Ha sido un largo camino que pasó varias fases, algunas muy complejas, pero que cada vez está más cerca. Fue hace más de cinco años cuando el Ayuntamiento de La Orotava propuso que el cordón trenzado, una técnica de cultivo única en el mundo y característica del Valle de La Orotava, sea declarada Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de patrimonio cultural inmaterial de carácter ancestral, una iniciativa a la que poco después se sumaron los otros dos ayuntamientos del Valle, Los Realejos y Puerto de la Cruz.
A partir de ese momento comenzaron a trabajar juntos para redactar el expediente correspondiente para presentarlo al Cabildo de Tenerife y conseguir esta declaración tras los acuerdos plenarios necesarios de las tres instituciones y el apoyo del sector.
El documento fue dado a conocer ayer en el Ayuntamiento villero por los tres alcaldes, Francisco Linares, Adolfo González y Marco González; el concejal de agricultura, Alexis Pacheco; el técnico de Patrimonio Histórico del Consistorio y el responsable de coordinar el expediente y su elevación, Pablo Torres; el presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (DO) Valle de La Orotava, Jesús Corvo, y como invitado, su homólogo del Consello Regulador da Denominación de Orixe Ribeira Sacra (Lugo), José Manuel Rodríguez.
Esta técnica de cultivo permite a la viña adaptarse a la orografía del terreno y aprovechar el espacio y ello, a su vez, hace que los vinos de la zona mantengan una singularidad tan característica y especial sin necesidad de tocar el suelo.
Se trata de una tradición ancestral que se transmite de generación en generación desde hace más de 500 años y se conserva pese a los cambios agrarios en los últimos tiempos y de allí la necesidad de protegerla para que no se pierda y se mantenga el paisaje agrícola en la comarca, explicó Torres.
“Conseguir esta declaración permitirá crear un aliciente económico para mantener el sector vitivinícola y esa técnica diferenciadora en el mundo”, declaró Pacheco.
Jesús Corvo precisó que dentro de la DO hay 188 hectáreas de cultivo en cordón trenzado pero estimó que esta cantidad es la mitad de la superficie sembrada en el Valle, que puede estar alrededor de las 400 hectáreas. Mientras Puerto de la Cruz apenas tiene unos mil metros cuadrados en Los Realejos y La Orotava se eleva a 52 y 136 hectáreas, respectivamente.
En este sentido, Marco González subrayó que en la ciudad turística es donde cobra importancia la producción. “Cada vez la DO está más presente en los servicios de restauración y en los establecimientos turísticos, que también permiten ser escenario para la valoración de la cosecha”, manifestó.
Adolfo González aludió a que José de Viera y Clavijo, el realejero más ilustre, ya se refería en el siglo XVIII a este particular de este sistema de la viña “que sigue siendo una seña de identidad del municipio” y el tercer cultivo de importancia detrás de la papa y los cereales.
Por eso, prometió que se seguirán manteniendo las acciones en apoyo al sector, como jornadas técnicas y educativas; rutas guiadas por los paisajes de la vid y bodegas; eventos de promoción gastronómica y vitivinícola, y el concurso de vinos regional y local de vinos Manuel Grillo Oliva en el marco de las Fiestas de Mayo.
Por último, Francisco Linares valoró la unidad de los tres ayuntamientos junto al Consejo Regulador para defender esta tradición, que es única en el mundo, y dignificar el sector vitivinícola, que se enfrenta a un problema generacional.
El mandatario también reconoció que la declaración BIC contribuiría al reconocimiento de La Orotava como ciudad patrimonio de la Humanidad de la Unesco con categoría de Paisaje Cultural y Bien Mixto, un expediente que el Gobierno local tiene intención de retomar el próximo año.
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