Mientras los ojos del mundo están puestos en la nueva carrera espacial entre EE.UU. y China y los logros de ambas potencias, una discreta competencia tiene lugar entre Rusia e India por conquistar el atractivo y estratégico polo sur lunar con sus sondas robóticas.
Las nuevas sondas de Rusia e India apuntan, respectivamente, a 69 y 73 grados al sur del ecuador lunar. Si bien los sitios previstos no se consideran realmente polares, sí que supondrían, en el caso de tener éxito, los alunizajes más al sur jamás llevados a cabo hasta ahora.
La importancia estratégica del polo sur de la Luna radica principalmente en la presencia de abundante hielo de agua, que podría ser utilizado para fabricar combustible para las futuras misiones a Marte, así como recurso vital para un eventual asentamiento humano en la propia superficie lunar. Recordemos que a partir del agua se puede obtener oxígeno e hidrógeno mediante un sencillo proceso de electrólisis.
LUNA 25
La sonda rusa fue lanzada desde el cosmódromo de Vostochni el pasado 10 de agosto a bordo de un cohete Soyuz que la situó en una trayectoria directa hacia la Luna, en cuya órbita fue insertada el día 16. Sus principales objetivos consisten en buscar y localizar hielo de agua y en poner a prueba las tecnologías involucradas en el descenso a la superficie lunar de cara a las futuras misiones rusas.
Con casi una década de retraso desde su aprobación, Luna 25 es la primera sonda lunar rusa desde agosto de 1976. En aquel año, la aún Unión Soviética lograba que Luna 24 alunizara en la zona de Mare Crisium en una misión de recogida de muestras, trayendo a la Tierra 170 gramos de material lunar.
Buena parte de los retrasos de Luna 25, que estaba prevista para 2019, se deben a las sanciones internacionales sufridas por Rusia tras la anexión de Crimea primero y la invasión de Ucrania después. El conflicto llevaría a la cancelación total de cualquier colaboración de la Agencia Espacial Europea (ESA) con Rusia. La misión rusa apunta a sumar esfuerzos con China como parte de su proyecto conjunto para el desarrollo de la futura Estación de Investigación Lunar Internacional (ILRS, por sus siglas en inglés).
La sonda Luna 25, con una masa de 1750 kg en el momento del lanzamiento, incluye ocho instrumentos científicos. Un generador de radioisótopos alimentado con plutonio, además de sus placas solares, podría lograr mantener en funcionamiento la sonda durante más de un año. Se espera que alunice mañana lunes, 21 de agosto, al norte del cráter Boguslawsky.
CHANDRAYAAN 3
Por su parte, la sonda india fue lanzada el pasado 14 de julio desde el centro Espacial Satish Dhawan, en la isla de Sriharikota, a bordo de un cohete LVM3 de la Agencia India de Investigación Espacial (ISRO, por sus siglas en inglés).
Sus principales objetivos consisten en la demostración tecnológica de su módulo de alunizaje Vikram (el anterior intento se estrelló en la superficie en septiembre de 2019), las capacidades del róver Pragyan y la realización in situ de diversas observaciones y experimentos científicos. Para ello, la sonda incorpora cuatro instrumentos diferentes.
La sonda Chadrayaan 3, con una masa de 1752 en el lanzamiento, incluye un róver de seis ruedas llamado Pragyan. La vida de ambos aparatos se estima en 14 días terrestres. Hay que señalar que un día lunar dura aproximadamente 28 días terrestres, por lo que desde que el sol se ponga en el lugar de alunizaje a los 14 días de haber tomado tierra, sus paneles solares, única fuente de energía disponible, dejarán de abastecer a la sonda. Además, Chandrayaan 3 no está preparada para resistir las gélidas temperaturas de la noche, por lo que no se espera que el aparato sobreviva hasta el siguiente amanecer lunar.
El alunizaje de Chandrayaan 3 está previsto para el próximo miércoles, 23 de agosto, tan solo dos días después de Luna 25. Pese a haber sido lanzada casi un mes antes de su competidora rusa, la sonda india, por cuestiones de ahorro de costes y combustible, optó por una trayectoria que ha supuesto un viaje que se ha demorado mucho más hasta la Luna.
En cualquier caso, aunque la coincidencia en el tiempo de ambas misiones resulte sorprendente, llegar el primero podría no ser lo más importante. La conquista del polo sur lunar se presenta como una competencia maratoniana más que una carrera de velocidad en cuya línea de meta no aguarda realmente un premio por alunizar antes. Lo que hay en juego es una cuestión de prestigio tecnológico y la incipiente posibilidad de colaboraciones y alianzas internacionales para futuras misiones.