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40 años de la aventura del primer restaurante de comida rápida en Santa Cruz de Tenerife

En 1983, en la Avenida de Anaga, un grupo de empresarios decidió importar a Tenerife aquella comida que solo veíamos en el cine y la televisión
40 años de la aventura del primer restaurante de comida rápida en Santa Cruz de Tenerife

Aquello fue una aventura. Una apuesta de un grupo de empresarios que se lanzaron en una avenida de Anaga que viviría un boom solo algunos años más tarde. Se cumplen ahora 40 años del primer restaurante de comida rápida en Santa Cruz de Tenerife. No duró demasiado, muchos no lo recuerdan, pero su historia es llamativa.

Corría el año 1983, la década en la que la influencia cultural de Estados Unidos, a todos los niveles, fue más evidente. Dentro de todo aquello que llegaba gracias al cine y a la televisión estaba la comida rápida, un concepto aún lejano para Canarias pese a la gran afluencia de turistas.

Cuatro empresarios tinerfeños, Manolo Martín Gamero, Paco González Cárpenter, Pedro García-Sanjuan y Carlos Aguilar-Tablada decidieron montar el primer restaurante de comida rápida en Santa Cruz de Tenerife. “Manolo Martín Gamero tenía unos contactos en Barcelona con Kentucky Fried Chicken y nos ofreció entrar en la franquicia. En mi caso, sin saber”, comenta Pago González Cárpenter.

La idea era traerlo a Santa Cruz de Tenerife, concretamente al número 45 de la Avenida de Anaga, pero a principios de los años 80 la zona no estaba tan concurrida como solo unos años más tarde o como la conocemos en la actualidad: “Buscábamos un local que reuniera las condiciones, que no era fácil, y lo encontramos allí, en uno de los extremos de la Avenida de Anaga. Visto con perspectiva, era demasiado grande. Lo veo ahora y me asusto. El alquiler también era alto”.

Precisamente, la amplitud del local fue uno de los factores que perjudicaron en el desarrollo del primer restaurante de comida rápida en Santa Cruz de Tenerife, porque la sensación, cuando no estaba lleno, algo que ocurría solo los fines de semana, no animaba al público: “Teníamos muchos tiempos muertos entre semana y eso es fundamental, ver que no había gente dentro no anima al cliente a entrar. Es verdad que los fines de semana se animaba mucho, pero no el resto de días”.

El éxito de los aros de cebolla y la comida para llevar

Tania fue una de las clientes de aquel Kentucky Fried Chicken, tan novedoso que, incluso, en los anuncios de la época en DIARIO DE AVISOS se advertía cuál era su pronunciación. Era una niña cuando se produjo la apertura y recuerda, entre otras cosas, una de las principales novedades que ofrecía la franquicia: “Los fines de semana iba con mis padres a recoger la comida en aquellas bolsas de color marrón para comer en casa. Me encantaba”.

Eso, la posibilidad de recoger la comida y llevársela era uno de los puntos fuertes de aquel KFC, pero había otros, como recuerda Paco González Cárpenter: “Los aros de cebolla eran buenísimos, ahí los descubrí yo y mucha gente. Para poder ofrecer la comida para llevar teníamos que reforzar los turnos durante el fin de semana”.

Más allá de la gestión, que, posiblemente, pudo ser mejor, aquella sociedad de principios de los años 80 no estaba acostumbrada a pagar 600 pesetas por un menú, porque por aquel precio en la ciudad se comía en muchos lugares. La moda, quizás, fue pasajera: “La inauguración fue impresionante. Nos desbordó. Esa euforia, algo que pasa mucho en Santa Cruz, bajó. Mantenerlo no era fácil pese a que las directrices estaban muy marcadas”.

El pollo era tinerfeño, se le agregaba la mezcla secreta de rebozado del KFC y el resto de productos, como las papas, llegaba desde la Península: “Pese a que era una franquicia, o quizás por ello, tampoco nos resultó demasiado fácil encontrar gente para llevar ese tipo de negocios”.

El primer restaurante de comida rápida en Santa Cruz de Tenerife duraría abierto varios años, hasta finales de los 80, hasta que echó el cierre dando paso al restaurante Falúa, conocido por sus tertulias políticas. Solo un tiempo más tarde, la Avenida de Anaga se pondría de moda como referente de ocio de la ciudad: “¿Qué habría pasado sin hubiéramos aguantado un poco más? No lo sabremos, quizás hubiera ido de otra manera. Los resultados no fueron buenos”.

El equipo de fútbol, el mejor recuerdo

Paco González Cárpenter narra todo lo ocurrido con viveza, sonriendo, recordando viejos tiempos, pero la cara se le ilumina cuando se le pregunta por el mejor recuerdo que mantiene de aquella aventura: el equipo de fútbol que patrocinó el Kentucky Fried Chicken de Santa Cruz de Tenerife: “El equipo estaba compuesto por mis hijos, lo de Pedro García Sanjuán y amigos de ellos y, al verdad, es que lo pasábamos bien”.

Aquel equipo, que llevaba en el pecho la imagen del coronel Sanders, compitió en “liguillas que se jugaban en el Pabellón de los Deportes de Santa Cruz”, y “de vez en cuando ganábamos”, según rememora, con una sonrisa en los labios González Cárpenter.

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