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Calle de la Carrera (Hoy, Obispo Rey Redondo)

Calle de la Carrera (Hoy, Obispo Rey Redondo)
Calle de La Carrera, al atardecer. | Foto: Mari Cruz del Castillo Remiro

Considerada como la calle principal desde la fundación de la Villa de San Cristóbal hasta nuestros días, fue llamada en un principio como la “calle que va a Santa María”, según acta del Cabildo de 1514, y desde 1525 como calle de Nuestra Señora Santa María de los Remedios. En la Tazmía de 1592 aparece como calle de La Carrera, en referencia a las carreras de caballos que en ella se celebraban, donde los jinetes partiendo desde la zona de San Lázaro y San Benito competían en llegar a la meta que estaba situada en la plaza de Abajo. También se celebraban en esta vía carreras de cintas a caballo, hasta que la empedraron. En 1913 el Ayuntamiento de La Laguna la rotula como Obispo Rey Redondo, en relación a don Nicolás Rey y Redondo, V obispo de San Cristóbal de La Laguna (1894-1917).

La calle llega subiendo por la derecha hasta el encuentro con la de Viana, donde el Adelantado tenía sus viviendas y hoy está el convento de monjas de clausura de Santa Catalina, que se inauguró el 23 de abril de 1611, con cuatro monjas trasladadas desde Sevilla.

Por el lado izquierdo se encuentra la Casa del Corregidor construida en el siglo XVI y terminada en 1545. Lo más importante de este edificio es su puerta principal, realizada en cantería roja y de estilo plateresco canario. Esta vivienda actualmente forma parte de las dependencias municipales, y fue durante muchos años sede de la alcaldía.

La inclinación de este tramo de la calle de La Carrera dio origen a una leyenda, que aún permanece en la memoria de los laguneros, que hace referencia a los amores clandestinos del hijo menor del Adelantado, don Fernando, que por esta razón lo mataron. Su padre, don Alonso mandó a construir entonces el saliente del muro para no ver el lugar donde dieron muerte a su hijo.

Algunas historiadoras, como doña María Rosa Alonso y doña Manuela Marrero, opinan que la historia como leyenda vale, pero la verdad se impone y es bastante menos romántica. El Adelantado no vivió en la Villa de Arriba, ni su hijo muere asesinado por amores. Don Fernando muere en realidad en Berbería, mucho más tarde, en una de las expediciones a la vecina costa africana. Sin embargo el historiador Rodríguez Moure, mantiene de alguna manera viva la leyenda.

La citada inclinación, tanto de la calle de La Carrera hacia la derecha y la paralela de San Agustín, hacia la izquierda, viene motivada por los barrancos que surgieron de las escorrentías de aguas que venían de la parte alta de la entonces Villa.

La siguiente construcción de la casa del Corregidor, conocida como La Alhóndiga fue utilizada como antiguo granero y pasado el tiempo “sólo servía para sala de baile de las ratas y albergue de todo saltimbanqui que visitaba la población”. (Rodríguez Moure). Años más tarde y ocupando la alcaldía don Cirilo Olivera y Olivera, se proyectó adecuarla para que se instalara el primer cuartel para la guardia provincial. El 5 de diciembre de 1898 estas dependencias fueron ocupadas por la guardia civil, destacando en la ciudad a un teniente, un sargento y ocho guardias.

El amplio patio de este edificio, actualmente ocupado como parque móvil municipal y de la policía local, fue durante mucho tiempo utilizado como cancha de baloncesto.

La vivienda que hace esquina con la calle Viana, es la conocida como Casa Alvarado-Bracamonte, construida por el capitán general de la Isla, Diego Alvarado-Bracamonte en el siglo XVI. Esta edificación también es conocida como Casa de los Capitanes Generales. Su fachada, puerta principal y ventanales están bordeados con pilastras almohadilladas. A finales del siglo XIX perteneció a don Antonio Leal Leal (padre de Antonio Leal Martín, promotor del Teatro Leal) y fue habitada por el matrimonio Juan de la Cruz y Lucía Martín. Reformada en los 80, actualmente está ocupada por la alcaldía, sede de la oficina de turismo, el CICOP (Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio) y sala de exposiciones.

En la esquina con Tabares de Cala fue construida por don José Jacinto de Mesa y Castilla en 1765, la conocida como Casa Mesa. A principios del siglo XX, y dada la situación política, económica y social en Canarias la familia Nava, propietaria de la vivienda, tomó la determinación de destinarla a centro de enseñanza del municipio. Al no tener descendencia la marquesa viuda, doña Concepción Salazar y Chirino, plasmó en su testamento que “tras su muerte se fundara en La Laguna unas escuelas para la educación de los niños de la clase obrera y proletaria”. Reformada totalmente la vivienda se adaptó para que la Orden Religiosa de los Hermanos de La Salle comenzaran a impartir clase en la ciudad. El deseo se hizo realidad, y los Hermanos de La Salle visitaron el centro el 11 de agosto de 1916. Fueron recibidos por el albacea de la familia, José Rodríguez Moure, inspeccionaron la casa, encontrándola en buenas condiciones para el colegio.

Mientras planificaban la apertura del centro se acordó que solamente el primer año las clases serían gratuitas, para cumplir el objetivo fundacional. Así las cosas, el 29 de octubre de 1916, desde las ocho de la mañana, estaba el patio repleto de padres y alumnos. “Sobre las ocho y media se separó a los de pago de los gratuitos, los que sabían leer un poco de los que no sabían nada”.

Los Hermanos de las Escuelas Cristianas, dado su arraigo con la ciudad de La Laguna decidieron ampliar la oferta escolar, para lo cual vendieron el solar de Heraclio Sánchez (campo de fútbol de los Hermanos), donde tenían intención de construir el nuevo colegio. Este solar no reunía las condiciones exigidas para tal cometido y lo vendieron, adquiriendo otro de considerables dimensiones en La Verdellada, donde construyeron el colegio actual en 1982.

En La Laguna todavía se recuerda al Hermano Ramón, que recibía en la puerta del colegio todas las mañanas a los niños con una sonrisa.

Al amanecer del Viernes Santo, durante la procesión de madrugada del Cristo Lagunero, precisamente a la altura de donde estuvo ubicado este colegio, la antigua banda de música “La Fe”, que se creó como consecuencia de las discordias en 1891 en el Casino “El Porvenir”, hacía sonar los acordes del “Adiós a la vida”, de la ópera Tosca. Siguiendo esta vieja tradición la actual banda de música, también denominada “La Fe”, sigue interpretando esta melodía, y a continuación “Las malagueñas” del maestro Montesdeoca, el que fuera director musical del Orfeón La Paz de La Laguna.

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