la victoria de acentejo

De casona histórica a hotel emblemático

La Victoria contará con sus primeras once plazas alojativas en la que fuera la casa del Deán Calzadilla, un inmueble del siglo XVIII que alberga elementos de interés etnográfico y religioso
De casona histórica a hotel emblemático
Los principales trabajos en los últimos meses han consistido en dotar al inmueble de los servicios que carecía, tales como saneamiento y electrificación. / Fran Pallero

Alberga una capilla, un aljibe y una era. No son muchos los establecimientos hoteleros en Tenerife y en Canarias que pueden presumir de tener elementos de interés etnográfico y religioso, atractivos con los que cuenta el inmueble en el que se asienta el primer hotel emblemático de La Victoria de Acentejo, enclavado en el barrio de San Juan, en pleno casco urbano.

Se trata de un edificio del siglo XVIII, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), de 500 metros cuadrados de superficie dividido en dos plantas unidas por un pasillo central, estancias a ambos lados y espacios exteriores como patios, jardines y azoteas que ofrecen unas vistas maravillosas del entorno de Acentejo y parte del Valle de La Orotava, principalmente, del Puerto de la Cruz.

La creación de la ermita es algo posterior y su estructura no cambió con el paso de los años. El techo y la cubierta, fabricados íntegramente en madera de tea, no presentaban humedades ni patologías importantes que requirieran una intervención. De hecho, es la parte que mejor se conserva y por lo tanto, se respetará en su totalidad.

En su momento, fue la capilla del barrio. Allí se oficiaban las misas pero el lugar quedó pequeño para las ceremonias religiosas y fue necesario habilitar el salón parroquial ubicado en la plaza de enfrente, en un sótano moderno y adaptado, con una capacidad aproximada para 100 personas.

Fueron muchos los propietarios de la casa pero sin duda, el más importante fue Nicolás de Calzadilla, natural del municipio y deán de la Santa Iglesia Catedral de Canarias, dándole el nombre por el cual se reconoce hoy en día: ‘la casa del Deán Calzadilla’, adquirida por sus padres, Antonio González Calzadilla y Catalina Grimaldi Valcárcel Benítez de Lugo.

Los diversos herederos de la familia que pasaron por el inmueble supuso un abandono parcial del mismo, muchos “parcheos”, una estructura interior modificada y separada por módulos ordenados de forma caótica, y la desaparición total de la era.

En el año 2008 se marchó la última residente y en ese momento el Ayuntamiento decidió comprarlo para frenar el deterioro que sufría y convertirlo en un hotel emblemático, el primero que tendrá La Victoria, dado que el municipio no cuenta con plazas alojativas.

Los pasos para conseguir este objetivo no fueron sencillos, tardaron más de lo deseado y supusieron un incremento importante de su coste, que superó el millón de euros.

En 2010 se encargó el proyecto de rehabilitación a un estudio de arquitectos, se iniciaron las obras con este cometido a través de un proyecto de Taller de Empleo promovido por el Consistorio y financiado por el Servicio Canario de Empleo, y en 2012 se realizó una segunda intervención con una Escuela Taller de dos años de duración.

Pero cuatro años después, en 2014, la obra quedó inconclusa y no se ejecutó ninguna intervención más en la edificación, según el concejal de Patrimonio, Kevin Moscoso Hernández.

Tras las peticiones de apoyo financiero realizadas a los Gobiernos central y regional y al Cabildo de Tenerife, la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Turismo, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, resolvió aprobar el gasto correspondiente para poder terminar los trabajos de rehabilitación.

En diciembre del pasado año se aprobó una modificación del proyecto debido a que la vivienda carecía de “tripas”, es decir, de las instalaciones de saneamiento, canalización y el sistema de electricidad, servicios que se han puesto totalmente nuevos, y sin los cuales sería imposible darle el uso previsto.

Este periódico accedió a la casona junto al citado concejal y al jefe de obra para comprobar in situ el avance que ha experimentado la futura instalación hotelera, de gran encanto, dividida en dos módulos, ambos con altura y unidos por un pasillo central. Tendrá once habitaciones, cada una con baño privado, y una de ellas adaptada a personas con discapacidad. En la entrada, a mano derecha, se encuentran la sacristía, por la que se accede a la capilla, y la futura sala de recepción.

El piso de planta alta de la parte norte conserva la madera de tea original de la casa, igual que la mayor parte de la carpintería, que se ha recuperado, a excepción de alguna pieza que estaba muy deteriorada. Allí se ubicará el salón de estar, un lugar de recogimiento para disfrutar de la tranquilidad, la naturaleza y el entorno. En la parte de abajo se sitúa la cocina, con comedor propio, y al final de la parcela, las zonas ajardinadas que se rediseñará completamente, procediendo a la recuperación de la era que existió en su día.

Más de quince años después, el primer hotel emblemático deja de ser un proyecto para convertirse en una realidad cada vez más cercana dado que entre finales de junio y principios de julio la empresa adjudicataria de las obras, prevé finalizar las obras.

Respecto a su apertura, el concejal de Patrimonio prefiere ser cauto y no dar plazos dado que todavía quedan pasos importantes que dar, como estudiar qué tipología de gestión se le dará al inmueble para que genere beneficios y riqueza para el municipio.

El alcalde, Juan Antonio García Abreu, siempre tuvo claro que iba a potenciar el municipio una vez que se pudiera alojar a los turistas para luego llevarlos a conocer el entorno que ofrece La Victoria, con sus zonas vinícolas y montes de castaños y una rica gastronomía, en la que predominan los guachinches.

“Un establecimiento de este tipo, enclavado en zona urbana y que conserva la arquitectura canaria es un aliciente para atraer a un tipo de turista, que no busca sol y playa sino involucrarse en el día a día de los residentes y empaparse de su idiosincracia y su cultura”, subraya Kevin Moscoso.

Será un impulso al desarrollo de esta localidad del norte de la Isla, pero también un lugar donde se respire historia.

Un ejemplo de arquitectura tradicional canaria

La vivienda conserva todos los elementos de la arquitectura tradicional canaria de la época, como el lugar donde se guardaban los alimentos para mantenerlos fríos y conservarlos mejor. Su principal característica era que pudiera entrar el aire y para ello debían dar al exterior. También una era, un espacio que con el tiempo desapareció y que será recuperada con la reapetura del hotel, y un aljibe. Su construcción corresponde al momento de afianzamiento poblacional de La Victoria , así como al económico y al de exportación de sus productos agrícolas.

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