Una vez más, la ciencia vuelve al rescate de la ciudadanía de forma eficaz y a un coste más que razonable, pese a que Canarias -como recordó esta misma semana el rector de la Universidad de La Laguna, Francisco García– está “a la cola de España y de Europa en todos los indicadores que tienen que ver” sobre investigación, desarrollo e innovación.
En esta ocasión ha sido un equipo científico formado por investigadores del Instituto de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (Ecoaqua) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, del Instituto de Ciencias Matemáticas (Icmat), del CSIC, y de la empresa tecnológica Digital Earth Solutions (DES) el que ha desarrollado un sistema de predicción de la llegada de blooms (floraciones) de cianobacterias a las costas canarias con una antelación de hasta 72 horas, lo que popularmente son conocidas como manchas de microalgas.
Se trata de un asunto nada baladí para los canarios, quienes este verano han vuelto a comprobar cómo este fenómeno natural ha arruinado no pocas de sus zonas de baños preferidas justo en el periodo vacacional por excelencia, como es el mes de agosto.
Además, en dicho estudio -adelantado ayer por la agencia Efe- se confirma un temor más que extendido entre los isleños y del que con anterioridad ya alertaron tanto técnicos como los pescadores, y es que los canarios tendrán que “aprender a convivir” con estas floraciones de cianobacterias, dado que su llegada masiva a las costas del Archipiélago será cada vez más habitual por el calentamiento global del océano Atlántico en la región de la Macaronesia.
No en balde, hace un año que el decano de los biólogos de Canarias, Matías Fonte-Padilla, explicaba a DIARIO DE AVISOS que “si aumenta la frecuencia de los episodios de las calimas, aumentan las temperaturas, y se producen calmas estacionales en el mar, veremos nuevos episodios de cianobacterias” en las Islas.
Ello es debido a que, como detallaba el experto, “en Canarias son varios los factores que, si coinciden todos a la vez, aumentan la probabilidad de encontramos con estos blooms superficiales. Destacamos la falta de oleaje y de vientos alisios, que permite que las células se agrupen, y que hace que la superficie oceánica quede estratificada y más expuesta al sol, aumentando la temperatura del agua superficial, cuyo óptimo para las cianobacterias es entre 23º y 30º. A esto le tenemos que unir la presencia de nutrientes con la calima, que se convierte en una lluvia de fósforo y hierro, justo lo que necesitan para proliferar, junto a otros micronutrientes que toman del agua marina”.
Cabe recordar que desde el pasado junio hasta el actual mes se ha estado documentando la aparición de afloramientos masivos de cianobacterias Trichodesmium en las aguas costeras de toda la provincia tinerfeña, así como en Gran Canaria, e incluso podría prolongarse hasta octubre de forma visible.
Desde el episodio de afloramiento masivo de microalgas reportado en 2017, su presencia en aguas canarias comienza a ser más frecuente, debido al calentamiento global del océano Atlántico en la Macaronesia, y el consiguiente aumento de la temperatura en esta área.
Como resume el profesor Antonio González Ramos, de Ecoaqua, “la población [de las Islas] deberá aprender a convivir con ellas”.