Esta plaza, la más antigua de la ciudad y con forma irregular, empieza cuando termina la calle de La Carrera y finaliza en su encuentro con la torre de La Concepción. Según las actas del Cabildo de 1506 aparece con el nombre de plaza de la Villa de Arriba. En 1530 como plaza de Nuestra Señora de La Concepción. En 1758 como plaza de la Pila Seca y desde el siglo XIX como plaza de La Concepción.
El motivo de que durante un tiempo se llamara plaza de la Pila Seca, se debe a que en 1532 la conducción de agua a la Villa de Arriba estaba más alta que la que iba a la Villa de Abajo, lo cierto es que el agua prácticamente no llegaba y al final la pila se quedó sin el preciado líquido. Con motivo de la festividad de San Juan, el Cabildo organizaba corridas de toros en esta plaza, y durante el Corpus en la Plaza de Abajo.
La mayoría de los edificios que rodean la plaza son del siglo XVIII. En el número 1 actual se estableció a mitad del pasado siglo, por una familia procedente de Alemania, una dulcería con obrador. Su primer propietario Otto Rapp Singer abrió el establecimiento en 1927. El Juzgado de Indias se instaló en el edificio número 5 y fue habitado por la familia Casabuena, jueces superintendentes de indias, perpetuos y hereditarios.
A finales de 1935 este edificio lo ocupó el Orfeón La Paz. El acto de inauguración se celebró el 8 de diciembre de ese mismo año y contó con la participación del abogado don Manuel G. Aledo, los poetas José Hernández Amador, Manuel Verdugo y Juan Pérez Delgado, y la actuación de la Agrupación de Cuerdas y Coros de la entidad. Hasta su traslado a la actual sede en la calle Juan de Vera en 1971, se realizaban las actividades propias de la sociedad, preferentemente las musicales. A dichas acciones se sumaban el reparto de juguetes para niños pobres el Día de Reyes, y el adorno e iluminación de la araucaria, que está en el centro de la plaza y es conocida como el Árbol de Navidad. Cada lunes de Carnaval (Fiestas de Invierno) en la parte de la plaza próxima a la sede del Orfeón, se agrupaba mucha gente para recibir la llegada de la carroza de Los Fregolinos, con la participación extraordinaria del cantante lírico español Marcos Redondo. La vivienda que hace esquina con la calle de Los Bolos fue propiedad de la familia Cólogan, y en ella vivió con sus padres el almirante don Juan Bautista Antequera y Bobadilla, que nació en Santa Cruz de Tenerife el 1 de junio de 1823, y fue bautizado en la parroquia de La Concepción de esa ciudad ese mismo día.
Fue ministro de marina y el primero que dio la vuelta al mundo en un buque blindado. En el siguiente inmueble, una casa típica canaria de 1703, que construyó el comerciante irlandés Bernardo Valois, fue la residencia del coleccionista palmero Cayetano Gómez Felipe, cuya familia abrió la Casa Museo que lleva su nombre. En una vivienda, que ya no existe, muy cerca de la torre de la iglesia vivió con sus tíos Miguel y Catalina, desde los 16 años, la que más tarde sería Sor María de Jesús (la monja incorrupta), hasta los 25 que ingresó en el convento de Santa Catalina, en la plaza del Adelantado. Recientemente,
la plaza de La Concepción ha sido reformada, añadiéndose una pequeña fuente en recuerdo de la original, e integrándose en un espacio peatonal que ha dinamizado la zona, donde se han instalado bares, cafeterías y restaurantes con terrazas.
IGLESIA DE LA CONCEPCIÓN
La iglesia de Nuestra Señora de La Concepción es la parroquia más antigua de la Isla. Si bien la actual ubicación no es el lugar original, que lo fue en un espacio próximo, conocido como el Lomo de La Concepción, donde por primera vez se celebró en 1496, siendo aun un campamento militar, la festividad del Corpus. La primera edificación era pequeña y de materiales básicos, por ello se hizo necesario la construcción de un nuevo templo en 1511, potenciado por el propio Adelantado. Las obras de la iglesia se van ejecutando lentamente, porque paralelamente se estaba construyendo la de Los Remedios, incluso esta se termina antes que La Concepción.
En 1530 solo se había construido la cabecera del templo, en 1548 las naves y en el año 1558 las obras se amplían hacia la zona norte.
Los trabajos del primer templo se encuentran en estado ruinoso, por lo que en 1738 se empieza un nuevo edificio, respetando la capilla y las bases del templo. En 1778 se edifica nuevamente en base a los planos del arquitecto lagunero Diego Nicolás Eduardo, y en 1808 el templo lo formaban la cabecera, la sacristía y la capilla mayor.
Esta iglesia de tres naves y una torre, a pesar de ser la primera que se construyó en la Isla, se puede considerar que nunca se terminó completamente, hasta la última intervención del pasado siglo, incluyendo la reconstrucción que motivó, cuando al atardecer, una vez terminada la última misa donde asistieron más de 200 personas, el templo se derrumbó en el año 1972. La torre de estilo barroco se elevó por primera vez en 1577, se derribó y se volvió a construir en 1630 terminándose en 1697, tal como la conocemos actualmente.
La iglesia tenía en 1601 dos campanas de 550 y 400 kilos, que trajo de Londres Agustín de Vargas, mayordomo pagando por ellas 7.700 reales. En 1665, Gaspar Álvarez de Castro adquirió otras dos campanas al precio de 2.900 reales.
Al construirse la nueva torre, el mayordomo Juan Alfonso de Torres compró dos campanas nuevas al precio de 15.822 reales y una tercera en 1717 que le costó 14.437 reales.
Según el periodista y escritor Domingo García Barbuzano, “la última campana citada fue tan grande que para colgarla tuvieron que picar la piedra del hueco de la torre. Se rompió a los dos años, lo que motivó que el pueblo proyectara una campana considerada la mayor del Archipiélago. Dicen las crónicas que para subirla fue preciso horadar cada uno de los pisos de la torre, ya que sólo entró por el portal del primer balcón, y emplear la fuerza de 12 parejas de bueyes”.
Desde la construcción de la iglesia de Los Remedios en 1515, se abre un escenario de conflictos entre esta y la parroquia matriz, de donde salía la procesión del Corpus durante 25 años. Hubo que buscar una solución para que esta procesión se alternara anualmente entre las dos parroquias. En el siglo XVIII el Cabildo de la Isla acordó el 21 de agosto de 1750, sustituir el antiguo reloj ubicado en la parroquia de Los Remedios.
Tal adquisición agravó el conflicto, porque los feligreses de La Concepción, con su mayordomo al frente, solicitan que el nuevo reloj se instale en la torre de esta iglesia, por la estratégica posición de la misma. El Cabildo decide que el reloj comprado en Londres y que llega a la Ciudad el 2 de junio de 1751, se instale en la parroquia de Los Remedios.