El próximo viernes, como viene siendo norma habitual en los últimos diez años, muchas miradas de Tenerife, Canarias y España, e incluso del extranjero, estarán centradas en la estación de servicio Repsol La Chasnera, que desde 2013, cuando repartió completo el segundo premio (200 millones de euros) ha ido engordando la fama del surtidor de la fortuna. Desde julio, que comenzaron a venderse los décimos del Sorteo de Navidad, muchos tinerfeños, canarios y turistas se han acercado hasta el receptor situado en el kilómetro 54 de la autopista del Sur en busca de la suerte, mientras otros muchos, incluso de Europa, han llamado solicitando al menos un décimo. No es para menos, La Chasnera lleva diez años dando en cada sorteo algunos de los grandes premios, sin ir más lejos ha dispensado hasta en cuatro ocasiones (2017,2018, 2020 y 2022) el Gordo, aunque en décimos sueltos, el año pasado ocho del 05490, con 3,2 millones de euros. Pocos son los que dudan que lo volverá a hacer por décimo primer año consecutivo
Algunos ya hasta le restan valor, porque al tratarse del receptor o terminal -no confundir con administración- que más vende en Canarias y en toda España. “Este año ha sido muy bueno, tanto o mejor que el anterior, estamos contentísimos”, afirma José Ángel González, gerente de la gasolinera del Grupo González que preside su padre José Miguel, mientras sus hermanos, Aarón y Miriam, llevan la gestión de las gasolineras Repsol de El Volcán en Arafo y El Porís de Abona, que también cuentan con receptores de lotería, aunque no alcanzan el nivel de ventas de la estación granadillera, en donde desde hace unas semanas las colas se hacen interminables para tentar a la suerte, por aquello de que “no sea que caiga de nuevo ahí y yo no tenga ninguno”, la frase más repetida cuando del Sorteo de Navidad se trata.
Siguen esas colas a pesar de que apenas queden “décimos feos, con números muy repetidos o muy bajos”, comenta José Ángel, para a renglón seguido recordar que “desde el cero hasta el 99.999, todos los números entran en el bombo”. Desde hace semanas resulta imposible lograr las terminaciones 13,15,17,19, 23 y 69, además que tampoco se puede conseguir “el 5”, recuerda el gerente de La Chasnera, la terminación más premiada en la historia del sorteo. Raúl de Montis, responsable en la provincia de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (Selae) recuerda, y no se explica bien el motivo, que “las terminaciones más vendidas son con mucha diferencia las impares”.
José Miguel González, el presidente del grupo, se mostraba ilusionadísimo un año más, después de comprobar que “hemos dadas tantas alegrías que esto no se paga con dinero”, orgulloso que un informativo de máximo audiencia le dedicara la semana pasada más de un minuto. “Me han llamado hasta de Repsol por la enorme publicidad que eso representa”, mientras en la cola se citaban dos de los agraciados por La Chasnera, una señor que vio premiado su décimo el año pasado, con 400.000 euros y una señora que en 2013 obtuvo 125.000 con un décimo del segundo premio.
“Las ventas están siendo iguales o mejores que la del año pasado y estos días ha sido una locura, con gente llamándolos de la Península y de las islas ya no te cuento, empresas comprando series casi completas”, señala José Ángel González.
Su hermana Miriam, administradora del Grupo González, nos relata que aparte de los que acuden a diario a La Chasnera o a su estación de El Porís, “son muchos los que llaman para comprar por Internet o para reservar, muchos que nos llaman de los asilos, incluso una señora que nos pidió varios décimos porque quiere salir del asilo, o muchas personas que aspiran al Gordo porque quieren un tratamiento para un familiar enfermo. Son muchos los que te cuentan sus planes si les toca un décimo premiado”, relata.
La fama de La Chasnera y del Grupo González Canarias, que gestiona siete gasolineras Repsol, comenzó en 2013 cuando vendió todas las series del número 79712, importado de Murcia por José Miguel González para repartir en sus estaciones, nada menos que el segundo premio (200 millones de euros), muchos décimos entre los 140 trabajadores de la empresa. Desde entonces, ya con décimos extraídos del receptor de La Chasnera -ahora tiene dos máquinas, ante la gran demanda-, esta nunca ha faltado a la cita con los grandes premios, dando pellizcos del Gordo hasta en cuatro ocasiones, algo de lo que solo pueden presumir en administraciones de Telde y Las Palmas de Gran Canaria. Por algo a La Chasnera se le ha comenzado a conocer como La Doña Manolita de Canarias.
Gasto medio
A falta de confirmar las ventas esta semana, que aumentan considerablemente, cada canario se gastará una media de 51,49 euros en lotería para el Sorteo de Navidad, algo menos que el año anterior, aunque lo más probable es que ese porcentaje termine subiendo. En la provincia tinerfeña esa media se estima en 53,78 euros, mientras que descienda en Las Palmas hasta los 38,28 euros. Las islas continúan muy por debajo de la media nacional que asciende a 71,67 euros por cada español, según datos de la Selae. Solo Baleares juega menos que Canarias.
Señala Raúl de Montis que las distintas administraciones de la provincia tinerfeña tienen consignados este año 56 millones de euros de los 99 de Canarias, una cantidad que aumenta con pedidos de última hora y las propias terminales. Son dos millones de euros más que en 2022. La isla de Tenerife es la que en porcentaje más juega de las cuatro islas occidentales, aunque hace dos años se jugó más en La Palma con motivo de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, cuya fecha de inicio, 19 de septiembre de 2021 (19921) sirvió para que se agotara antes de octubre ese número, consignados en dos administraciones de la Península.
También es tradicional que se busquen número de otros acontecimientos a lo largo del año o singularmente fechas señaladas como cumpleaños, matrimonios o nacimientos de hijos, siempre tratando de alcanzar la fortuna con números cercanos a cada jugador. Y por supuesto, no falta, aquellos que juegan siempre el mismo de manera individual, pero muy especialmente, a través de colectivos o empresas, a pesar de que lleven años de vacío. La esperanza es lo que importa.