El pasado regresa al presente para contar, con todo lujo de detalles, la historia del Viejo Santa Cruz a través de una publicación hasta ahora inédita: el diario manuscrito de una de las familias más influyentes, social y económicamente, de Tenerife durante el siglo XVIII y la primera mitad del XIX.
Los Rodríguez Carta, comerciantes, miembros de las milicias canarias y mecenas de la parroquia de La Concepción, dejaron importantes vestigios arquitectónicos y artísticos en la ciudad que albergó su principal residencia, el Palacio de Carta. La única construcción de la época, erigida en 1721 por Matías Rodríguez Carta, que se mantiene hoy en pie en la actual plaza de La Candelaria. Un edificio, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), en cuyas dependencias y galerías se reunían los principales dinamizadores de la vida política, cultural, religiosa, comercial o militar de la por entonces denominada Lugar, Fuerte y Puerto de Santa Cruz de Tenerife.
La historiadora Carmen Elisa Reyes, descendiente de los Carta, decidió hace más de cinco años transcribir el contenido de un cuaderno manuscrito que hacía medio siglo su padre le había regalado. Un diario histórico que había ido pasando, generación tras generación, por su familia, y en el que se recogían las anotaciones escritas por Matías Rodríguez Carta desde el año 1742, hasta las últimas recopiladas por la abuela de la autora, Delfina González de Mesa, en 1862. Narraciones de valor documental que, tres siglos después, por fin verán la luz recopiladas en el libro Los cinco matrimonios Carta, obra que será presentada el próximo 3 de abril en el mismo Palacio donde se escribieron sus páginas.
La autora, tras un arduo trabajo de investigación, ha podido hacer realidad este vestigio familiar gracias a la Tertulia Amigos del 25 de Julio, y en especial al tertuliano Sebastián Matías, quien la ayudó a recopilar en sus 491 páginas cómo era la vida social en la que actualmente es la capital de la Isla.
Cronología
Un libro que conforma una auténtica joya para conocer el desarrollo cronológico de una ciudad que creció vinculada al puerto, sobrevivió a los ataques piratas, a la lucha con las escuadras inglesas, festejó la llegada de viajeros ilustres y de mercancías exóticas que recalaban en navíos allende los mares, o se supeditaba a los designios de la Corona española que controlaba la actividad de este enclave isleño.
El diario de los Carta se inicia con Matías Bernardo Rodríguez Carta, hijo del comerciante palmero Matías Rodríguez Carta, fundador de este reconocido linaje, con las siguientes palabras: “Hoy, 18 de julio de 1734 día siguiente a mi casamiento, comienzo a escribir este cuaderno. Si Dios tiene a bien concederme hijos quiero que conozcan la historia de la familia y de algunos de los hechos acaecidos al Lugar, Fuerte y Puerto de Santa Cruz de Tenerife”.
Un comienzo tras el que se sucede una narración de hechos, fechados y datados, del acontecer en Santa Cruz, salpicados con aportaciones y nombres de familiares y de personajes influyentes de la época. Historias que invitan a recorrer con los Carta los interiores de sus casas, donde se tomaban refrigerios; se discutía de lo cotidiano; se gestionaba el personal a su cargo, se hablaba de las capillas, se comentaban nacimientos o defunciones; se anunciaban casamientos; o se exaltaban las obras artísticas que adquirían.
Como explica la que ejercerá de presentadora de este ejemplar único, la directora del Museo de Ciencias Naturales, Fátima Hernández, en el libro se hace un repaso por “personajes, muy ligados al puerto, estrechamente relacionados con el comercio marítimo, que invirtieron parte de su fortuna en adquirir y promocionar un patrimonio que los posicionaba en la -por entonces- clase dirigente. Entre sus haberes poseían hermosas casas, como la situada junto a la iglesia de La Concepción, también el Palacio de los Carta, viviendas en La Laguna, Geneto, Arafo o haciendas como la de Valle Guerra – dedicada en especial al cultivo de la vid – donde decían “gustaban refugiarse para huir de ruidos y asuntos de ciudad”, en un enclave que empezaba a consolidarse en población”.

Vida social
A través de este diario se viaja a la generosidad de los Carta al cuidado de imágenes y capillas, tanto en la ermita de la Virgen de Regla o en La Concepción, donde solían refugiarse para momentos de oración o enterrar a sus seres queridos. También sobresale el papel del torreón del Palacio, que servía para otear la llegada de navíos o avisar de peligros, e incluso se puede percibir el olor del vino, aguardiente, manteca, queso, gofio, almendras o higos que se comercializaban hacia otros países y que se mezclaba con el del cacao que llegaba de Caracas, el azúcar de la Habana o la fragancia del tabaco de las Antillas.
Asimismo, se recogen hechos destacados como el de la construcción del Hospital Civil, obra supervisada por Domingo de Mesa y custodio, en ese momento, del diario de los Carta; así como la instalación de la primera carnicería en la ciudad o la fábrica de salazones en Los Llanos de la Regla.
La llegada de científicos como el capitán Cook, en 1776, a quien se agasajó con un almuerzo a base de cabrito; o los temporales que afectaban al incipiente muelle; los ataques de extraños peces que acababan con la vida de los lugareños; las desoladoras epidemias como la peste o el catarro, que normalmente introducían barcos extranjeros; la compra de esclavos, con algunas aventuras extraconyugales incluidas entre familias de la ciudad, o hasta la curiosa aparición de baños en la playa para hombres y mujeres juntos, son solo algunas de las pinceladas recogidas en este manuscrito que se torna en cita obligada para conocer el pasado de Santa Cruz a través de los Carta.
El Palacio, que albergó tantas historias, pasó en 1853 a ser sede de la Capitanía General de Canarias; en 1890 acogió el Gobierno Civil y en 1946 el Banco Español de Crédito. En la actualidad es propiedad del Gobierno canario con uso cedido al Ayuntamiento, ubicándose la Oficina de Turismo de la ciudad.