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“Aún tengo esperanza porque el mundo no puede seguir viviendo con el rechazo y el racismo”

El Hadji Sano supo en abril de 2006 que su hermano había sido víctima de una de las mayores tragedias de la migración
“Aún tengo esperanza porque el mundo no puede seguir viviendo con el rechazo y el racismo”
El Hadji Sano, autor de 'En este gran mar'. | DA

La vida nunca le fue igual a El Hadji Sano desde que en abril de 2006 supo que su hermano Maland era uno de los 48 jóvenes, en su mayoría senegaleses como él, que habían partido el 25 de diciembre del año anterior desde la Isla de Sal (en Cabo Verde) con pretendido rumbo a Canarias, pero de los que sólo aparecieron 11 cuatro meses después, ya como momias y en la isla caribeña de Barbados. Se confirmaba una de las mayores tragedias conocidas hasta entonces de la migración africana hacia Europa vía Canarias.

El periodista tinerfeño Juan Manuel Pardellas comenzó a investigar y publicar lo sucedido en El País desde que se entera de la noticia del yate Bonnie & Clyde y, al poco, se pone en contacto con El Hadji. Desde entonces, se hicieron amigos del alma y esta dura historia, la búsqueda de justicia y de difusión para concienciar sobre dramas que a muchos les siguen dejando totalmente indiferentes se ha condensado ahora en un libro titulado En este gran mar, de Gaveta ediciones, que mañana se presenta en El Corte Inglés de Santa Cruz de Tenerife, que hace llorar y que debería ser lectura obligatoria en muchos niveles educativos y en infinidad de casas de este Occidente tan rico, como ciego e hipócrita demasiadas veces.

-¿Qué sintió el pasado miércoles, en Madrid, con la presentación del libro de su ya amigo para siempre Juanma Pardellas?

“Como dices, un amigo y hermano para siempre. Ese miércoles fue como dar a luz de nuevo a las vidas perdidas”.

-No se ha hecho justicia con los culpables de esta tragedia (el principal sospechoso es un vasco que compró el destartalado yate dos años antes), pero, al menos, ¿cree que las familias sienten mayor alivio por difundirse lo ocurrido?

“La justicia está en la mano de la personas, pero, desgraciadamente, parece que en este caso no interesa. Juan Manuel ha cumplido su compromiso con las familias. Para mí es un deber dar todo lo que puedo para que esta historia salga a la luz y que las familias se sientan, al menos, satisfechas de la publicación”.

-¿Tiene alguna esperanza aún de que se haga justicia?

“La verdad es que no. Todo lo que hemos hecho para que haya justicia, todos estos años y, sin embargo, no nos han permitido ver cómo se pagaba por lo hecho. Ahora ya no creo, aunque en la vida puede haber sorpresas y, si se da finalmente, pues sería una gran sorpresa para mí”.

-Desde 2006, ¿cómo ha cambiado? ¿Cómo ve el mundo, el reparto de la riqueza, lo que está pasando con la migración, el cambio climático, las guerras…?

“Desde 2006, mi vida quedó marcada para siempre por lo que sufrió mi hermano y los demás jóvenes que murieron en estas circunstancias. El reparto de la riqueza en el mundo es injusto e incomprensible. Por la emigración, creo que hay dos mundos diferentes: uno que es libre para sus movimientos y otro cuyos movimientos están controlados. El cambio climático y las guerras provocarán aún más pobreza en estos países controlados por sus movimientos y por sus riquezas. Nuestros países no son culpables de lo que está pasando. No obstante, aún confío en que haya esperanza contra el racismo, la xenofobia y el rechazo. Estoy convencido de que el mundo no puede seguir viviendo con esto”.

-Pardellas sostiene que las principales mafias de la migración somos la sociedad occidental por no dejarles venir de otra manera y exponerles a una muy posible muerte en el mar, ¿está de acuerdo? ¿Cómo cambiarlo?

“Estoy de acuerdo. Las leyes de emigración occidentales son uno de los factores que provocan tantas muertes en los caminos que toman los emigrantes hacia Europa. Hay que favorecer el movimiento legal sin poner barreras, sobre todo a estos países que Occidente colonizó y para los que mantiene una cooperación desigualdad, aparte de implicarse en su política interior”.

-¿Cree que el Pacto por la Migración y Asilo que busca la UE servirá o solo para reforzarla como castillo inalcanzable?

“Esos pactos son las prácticas que deben cambiar. Hasta ahora, no han arreglado el problema y, de hecho, hay mucho más movimiento migratorio que antes”.

-¿Cómo ve este fenómeno en 10, 20, 30 años, cuando África haya duplicado su población?

“Debemos mirar, como africanos, qué queremos ser en el futuro, qué queremos para nuestro continente. Se necesitan buenas políticas sobre nuestras riquezas y su distribución. Hay que evitar también la corrupción de los políticos africanos, que frena muchísimo el desarrollo, aparte de que Occidente sea responsable de sus políticas y de la cooperación con África”.

-El que fuera delegado del Gobierno en Canarias en 2006, José Segura, indica que el rechazo al otro también se da en los países africanos: ¿cuestión cultural de base, culpa de los gobiernos, egoísmo y miedo imposibles de corregir…?

“El rechazo, en general, es solo hacia los gobiernos, no a los ciudadanos. Los gobiernos deben mirar sus políticas de cooperación con los países no desarrollados, que afectan mucho a sus poblaciones y crean desigualdad, miedo y egoísmo. Para corregir el rechazo, hay que acabar antes con estas prácticas”.

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