El director de Casa África, José Segura, afirmó ayer, en declaraciones a DIARIO DE AVISOS, que el fenómeno migratorio solo puede afrontarse desde “la unidad, la involucración de todos, con una labor colectiva potente y teniendo claro que quienes llegan en cayucos no son ni mercancía peligrosa, ni material radioactivo ni chatarra, sino seres humanos valientes, auténticos héroes que se juegan la vida al buscar otros horizontes, a los que tienen derecho”.
En su opinión, “están totalmente equivocados los que creen que esto se para dando dinero a espuertas a los gobiernos de los países africanos del litoral, porque eso solo servirá para aumentar la corrupción”.
Además, advierte de que, “en realidad, llegan pocos chicos aquí, movidos por el cambio climático y la sequía, que están afectando gravemente a la zona de El Sahel y son motores impulsores de la violencia y el éxodo. Solo de Mali y Burkina Faso han salido 100.000 personas en estos meses, andan deambulando y se les obliga a jugársela en el mar porque se les expulsa de todos lados, pues la insolidaridad no es de un único país”.
Segura, que no cree en las fronteras exteriores, censura a la UE por querer convertirse, “cada vez más, en un castillo feudal impenetrable, en el que parece que solo importa que podamos irnos de marcha, mientras a esta gente le negamos lo mínimo”. En esta línea, critica el último pacto sobre migración “porque persigue a quien se juega la vida en la mar y combate a las ONG (y en Canarias no tenemos a ninguna con barco de rescate), aparte de darle más de 6.000 millones de euros a Erdogan para que los sirios sigan en Turquía. También se le da 900 millones al chorizo y dictador de Túnez, que se cargó la Primavera Árabe en su país, para ejercer de policía y dé caña a los pobrecillos emigrantes que le entraron”.
Asimismo, es pesimista con el pretendido Pacto de Asilo y Migración de la UE, teme que se siga dejando a su suerte a las regiones y países fronterizos (“para lo que debemos luchar con personalidad”) y cree que se hace todo lo contrario de lo que se debería hacer, si bien discrepa de los que consideran extendido el rechazo al otro, el cinismo y la xenofobia en Canarias y España. “Es verdad que somos muy egoístas, pero, aunque sorprenda, eso no lo percibo”.
Para Segura, y más allá de la pertinencia o no de un mando único, “que no sé muy bien qué es, lo que hay que hacer es involucrarse todos”. “Lo que pasó entre 2004 y 2008 fue un fenómeno desconocido, un tiempo de improvisación y de una gran colaboración interministerial. Llamaba a Zapatero a las 12 de la noche y estaba al pie del cañón, viniendo a los campamentos 6 veces. Se implicaron muchos ministerios: la vicepresidenta Fernández de la Vega arrimando el hombro, el ministro Caldera (Trabajo), que impulsó acuerdos con países como Senegal o Gambia para escuelas taller, el Ministerio del Interior, el ejército de Tierra con los admirables campamentos montados en Los Rodeos y La Isleta… Como delegado del Gobierno, estaba en permanente contacto con el jefe del Mando Militar para coordinar el material. En dos meses, se construyeron dependencias en Arona para 400 personas con servicios completos, lo mismo en La Gomera y otros sitios; en 2007 se creó Frontex y diversos países europeos aportaron sus servicios para ayudar a salvar vidas…”.
A su juicio, los cargos públicos hoy deberían mostrarse mucho más cercanos y activos con este fenómeno. “Me gustaría verlos en primera línea, impregnándose de esto y formándose para ayudar en la búsqueda de soluciones”.
CLIMA Y MIGRACIONES
Segura asegura que Casa África lleva años analizando esta situación y recuerda que, desde hace décadas, “muchísimos investigadores atribuyen al cambio climático la generación de conflictos armados en El Sahel. La población en África se va a duplicar, muchos pasan hambre, están descendiendo los recursos hídricos, los caudales de los ríos, el lago Chad ha bajado de manera espectacular, los agricultores y los ganadores se van porque no pueden sobrevivir…”.
“Se trata de un cambio radical en todo el mundo. Yo ya lo publique un libro en 2017 con capítulos sobre cambio climático y migración, y personas cualificadas me discutían que no había que mezclarlo, mientras que hoy no lo discute nadie. Pero es que, ya en 2001, la Cruz Roja y la Media Luna Roja publicaron el Informe Mundial sobre Desastres y calculaban que había 25 millones de refugiados medioambientales; en 2005, el Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la ONU alertaba de que, en 5 años (2010), habría más de 50 millones; luego, figuras singulares como Norman Mayers, de la universidad de Oxford, hablaba de 250 millones y esto no solo se ha cumplido, sino que ha ido a más”.
En cuanto a la vinculación Canarias-África, lamenta que el proyecto de Casa África de “enseñar este continente” mediante una asignatura optativa en Secundaria en las Islas no fuera tenido en cuenta por la consejería de Educación “en ningún momento, ni siquiera para destinar a un único profesor en comisión de servicio. Ni caso, en dos años, por parte de la consejería, tras enviarle decenas de escritos solicitándolo”.