La falta de vivienda en el sur de Tenerife es de tal magnitud que hay trabajadores turísticos que tienen que compartir habitaciones o incluso dormir en una caravana y algunos hasta en la playa, tal y como ya hemos ido publicando en las últimas fechas en este periódico. Los alquileres, de una sola habitación, sobrepasan los 800 euros, y resulta casi imposible encontrar alguno, cuando la mayoría han pasado de residencias a viviendas vacacionales.
Ese es el ejemplo que nos trae un taxista de Adeje, de origen búlgaro, que hasta hace dos años tenía alquilado, por 500 euros al mes, un viejo apartamento muy cerca del barranco de Troya, en Playa de Las Américas. “De pronto -nos cuenta- pasó a pedirme 1.200 euros a la semana, porque lo había declarado vivienda vacacional”, relata. El taxista decidió entonces buscar otro inmueble para alquilar mensualmente, pero ante la ausencia de oferta prefirió invertir en un adosado cerca del campo de golf de Buenavista del Norte. “Me es más rentable venir todos los días desde Buenavista que pagar más de 1.000 euros por rentar en Adeje o Arona”, comentó, mientras otros compañeros suyos están en la misma situación, “así como muchísimos camareros, que tienen que venir del norte o de Granadilla a trabajar, porque aquí no hay posibilidad de conseguir una vivienda, ni alquilada ni comprada”, explica.
El ejemplo del taxista se puede extrapolar a otros muchos trabajadores del sector turístico en Tenerife, ante la proliferación de los alquileres vacacionales y la escasa oferta del residencial, donde auténticos edificios comunitarios han pasado a mano de fondos extranjeros o de particulares para convertirlos en pisos turísticos, con la rentabilidad cuatro o cinco veces mayor que un alquiler convencional.
Un problema que no solo se da en el sur de Tenerife, sino también en la capital tinerfeña o en islas pequeñas como La Gomera, donde muchas ofertas de trabajo se quedan sin cubrir porque no hay capacidad de alojamiento. Sin ir más lejos, algún trabajador del hospital insular duerme en una autocaravana.
La situación se ve acrecentada ante la falta de construcción de viviendas sociales, donde el Gobierno de Canarias trabaja en un borrador sobre una nueva Ley de viviendas vacacionales para una revisión total de la regulación contemplada en el Decreto 113/2015, de 22 de mayo.