Pocas familias viven la Navidad como Montse y Alfonso, un matrimonio tinerfeño residente en la urbanización Acorán de Santa Cruz de Tenerife, que cada vez que se aproximan estas fiestas, convierten su adosado en un ‘miniparque’ temático, en el que la magia y la ilusión salen al encuentro de los más pequeños y los recuerdos de infancia asaltan a los mayores.
La vivienda más navideña de Acorán está llena de encantos y sorpresas y sumerge a quien la visita en una especie de cuento idílico perfectamente ambientado con luces de colores, papa noeles, árboles engalanados, cascanueces, globos, trineos, renos y hasta una avioneta. Son elementos que aparecen repartidos por la fachada, el jardín, el pasillo de entrada, el salón, la cocina y hasta el cuarto de baño. Una extraordinaria decoración cuidada hasta el mínimo detalle que convierte la vivienda en el blanco de todas las miradas (y los teléfonos móviles) de vecinos y automovilistas que circulan por la calle Acorán.
Montse y Alfonso comenzaron a trabajar en “la casa de la Navidad”, como se conoce entre los vecinos, desde que acabó el verano. Empezaron a hacerse con el material (maderas, plásticos, cartones, pinturas y telas, entre otros) y a darle vueltas a la creación de este año. “Pensamos en una idea, después nos planteamos cómo se puede hacer y nos ponemos manos a la obra en el garaje entre 6 y 8 horas diarias a partir de septiembre”, explicó a este periódico Alfonso, maestro jubilado, que subraya la importancia de “colocar y sujetar” todos los elementos “para que el viento no se los lleve”.
El montaje se inició a principios de noviembre. “Los vecinos dicen que cuando empezamos a engalanar la casa, ese día arranca la Navidad”, comenta con una sonrisa Montse, exdecoradora de una tienda de muebles. “Cuando salió el reportaje en DIARIO DE AVISOS el año pasado, los días siguientes fueron una locura, un ‘boom’, se oían hasta frenazos de coches en la calle al encontrar la casa y yo no podía ni salir por las tardes, todo el mundo quería ver la casa”.
El matrimonio reside en Acorán desde hace 20 años y hace tres comenzó a adornar la vivienda de dos plantas para las fiestas venideras; no solo el balcón y el jardín que dan a la calle, la parte más visible; también en la zona trasera del paseo peatonal por la que se accede al adosado y cuya entrada custodian dos figuras que recuerdan a la Guardia Real británica. Un gran Papa Noel ocupa la puerta del garaje junto a la frase “Feliz Navidad”, que también se repite en la zona frontal, junto a dos palabras: “paz y amor”. Justo al lado aparece otro Papa Noel en un trineo lleno de regalos tirado por varios renos junto a una avioneta, que es la principal novedad esta Navidad junto a los cascanueces.
La vivienda se ilumina de arriba a abajo, por delante y por detrás, entre las 6 de la tarde y las 10 de la noche, pero el trabajo de Montse y Alfonso es digno de admirar también durante el día. Su cuidada creación también desprende magia a plena luz. La generosidad del matrimonio tinerfeño no se limita a regalar una gran postal que alegra la vista a niños y mayores. También abren las puertas de su casa a los visitantes, “como se hacía antes en Canarias” y les invitan a recorrer los espacios interiores, además de entregar algún “dulcito o chuchería”, sobre todo a los niños, que se sienten protagonistas de un cuento de Walt Disney.
“Te encuentras gente encantadora y sus caras lo dicen todo. Hace unos días vino un señor de más de 80 años que nos dijo que se sentía como un niño. Llevaba la ilusión dibujada en su cara. Esa es una de las cosas más gratificantes de las visitas: que salga ese niño que todos llevamos dentro, porque aquí encuentran, además de paz, recuerdos de infancia”, señala Montse.
Mientras, Alfonso, que reconoce que su esposa es “más navideña”, subraya que la decoración de la casa ha servido también como “pretexto” para recuperar el contacto con viejas amistades y reencontrarse en la ’embajada’ santacrucera de la Navidad.