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Juego sucio y pitido final

La campaña electoral toca a su fin entre tarascadas y denuncias en España, con remedos puntuales en Canarias. CC elige el Reloj del Parque de Santa Cruz para tentar la suerte del Pacto de las Flores
Juego sucio y pitido final

La ruleta loca de las elecciones va parando en los días aleatorios del calendario que reparten su suerte y, de ese modo, cobra cuerpo la cábala de cada campaña. No es lo mismo la cábala que la encuesta. Ni el estigma de cada día. Esta semana ha estado cargada de episodios de alta tensión. Y las últimas horas han sido, están siendo, de armas tomar. ¿Quién dijo paz? La campaña se contagia de este ambiente bélico que domina Europa. No somos menos. Cada partido siente que está en guerra. La campaña se embarra a medida que corre el reloj. De flores.

En el florario que marca los tiempos de la política canaria desde que hace cuatro años se fundó el Pacto de las Flores, en el parque de Santa Cruz, ahora CC quiere emular esta noche el brindis de los cuatro partidos que la mandaron a la oposición. Como veremos más adelante, en medio del emboscamiento de la campaña electoral, esa fiesta floral puede ser una trampa de la historia. El mismo reloj guarda memoria de sus horas. No vaya a ser esta una burla del destino en mala hora, como desconfiaban los griegos, al tentar ciertas supersticiones, de profanar los espacios según su aura.

Los detenidos del robo del voto por correo en Melilla y Mojácar (Almería), dos casos puntuales en un país que acaba de superar los 48 millones de habitantes, irradian cierto tufo que se extiende como por un efecto simpatía hacia unas cuantas localidades peninsulares (Bigastro, Casares de las Hurdes, Villalba del Alcor, Moraleja de Sayago, Mazarrón o Albudeite), salpicando a socialistas y populares, presas de la incorregible picaresca tribal que tiene su cuota en toda esta verbena, campaña tras campaña. Aunque esta vez el recurso al choriceo se airea como subgénero del famoso ventilador. Se ve que importamos los malos hábitos de rapiña de fuera.

En tales circunstancias hasta adquiere cierto aire entrañable asistir a los lapsus de Núñez Feijóo, que días atrás creyó estar en Andalucía al pisar Badajoz y el gazapo se le escapó en un mitin y el miércoles, en Mallorca, dijo sentirse orgulloso de estar en La Palma, confundiendo la isla del volcán con la ciudad balear. Su estoica contrición admitiendo el desliz, “no soy perfecto, también me equivoco”, nos gana por humano en medio de la fiera deshumanización de los zarpazos de la política española.

LA FICHA QUE CAYÓ EN EL TABLERO

Lo que ocurre con las elecciones es que cada día se parecen más a las ligas adulteradas de fútbol y otros deportes de rivalidad extrema. El fanatismo de la grada, que ha manchado la imagen del país con los insultos racistas a Vinícius en mitad de la campaña, ha saltado al césped de la política. La detención del concejal socialista José Ángel Martín tras un incidente en el campo de El Tablero (la ficha que cayó de la lista, con su dimisión inmediata) agita las pasiones de la afición del PSOE y de CC, en el último tramo del partido ante un resultado incierto. No es la única tarascada electoral. Ni será la última antes del domingo, que en sí mismo es un día genuinamente futbolero y a las urnas les han salido tres palos de portería. La candidata insular Rosa Dávila (CC) denuncia que alguien le pinchó una rueda, y pudo resultar peligroso. En Andalucía, una concejala socialista de Maracena fue secuestrada hace meses y el caso resurge al filo de la carajera antes del día de reflexión. La campaña copia trazas del juego sucio y al votante se le exige aguzar el olfato para que no le metan goles.

Lees el periódico del miércoles con la mentalidad del Principito, recién llegado a la Tierra, y nadie diría que venimos de sufrir una pandemia y que estamos a expensas de los coletazos de una señora guerra. La hermosa economía canaria se adorna de un impulso desconocido y, en concreto, la de Tenerife “muestra” -leo literalmente- “un elevado dinamismo al inicio de 2023 hasta marzo con las cifras más altas del Archipiélago”. “El puerto de Santa Cruz” -continúo leyendo- “es el tercero de España en eficiencia”. Se disparan los cruceristas y turistas en general y los ingresos superan con creces los de 2019, antes del Apocalipsis. Los hoteleros, que no hace mucho cerraban sus negocios y lloraban arruinados de banco en banco, experimentan crecimientos del 20,7% en toda Canarias y celebran una facturación récord de más de 1.600 millones.

LAS MOIRAS GRIEGAS

La anomalía de estas elecciones es que el barco esté a flote a pesar de una tempestad universal, como si hubiera avanzado de modo contraintuitivo a través del holocausto sin quedar hecho añicos. Los datos de estos días sobre economía, pobreza, energías renovables (el gigavatio de oro), empleo y turismo desmienten las desgracias sobrellevadas al límite de lo soportable. Y solo dentro de mucho tiempo se podrá conocer con perspectiva el quid de esta recuperación casi obra de dioses como en la Grecia antigua de las grandes epopeyas.

La mitología ateniense hace algunas advertencias que no son baladíes. Cada persona tiene su destino, su moira, su porvenir. En esta campaña que en las últimas horas se ha vuelto bronca y trapacera, conviene no tentar ciertas supersticiones. Las moiras griegas, atención a los infaustos devenires de este trance electoral que hoy se consuma. En Coalición Canaria han elegido para el cierre de campaña esta noche un acto en el Reloj de Flores del Parque García Sanabria, donde sellaron su acuerdo, hace cuatro años, los socios del Pacto de Progreso, rebautizado como Pacto de las Flores. La maldición de los escenarios preceptúa guardar distancia y prudencia de los sitios predestinados.

Nadie conoce la ideología de las flores, pero, dado el resultado descrito de estos cuatro años frente a frente con las sombras, nada hace suponer que fue adversa la suerte de los que se conjuraron en ese lugar del Santa Cruz alegórico, pues está a la vista que al final de las tinieblas se hizo la luz.

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