlich. “Pueden ponerse detrás de una silla, apoyar la boca del estómago en el respaldar y dejarse caer para hacer la presión”. No obstante, “las posibilidades de sobrevivir a un atragantamiento total pasan porque se esté acompañado”, matiza el facultativo.

El médico del SUC insiste en que la teleasistencia es primordial. De hecho, hay que ponerse a disposición del coordinador desde el primer momento y “las indicaciones que da son de obligado cumplimiento. No hacerlo es una denegación de auxilio. Estamos hablando de que la vida de una persona está en peligro y de que hay una autoridad sanitaria que dice lo qué hay que hacer”, asegura Carlos López.

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