“No pasa nada, la Virgen está embarcada”, volvieron a gritar ayer con fuerza miles de personas en el muelle portuense segundos después de haber embarcado a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, acompañada por San Telmo.
Desde por la mañana, bien temprano, se agolparon en ese punto para disfrutar de una larga jornada festiva, que comenzó con la diana floreada, continuó con la misa en la capilla del muelle, la chocolatada y la tradicional cucaña para vivir, horas después y haciendo frente al calor, el momento más esperado del día, que atrae cada año a miles de personas al Puerto de la Cruz.
Tras la solemne celebración de la eucaristía en la iglesia de la Peña de Francia, presidida por Marcos Javier Albertos Alberto, capellán y teniente coronel castrense de RACA93 de San Cristóbal de La Laguna y de la Guardia Civil de Ofra, y cantada por el coro Buenaventura de La Orotava, los cargadores se prepararon para llevar en volandas a ambas imágenes.
Fue un momento de mucha expectación entre los marineros, que recibieron un gran aplauso tras levantarlas y con un “viva” continuado que se mantuvo hasta que salieron de la iglesia e iniciaron la procesión terrestre hacia el muelle por las calles Quintana, Santo Domingo y La Marina. El trayecto contó con la asistencia del alcalde de la ciudad, Marco González; miembros de la Corporación municipal y de otras administraciones, como la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila; varios consejeros insulares, y alcaldes de otros municipios del Valle.
El primero en salir de la iglesia fue San Telmo, cargado mayormente por mujeres y jóvenes, y detrás suyo, la reina de los mares, luciendo sus mejores galas. Cientos de cámaras de móviles apuntaban a esta imagen, obra del escultor Ángel Acosta, que generó una gran devoción con cánticos permanentes en su honor.
El primer contacto con el mar fue en la Punta del Viento, donde los cargadores se detuvieron y la gente aprovechó para presentarle a sus bebés y niños y pedirles que los guíen, personas que lo hicieron entre sollozos e incluso en silla de ruedas, esforzándose para poder tocarlos y agradeciendo a quienes les facilitaban el paso. Desde los balcones, los vecinos también acompañaron la procesión con vítores y pétalos de flores.
A medida que se acercaba al muelle, la muchedumbre era mayor y a los cargadores les costaba avanzar. El fervor por ambas imágenes se reflejaba en los rostros de muchos hombres y mujeres, incluso niños, que no podían contener las lágrimas al verlas. Tampoco cuando Tony Acebo y Chago Melián le cantaron a la Virgen; el primero, una malagueña y el segundo, el Ave María.
El momento más emotivo fue cuando ambas imágenes fueron subidas a las embarcaciones para salir en procesión por el mar entre aplausos, “vivas” y un gran esfuerzo para abrirse paso entre la gente.
San Telmo fue el primero en llegar al muelle y ser embarcado. La Virgen lo hizo 15 minutos después, exactamente a las 20.20 horas, en la falúa San Ramón con más dificultad debido a su peso y al cuidado que requiere hacerlo para que el agua salada no dañe la talla y su vestimenta. De fondo, la voz de Chago Melián cantando Bendita mi tierra Guanche.
Su primera parada fue para subir a las autoridades, la nueva reina de las fiestas y sus damas de honor. Ya a bordo, la procesión siguió por la costa portuense y al volver recorrió las calles Mequinez, Plaza Benito Pérez Galdós, La Peñita, San Felipe, Plaza del Charco y La Marina; regresó al Muelle, donde tuvo lugar la exhibición Pirotécnica, para continuar por la Plaza del Charco, Calles Blanco, Iriarte, San Juan y Quintana, y luego devolver a la Virgen a su parroquia.
Más de 30.000 personas, según la Policía Local, se congregaron en las inmediaciones del muelle pesquero, que volvió a quedarse pequeño para acoger el culmen de las Fiestas de Julio, que cada año se vive con mayor intensidad.