Idayalix y Estefanía Bethencourt Alonso nacieron hace 33 y 30 años, respectivamente, en Candelaria. Hasta hace dos años, su vida era la de cualquier joven de sus edades, terminando su formación y comenzando la búsqueda de trabajo, y también, como cualquier ciudadano, cumpliendo con su obligación de tener sus datos actualizados. Y fue ahí, en la renovación, que iba a ser la tercera, de su DNI, cuando comenzó un calvario que ha llevado a estas dos jóvenes tinerfeñas a caer en un limbo administrativo, del que solo pueden salir solicitando la nacionalidad española.
Idayalix explica que “fuimos a renovar el DNI, y, como en el documento siempre nos habían puesto mal el nombre de mi padre, que se llama Adalberto, pero en el DNI aparece como Alberto, pensamos que podríamos arreglarlo, y preguntamos a la Policía que teníamos qué hacer para corregirlo”.
En la Policía Nacional le dijeron que tenían que llevar su partida de nacimiento, y que, con eso, podrían cambiar el nombre de su padre. “Lo que salga en tu partida de nacimiento es lo que yo voy a poner en tu DNI”, le dijo el agente de turno.
“No parecía complicado así que fui al juez de paz en Candelaria, y nos la dieron. Volvimos a pedir cita y la llevamos, y fue ahí cuando comenzó este calvario”, explican las hermanas a DIARIO DE AVISOS.
“La funcionaria que nos atendió se quedó mirando el documento y nos dijo que como mis padres habían nacido en Venezuela, tenían que haberme puesto una nota marginal en un lado de la partida de nacimiento, donde dijera que nosotras obteníamos la nacionalidad española por nacer en España, porque para nuestra sorpresa al parecer eso no es automático”.
Dos años en trámites administrativos
“Le dijimos que eso no podía ser, que habíamos nacido aquí, que claro que tenía la nacionalidad española, y la funcionaria nos insistió en que eso no importaba, porque si nuestros padres son venezolanos, la nacionalidad que adquirimos de forma automática es la de ellos, y si ellos son venezolanos yo también”, cuentan aún perplejas aunque hayan pasado dos años.
“No entendemos que eso sea así, porque nuestros padres, a pesar de haber nacido en Venezuela, también son españoles porque sus padres, es decir, nuestros abuelos lo son”, añaden.
Ante la respuesta recibida acudieron a un abogado para que las orientara, pensando que podrían solucionar lo que, a todas luces, era un simple error administrativo.
“El abogado nos dijo que eso tenía que ser un error administrativo, porque en la partida de nacimiento hay un sello que nos da el DNI, es decir, la primera vez que lo sacamos, en la partida aparece un sello reconociendo nuestro derecho a tener DNI, y lo que pasa es que alguien se olvidó de poner esa nota al margen que ahora nos reclaman”. “Nosotras ya llevamos dos años con esto y no hay forma de que se corrija ese error”, lamentan.
Y es que las hermanas han pasado por todas las instancias posibles y hasta ahora no han encontrado una fórmula que les permita recuperar su vida, porque, sin DNI en vigor, no pueden salir de la Isla, no pueden acceder a ayudas o formaciones, no pueden siquiera comprarse un coche, o firmar un contrato de trabajo. “En mi caso, conseguí trabajo justo antes de empezar este lío, y gracias a que la Policía Nacional me hizo un papel como que estaba en trámite de renovación, pude firmar el contrato, y tengo que agradecer que en mi trabajo han sido comprensivos con mi situación”, explica una de las hermanas.
Cuentan que “pedimos la nacionalidad por consolidación, que es lo mismo que decir que, debido a un error administrativo, se concede la nacionalidad, pero nos lo denegaron porque dicen que había otros métodos para conseguirla”, cuentan indignadas porque con “otros métodos” las estaban mandando a extranjería, a solicitar la residencia y luego la nacionalidad, “algo imposible porque nacimos aquí y tenemos DNI”. “No tiene sentido lo que está pasando”, insisten.
Tras esta negativa volvieron al juez de paz de Candelaria, y al Registro, “y cada vez que vamos nos dicen que hagamos algo diferente”.
Lo último que han intentado es obtener la nacionalidad por carta de naturaleza. “La pedimos por nuestros abuelos, que son españoles. Por lo que sabemos, antes, la nacionalidad solo la daba el hombre, y como mi abuelo es español, tanto por parte de padre como de madre, pues por ahí la estamos pidiendo”. Aún no tienen respuesta a este último trámite.

Las hermanas no pueden salir de la isla, pedir cita previa o abrir una cuenta en el banco al no tener el DNI en vigor
Cuando se les pregunta cómo lo hicieron sus padres, explican que, “cuando ellos vinieron a Tenerife, antes de nacer nosotras, pusieron sus papeles en regla, solicitando primero el NIE, y después el DNI. Completaron el trámite y tienen la nacionalidad”.
Aseguran que los abogados a los que han recurrido “están alucinando”. “En Candelaria (en el Ayuntamiento) nos dijeron que intentáramos conseguir el papel que certifica que puedes ir a pedir el DNI, y cuando preguntamos dónde se pide eso, nos dijeron que teníamos que ir a Madrid, pero es que no puedo salir de la Isla”, exclama Ydayalix.
Estefanía añade que “no puedo hacer ningún trámite por Internet porque para todos tengo que tener el DNI actualizado, la cita previa está bloqueada. En el ordenador de la Policía hay un aviso que no nos deja hacer ningún trámite”.
Cuenta que “incluso me había comprado una pistola para jugar al Airsoft, y cuando voy a registrarla, me dicen que no pueden tramitarla porque no podían ver mi expediente de antecedentes penales porque esta bloqueado”.
Ambas hermanas admiten estar cansadas y desesperadas. “Nacimos y crecimos aquí, carnet de conducir en vigor, trabajamos aquí, y nos niegan que existamos, al menos administrativamente”.
Solas y cansadas
Admiten haberse sentido solas, “avanzando a trompicones, preguntando cuatro y cinco veces sin recibir respuesta, de un lado a otro; la única respuesta que recibimos es que estamos en un limbo administrativo, eso lo entendemos, pero que hagan algo, no es nuestra culpa”.
“Me arrepiento tanto de haber pedido el cambio de nombre de mi padre. Lo hicimos por temas de herencia, que justo estábamos ordenando todo, por si había algún problema, y lo que conseguimos fue meternos en un berenjenal, con el que también se ha paralizado el proceso en el que estaba mi familia”.
La última esperanza de estas hermanas es acudir al diputado del Común a exponerle su caso. Necesitan de una interlocución directa con las administraciones porque, como han reconocido, ha sido muy duro ir tropezándose con las distintas instancias, recibiendo negativa tras negativa, y sin ofrecerles soluciones viables a su situación. Son dos años en los que, reconocen, han ido perdiendo las fuerzas intentando salir de ese limbo administrativo en el que entraron sin querer, y en el que, no sin humor, admiten que hubiera sido mejor empezar a llamar a su padre Alberto.