Maikel Delacalle (Granadilla de Abona, Tenerife, 1994) acaba de publicar un nuevo álbum, Códigos, que también es su primer trabajo discográfico de larga duración. El artista de San Isidro es una referencia, nacional e internacional, de ese conglomerado de sonidos que podríamos etiquetar -si es que fuera lícito recurrir a las etiquetas, que ya sabemos lo limitantes que son- dentro de las músicas urbanas. Pero además, en buena medida, es uno de los principales responsables de la actual -y extraordinaria- eclosión de creadores surgidos en Canarias.
-Publica nuevo disco, ‘Códigos’, el segundo en su carrera. ¿Cómo lo define, qué lo aleja y qué lo acerca a ‘Calle y fe’, el primero?
“Calle y fe es un EP, fue un proyecto muy importante. Este es mi primer disco de larga duración. Una vuelta a las raíces, a ese flow que me pegué a partir de 2016. También en Códigos traigo el R&B español, el verdadero R&B y el hip hop de los 2000, que no se trabaja en Estados Unidos. No es R&B en español, es R&B español”.
-Uno de los temas es una alusión directa a Tenerife desde el mismo título, ‘Teide’. ¿Cuál es la historia de esta canción?
“Todos hemos ido al Teide con algún amorcito… [ríe] Además, para nosotros el Teide es papá Teide, qué menos que dedicarle una canción. Como estamos en época de hablar de amores, yo lo hago, pero meto al Teide en medio”.
“Este disco no es de ‘R&B’ en español, es de ‘R&B’ español; una vuelta a las raíces, a ese ‘flow’ que me pegué a partir de 2016”
-Han pasado siete años entre ese primer EP y ‘Códigos’. ¿Llegó a imaginarse que este camino llegaría a ser tan intenso?
“Yo lo visualizaba. Se dice que si visualizas algo, estás más cerca de tenerlo, de alcanzarlo, luchas por ello. Incluso antes de saber que me iba a dedicar a esto, ya visualizaba todas las opciones que tenía de ganarme la vida; con mi voz, con mi garganta, con lo que hago…”.
-Rap, ‘trap’, ‘hip hop’, ‘R&B’, reguetón… ¿Qué busca y qué ha encontrado en estos estilos?
“He encontrado un poco de todo. No me gusta que me encasillen, todos esos géneros, simplemente, son música. Los abordo todos, tengo esa facilidad: puedo cantar una canción con uno, con otro, soy muy versátil. Sin embargo, mi fuerte, lo que más me gusta, donde estoy más cómodo, es lo que está en este disco, el R&B, el hip hop. Creo que en España nadie está por encima de mí en ese sonido”.
-Kevin Roldán, Justin Quiles, Quevedo… ¿Qué le aportan las colaboraciones? ¿Qué aprende?
“De cada una te nutres de diferente manera. Trabajar con Justin Quiles, por ejemplo, hizo que me conocieran en Latinoamérica, y con Quevedo, reforzar el amor con las Islas. Soy un pionero, desde 2016 estamos plantando banderas. Además, me siento orgulloso de que siga saliendo en las Islas tanta gente que hace música. En las colaboraciones termino haciendo familia. Eso es muy importante”.
-Quevedo, Bejo, Don Patricio, Ptazeta, Cruz Cafuné, Sara Socas… ¿A qué atribuye el éxito de tantos canarios? ¿Es coincidencia o las Islas tienen algo especial en este tipo de música?
“No es una coincidencia. Nos preguntas a nosotros y te respondemos las aportaciones que ha hecho cada uno. Cuando empecé, nadie ponía el ojo en Canarias. No era el momento de las Islas, pese a que ya había salido gente, que siempre hay que nombrar. Danny Romero ya estaba en 2012 pegando con canciones como Agáchate. Entonces llegué yo con mi sonido y abrí una puerta, que hizo que un montón de artistas que tenían un estilo similar al mío pudieran salir adelante. Creo que fui de los más responsables en abrir esas puertas, en algo que hemos logrado entre todos. Ahora, con Quevedo, hay muchas más puertas, por las que sigue entrando gente. No me puedo olvidar de que antes de mí hubo otros canarios que hicieron música y llegaron lejos”.
“Me nutro de diferente manera con cada colaboración; termino haciendo familia con ese artista, eso es algo muy importante para mí”
-¿Cómo es en su caso el trabajo de composición?
“Compongo en todos lados, soy una bestia. Voy en el taxi y me pongo a componer; si no estuviera haciendo esta entrevista, a lo mejor estaría creando el próximo hit del verano [ríe]. Me dejo llevar, pienso en qué me gustaría decir y en cómo decirlo. Es como una línea, borrosa al principio, que toma sentido a medida que la vas trazando. Soy muy meticuloso al componer, creo que eso es bueno”.
-¿Qué siente cada vez que comparte desde un escenario la música con el público? ¿Cómo es la experiencia de un concierto?
“Es brutal. El otro día, en un concierto, un chavalito me vino a ver y tenía un cartel que decía: Mi sueño es subirme a cantar contigo. ¿Y qué hicimos? Pues lo subimos. ¿Qué nos cuesta ayudar a cumplir esos sueños? Disfruto muchísimo en el escenario, porque veo la felicidad de la gente. Es mi trabajo, pero también mi hobby, lo que más me gusta”.