cultura

Carles Sans: “Si pienso en Tricicle, lo primero que me viene es la fidelidad del público; niños de 10 años y señores de 80 que no han parado de reír”

El actor catalán, integrante del popular trío cómico, que tras anunciar su despedida recibirá el Max de Honor 2023, visita Canarias este mes de abril con su espectáculo '¡Por fin solo!'
Carles Sans actuará en las Islas del 28 al 30 de abril. / DA

En poco más de dos semanas, el 17 de abril, el Gran Teatro Falla de Cádiz será el escenario de la gala de los XXVI Premios Max de las Artes Escénicas. Allí se despejará la incertidumbre sobre quiénes obtendrán los galardones. Aunque, claro, dos de ellos, los especiales, ya tienen destinatarios: el Premio Max Aficionado o de Carácter Social, para la labor que desarrolla la asociación Payasospital, y el Premio Max de Honor, para Tricicle. Tras más de 40 años, la compañía de humor gestual decidió bajar del escenario, por lo que este reconocimiento representa el penúltimo -porque nunca se sabe- aplauso que recibe en un teatro. Sin embargo, uno de sus miembros, Carles Sans, ha vuelto a subirse y este mismo mes, tras los Max, visita Canarias. El día 28 escenificará ¡Por fin solo! en el Teatro Víctor Jara de Vecindario, en Gran Canaria (20.30 horas, localidades en entrees.es); el 29 estará en Tenerife, para ofrecer dos funciones en el Teatro Leal de La Laguna (19.00 y 21.30, Tickety.es) y al día siguiente, en el Auditorio de Adeje (20.00, TomaTicket.es).

-Este mes llega a Canarias con ‘¡Por fin solo!’, una propuesta que, como ya indica su nombre, supone una experiencia en solitario tras ‘Tricicle’. ¿Cuál fue el punto de partida de este nuevo espectáculo?
“Cuando decidimos que con Tricicle habíamos llegado al final, me planteé continuar en este oficio que me gusta tanto y en el que creo que todavía tengo mucho que dar. Lo único que sabía es que no podía hacer lo mismo que en Tricicle, pero en solitario. Tricicle es inigualable e insustituible. Por eso busqué todo lo contrario: romper a hablar. En mi comienzo en esta profesión, cuando estudiaba arte dramático, hacía teatro de texto, de manera que, a partir de ahí, fue tomando forma ¡Por fin solo!, que viene a ser un compendio de anécdotas divertidísimas, todas reales, vividas a lo largo de más de 40 años”.

-¿Se le hizo muy extraño subir al escenario, en esas primeras funciones, sin tener a su lado a Paco Mir y a Joan Grácia?
“Un poco de incertidumbre hubo. Y no solo por no tener a mis colegas junto a mí. Trabajar solo impone mucho. Tener que defender un texto durante casi una hora y media de función, también. Al principio sentía cierta presión, pero la superé desde que vi que el público no paraba de reír, se lo pasaba bien… Eso me ha llevado a a la certeza de que tengo un buen material, con el que me siento muy a gusto, y los espectadores y yo disfrutamos en cada función”.

“En ‘¡Por fin solo! no podía seguir haciendo lo mismo que con mis compañeros, por lo que rompí a hablar sobre el escenario”

-Si ‘¡Por fin solo’ fuera una novela, sería de autoficción, pues usted relata muchas de las experiencias vividas con ‘Tricicle’. Cuando piensa en este proyecto con el que ha actuado durante más de 40 años, ¿cuáles son las sensaciones, los recuerdos que primero le vienen a la cabeza?
“El primero de todos es la fidelidad del público. Allá donde hemos ido, hemos llenado los teatros. Aunque visitábamos muchas de esas localidades cada dos, tres o cuatro años, indefectiblemente, se agotaban las entradas. Esa lealtad ha sido el mejor premio, la gran virtud. Luego está el hecho de contar con un público tan variado. Desde señores de 80 a niños de 10 años, todos se han reído por igual con nuestras propuestas. Hemos actuado por toda Europa, hemos recibido muchos reconocimientos… Todo eso está muy bien, pero yo destacaría, por encima de todo, la fidelidad incondicional de quienes han venido a ver nuestros espectáculos”.

-¿Fue difícil para usted poner punto final a ‘Tricicle’?
“Fue complicado. Cuando las cosas funcionan, cuesta mucho encontrar el momento idóneo para darle fin. Si hubieran ido mal, todo hubiese sido más sencillo. Pero, bueno, cuando alcanzamos la cifra de 40 años, ese número redondo, entendimos que era el momento perfecto para decir hasta aquí hemos llegado. Lógicamente, siempre hay cierto cansancio, que se va acumulando con los años, las emociones no son las mismas que cuando empezábamos… En fin, eso nos pasa a todos los que llevamos mucho tiempo en el mismo oficio”.

-Del teatro gestual a la narración en primera persona. ¿Qué ha sido lo más complejo al asumir este cambio, al plantearse una función en la que la palabra cobra protagonismo?
“El tener que contar con una estructura propia, el verte obligado a decidir tantas cosas que en el pasado se decidían a tres… Incluso el tener que viajar solo: ese silencio que ahora hay en el camerino antes de comenzar la función no existía con Tricicle. A todo esto he tenido que acostumbrarme rápidamente. No obstante, todas estas diferencias con respecto al proyecto anterior se compensan viendo el resultado de este espectáculo y también con lo mucho que lo estoy disfrutando. Es un regalo que me he hecho a mí mismo: poder disfrutar al cien por cien del éxito de ¡Por fin solo! Soy ese niño con zapatos nuevos”.

“En más de 40 años de profesión, nunca estuvimos ni siquiera nominados a los Premios Max, pero bien está lo que bien acaba”

-¿Cómo está siendo esta colaboración con José Corbacho? ¿Qué han buscado y qué han encontrado en este trabajo que codirigen?
“A Jose lo conozco desde hace muchos años. Es un tío que me gusta mucho como actor, especialmente, por su manera de afrontar los monólogos. Necesitaba una mirada externa para ¡Por fin solo!, necesitaba a alguien que desde fuera estuviera indicándome, sugiriéndome… Y ha sido genial contar con él para eso: ha hecho unas aportaciones estupendas, nos hemos entendido perfectamente desde el principio. Todo ha ido como la seda. Su participación ha sido un gran acierto”.

-El día 17 recibirá junto a sus compañeros de Tricicle el Premio Max de Honor. ¿Qué fue lo primero que pensó, qué recordó cuando supo que les habían otorgado este galardón?
“Lo primero que dije fue ¡ya era hora!, aunque esta afirmación pueda parecer pretenciosa. En más de 40 años de profesión, no habíamos sido ni siquiera nominados a los Max, nunca. Ya habíamos perdido la fe. Sin embargo, visto lo visto, parece ser que nos lo reservaban para el último momento. Así que bien está lo que bien acaba. Estamos muy contentos, felices, e iremos a recoger este Max de Honor con muchísimo gusto”.

-¿Qué representa la comedia para usted? ¿Qué supone compartirla con el público?
“Es fundamental en mi vida. No concibo la vida sin humor. Reír es tan importante para el ser humano que incluso estamos dispuestos a pagar por ello. La gente compra una entrada y va a un teatro para que le hagan reír. Eso nos da una idea de lo imprescindible que resulta el humor. El poder haber dedicado mi vida a hacer reír a los demás, y encima en un oficio que a mí, al mismo tiempo, me divierte tanto, me parece un lujo. No podía haber elegido una profesión mejor”.

TE PUEDE INTERESAR