cd tenerife

Un buen CD Tenerife merece un premio mayor que el empate en Huesca (1-1)

Los blanquiazules tienen numerosas ocasiones para marcar, sobre todo en la segunda mitad, y logran un punto importante, pese a rozar la victoria que hubiera certificado la permanencia
Un buen CD Tenerife merece un premio mayor que el empate en Huesca (1-1)

Mereció muchísimo más el CD Tenerife de su paso por El Alcoraz. Tuvieron ocasiones los blanquiazules, especialmente en la segunda parte, como para haberse llevado una cómoda victoria frente a un Huesca que se adelantó en la primera parte. Waldo empató al principio del segundo acto. Luego los visitantes tuvieron en sus botas el segundo, el tercero y el cuarto, pero no lograron ninguno más.


Los diez primeros minutos de partido fueron claramente para los visitantes, que saltaron con unos niveles de activación que superaron ampliamente a un apático Huesca. En ese tramo de choque los blanquiazules sacaron dos saques de esquina y cometieron cinco faltas (una de ellas supuso la cuarta amarilla para León, que queda apercibido).


Tras esos minutos de dominio, el encuentro bajó enteros y se hizo un poco plomizo. Pero el Tenerife despertó con dos latigazos de Enric Gallego (minutos 20 y 21) que metieron el miedo en el cuerpo al exportero blanquiazul Andrés Fernández.


La amarilla a León no fue la única que vio un central blanquiazul. Sergio fue también amonestado en 29 por interrumpir una contra en el medio campo.


Poco después, en el minuto 33, el Huesca se adelantó en el marcador por mediación de Obeng, el jugador más peligroso del Huesca. Ante la total y asombrosa pasividad de la zaga tinerfeñista, el punta altoaragonés remató a placer de cabeza un centro desde la derecha. El gol fue revisado en el VAR por si hubiese habido mano tras el remate de testa. El colegiado dio validez a la acción y el 1-0 subió al marcador.


Poco después Obeng tuvo en sus botas el 2-0 con un remate dentro del área que detuvo con reflejos gatunos Juan Soriano.


En el descanso Ramis hizo un doble cambio llamativo. Dejó en la caseta a los dos centrales, León y Sergio, ya que los dos tenían cartulina amarilla, y metió a Sipcic y a Kike Salas.


El paso por los vestuarios no le sentó bien a los visitantes, que saltaron al campo con una torrija importante. Pero se la quitó de golpe en la primera aproximación que protagonizó al área oscense. Se fue Garcés con el balón controlado y esperó que llegaran desde segunda línea los refuerzos. Se sumó Waldo libre de marca, quien disparó de manera virulenta abajo. El balón se coló por los pies de un defensa, lo que pilló desprevenido a un Andrés Fernández al que se le coló el esférico por el mismísimo centro de la portería. Había logrado el Tenerife lo más complicado: empatar muy pronto.


El empate en el marcador sirvió de preámbulo para que los blanquiazules protagonizaran sus mejores minutos. Los de Ramis empezaron a acumular ocasiones de gol muy claras. En el 65, robó y condujo Garcés, que acabó disparando flojo a las manos de Andrés Fernández. Diez minutos después Waldo tuvo en sus botas el segundo con un ataque escorado a la izquierda que el meta local acabaría evitando. Antes de eso (minuto 70) Garcés dejó su sitio en el campo a Mo Dauda.


Poco después llegaron dos nuevas ocasiones de gol claras para el Tenerife. La primera la tuvo Gallego. Mo Dauda descargó de espalda a la meta del Huesca y se la puso al punta catalán, quien remató a a colocar. Reaccionó bien Andrés parando abajo. La siguiente fue una jugada de estrategia que remató Nacho, con potencia pero escasa colocación.


Los buenos minutos visitantes se acabaron cuando Ramis decidió quitar del campo a Corredera, quien estaba siendo determinante en el mediocampo dotando de fútbol al equipo.
Mellot tuvo en sus botas el último disparo del partido, un misil lejano que se fue, por poco, por encima de la meta aragonesa. Fue el finiquito de un partido en el que el Tenerife se mereció muchísimo más de lo que al final se llevó.





Poco después Obeng tuvo en sus botas el 2-0 con un remate dentro del área que detuvo con reflejos gatunos Juan Soriano.


TE PUEDE INTERESAR