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El almacén Ventoso de Santa Cruz, una joya arquitéctonica para un museo

El edificio, construido en 1919 para albergar los antiguos varaderos de la Junta de Obras del Puerto, reabrirá sus puertas convertido en un espacio dedicado al mundo marítimo

Santa Cruz de Tenerife se prepara para albergar su primer museo dedicado a la historia marítima, un nuevo espacio con el que se pretende recuperar la historia de una ciudad que, desde sus orígenes, siempre ha estado vinculada al mar. Bases de un futuro lugar en el que recuperar la memoria histórica vinculada al puerto y al litoral capitalino, que tuvieron su origen en mayo de 2023, tras la visita realizada por la Tertulia Amigos del 25 de Julio al Museo Naval en Madrid, en la que se fraguó un proyecto que el pasado martes comenzó a tomar forma.
La visita a la capital tinerfeña del vicealmirante director del Instituto de Historia y Cultura Naval, Enrique Torres, en compañía del capitán de navío, Juan Escrigas, se tradujo en una reunión con miembros del Gobierno, Cabildo, Ayuntamiento, Autoridad Portuaria, Comandancia de Marina y de la Tertulia, impulsores de este hito, para crear los cimientos de este museo naval, que aún sin fecha de apertura, sí cuenta con el lugar en el que irá ubicado: el almacén Ventoso, ubicado en la Avenida Francisco La Roche, tal y como adelantó DIARIO DE AVISOS.
La elección de este espacio no es casual, pues se trata de una infraestructura emblemática y una joya de la arquitectura clásica de la capital que lleva décadas cerrada sin encontrar un uso adecuado hasta el momento.
Este edificio fue construido en 1919 por la Junta de Obras del Puerto en la denominada finca Ventoso, de la cual tomó el nombre por el que se le conoce actualmente. Su finalidad era meramente industrial, para acoger la reparación y construcción naval de un incipiente puerto que, ante su ubicación geográfica, servía de escala de los barcos que viajaban rumbo a África, América y el Pacífico, los cuales arribaban al muelle chicharrero para repostar agua, alimentos, dar descanso a la tripulación y, sobre todo, para reparar algún daño en las naves antes de reiniciar el viaje.
Este antiguo almacén, con dos plantas en su interior, lo conforma una nave alargada con seis ventanas y tres puertas de acceso desde el exterior, destacando sobre la puerta central el escudo de la entidad, que también corresponde al de los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
Situado en la Avenida Francisco La Roche, en la entrada al Muelle Norte, su carácter ecléctico y sus característica arquitectónicas dan a entender que fue obra del arquitecto Antonio Pintor y Ocete (1862-1946).
En su interior destacan amplios salones revestidos por maderas en los pisos, donde en la planta de semisótano se instaló el almacén y los talleres de mecánica y carpintería de ribera, pues en este lugar se encontraba el varadero de la Junta de Obras del Puerto y se realizaban las reparaciones de sus remolcadores y falúas, aunque también se prestaba servicios a particulares, ya que tenía capacidad para recibir barcos de hasta 200 toneladas.
En la planta principal del edificio, a ras de calle, se encontraban los laboratorios, donde los ingenieros comenzaron a realizar los ensayos de los materiales que utilizarían en la ampliación del Muelle Sur, logrando obtener prismas con mayor resistencia al agua, al mezclar 9 partes de cal hidráulica y 1 parte de cemento Portland.
La cal hidráulica se obtenía en los hornos que habían en la cercana finca de Ventoso, utilizando las piedras de cal procedentes de Fuerteventura.
Esta característica infraestructura estuvo en funcionamiento hasta prácticamente finales de 1960, cuando las obras de modernización y ampliación de la instalación portuaria acabaron con su actividad inicial, en la que se reunían los carpinteros de ribera y operarios vinculados a los trabajos de reparación naval, desde calafates a buzos o marineros en las que solo se reparaban buques, sino que también se construían embarcaciones de vela, bergantines, goletas y principalmente pailebots, balandros, gabarras y remolcadores.
Tras llevar años cerrado y, casi en el olvido, en 1989 el inmueble fue acondicionado para acoger el restaurante discoteca A Bordo que, años más tarde, se destinaría a la terraza-discoteca Musa hasta la clausura del local.
Ahora, este pintoresco espacio que pertenece a la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, se prepara para renacer bajo un proyecto único, en el que se conformará un gran museo dedicado a recuperar la historia de la ciudad con el mar.
El proyecto, que recopilará la historia marítima y naval chicharrera, ya cuenta con una idea a cargo del arquitecto Rafael Escudero, que prevé que el edificio tenga dos salas, una configurada como museo y otra de exposiciones. Así, una primera parte se recopilarían datos sobre la historia marítima, en base a panales explicativos y fotografías. Mientras, en la parte de exposiciones que iría anexa, se baraja la construcción de un nuevo enclave, justo en el solar trasero del almacén Ventoso, donde irían las piezas que el Museo Naval de Madrid se ha comprometido a ceder para el futuro centro temático. Una infraestructura, con vistas al Puerto, que estaría dotada de espacios verdes y cafeterías.
El futuro museo sería el eje de un gran espacio entorno al mundo marítimo, pues otras ideas son reubicar el Correíllo La Palma en su anterior ubicación, junto a la antigua estación del Jetfoil, vinculando así este símbolo histórico al citado edificio, Premio Manuel de Oraá en 1990. Una zona que se fusionaría, además, con el Edificio de los Prácticos, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), y la escultura de La Gesta, que cambiaría de su actual emplazamiento frente al Cabildo a la rotonda de entrada del Muelle Norte, lugar que hasta el pasado año ocupaba la hélice del barco militar Canarias, retirada por ser símbolo franquista.

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