El espacio entre las Casas Capitulares, Bencomo y Juan de Vera, por unos de los laterales de la Catedral y Deán Palahí y Obispo Rey Redondo por el otro, constituye la actual plaza de Los Remedios, nombre que se le dio hasta 1819, llamada en un principio de Santa María hasta 1515, en que fue derruida la primera ermita de Santa María de la Expectación y se construyó la parroquia de Los Remedios, la segunda de la ciudad. Para poder construir la plaza el Cabildo trasladó a las afueras de la ciudad, en el hoy barrio de San Juan, el Corral del Consejo, ya que el viejo estaba ubicado en ese lugar “… linda con casas de Francisco de Salamanca, el sastre, casas de Isabel Ortiz, mujer soltera, y con la calle real” (Protocolos de Alonso Gutiérrez).
A un lado y al otro de la plaza, próximo a los actuales muros de la Catedral, estuvo hasta 1814 el cementerio de la parroquia de Los Remedios.
En la reforma de 1888, la plaza se pavimentó con las losetas que se retiraron en la reforma del templo, todavía se conserva este pavimento en parte del citado espacio. En 1908 se construyó un estanque para los patos en uno de sus laterales, que todavía perdura, pero sin los patos. La retirada de estas aves causó un gran malestar en los laguneros, convocándose varias manifestaciones donde se solicitaba que se respetara una tradición centenaria que hizo felices a varias generaciones de niños.
En la vivienda número 1, haciendo esquina con la calle de La Carrera, estuvo instalado el Casino, donde más tarde se instalaron los Almacenes Ramos. En la número 2, hasta casi finalizando el pasado siglo se encontraba la librería La Católica, propiedad de don Juan Miranda, persona muy apreciada y colaborador de los equipos del baloncesto de la ciudad. En la número 3, antes de instalarse el Ateneo se estableció desde el 1 de julio de 1897 el Círculo Mercantil, que no pudo consolidarse, según Rodríguez Moure, por los “caciques políticos del municipio”.
En esa misma vivienda, la número 3 nació (1891-1974) y vivió el periodista, director y fundador de La Tarde, don Víctor Zurita Soler.
La primera oficina de la Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Santa Cruz de Tenerife abrió sus puertas en La Laguna en la vivienda número 7 de esta plaza, hasta su traslado a la calle Obispo Rey Redondo. En la vivienda de al lado, actualmente está instalado el velatorio de los Hermanos Bethlemitas. Anteriormente en este edificio estuvo el bazar y zapatería de Carmen Osorio (bazar Suárez). En la esquina con Juan de Vera, se instaló la farmacia Asiul (Luisa).
Tres esculturas instaladas en esta plaza recuerdan a los ilustres tinerfeños Domingo Pérez Cáceres, VIII obispo de Tenerife; José Peraza de Ayala, presidente del Ateneo y Cronista Oficial de la ciudad y José Hernández Amador (1878-1950), poeta y primer presidente del Ateneo.
EL ATENEO
La finalidad principal de esta entidad cultural fue desde el principio y así se establecen en sus estatutos, aprobados el 2 de diciembre de 1904, contribuir por todos los medios al progreso científico y literario del país. La primera reunión constitutiva se celebró en la calle Fagundo (Cabrera Pinto).
Tras la presidencia del destacado poeta Hernández Amador, ocuparon este cargo escritores, abogados, historiadores, médicos, políticos, artistas, etc. Bajo la presidencia de don Benito Pérez Armas, tuvieron lugar los primeros Juegos Florales en 1906, que premiaban a poetas próximos a la escuela “regionalista”, así como el comienzo de las veladas literarias Fiesta de los Menceyes, a partir de 1907. Estos actos se celebraban en el desaparecido Teatro Viana. Otras personalidades del mundo de la historia, la medicina, el arte, etc. dirigieron la entidad como el poeta Antonio Zerolo, el pintor Alfredo Torres Edward y Manuel de Ossuna. Después del paréntesis de la Guerra Civil el Ateneo volvió a destacar como entidad cultural y, especialmente, como un oasis de libertades. El viernes 4 de octubre de 2019, se produce un incendio que destruye gran parte de este edificio.
LA CATEDRAL
La historia de la Catedral de La Laguna está unida a la parroquia de Nuestra Señora de Los Remedios, que tiene su origen en la primigenia ermita de Santa María de la Expectación. Este templo elevado a rango catedralicio en 1819, con motivo de la creación de la diócesis de San Cristóbal de La Laguna, se convirtió en la sede episcopal. Este hecho fue impulsado por el lagunero Cristóbal Bencomo, confesor del rey Fernando VII.
El templo, de estilo neogótico en su cuerpo principal, y neoclásico en la fachada, está inspirado en la Catedral de Pamplona. Sus elementos más representativos son la cúpula o cimborrio y las dos torres laterales. También se caracteriza por estar construida con hormigón y fibra de polipropileno.
A principios del siglo XIX, al encontrarse en ruinas la torre de la iglesia, los hermanos Bencomo costearan su reedificación, obras que se realizaron junto a la fachada. En 1905 y durante 11 años se realizaron las obras, trasladándose los cultos a la desaparecida iglesia de San Agustín. Los planos y la dirección de esta obra fueron redactados por José Rodrigo de Vallabriga, siendo obispo de Tenerife Nicolás Rey Redondo y director administrativo de las mismas el deán Luis Palahí Hidalgo de Quintana.
En el templo existen diferentes capillas, pero sin duda la de Nuestra Señora de Los Remedios, también capilla del Santísimo, es la más importante. En su altar existe un monumental retablo, recientemente restaurado, de la Virgen de Los Remedios tallado en madera por el carpintero Antonio Francisco de Orta y dorado por el pintor Jerónimo Príncipe Navarrete. Esta obra barroca lleva insertadas tablas flamencas del año 1614. La imagen de la Virgen de Los Remedios, imagen de candelero, su cabeza data de 1515 y es patrona, de la Santa Iglesia Catedral y de la diócesis de San Cristóbal de La Laguna. El púlpito de la Catedral fue realizado por el italiano Pasquale Bocciardo en mármol de Carrara, y lo encargó el comerciante Andrés José Jaime el 26 de agosto de 1763, aunque no llegó a La Laguna hasta 1767. Sobresale por ser uno de los pocos púlpitos confeccionado en mármol que se conservan en Canarias. Está compuesto por un ángel subido en una nube que sostiene la tribuna del púlpito en la que están representados los cuatro evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, cada uno de los cuales está junto a sus símbolos iconográficos: la figura humana o ángel, el león, el buey y el águila, respectivamente.
En el año 2002 al producirse desprendimientos en su cubierta este templo tuvo que cerrarse al culto, y se trasladó a La Concepción, empiezan las obras que se realizan por medio de un convenio entre el Ministerio de Cultura, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de La Laguna y el Obispado. Una vez concluidas, después de 12 años, este templo vuelve abrir sus puertas.