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Una tinerfeña pide ayuda para repatriar a su esposo, en estado grave, desde México

El viaje que el matrimonio programó para visitar a su hija acabó siendo una pesadilla cuando Juan José enfermó de manera inesperada; su estado de salud es ahora crítico
Una tinerfeña pide ayuda para repatriar a su esposo, en estado grave, desde México

Juan José María González de Chaves Dreyer y su esposa, Carolina Martínez, viajaron a mediados de marzo a México para visitar a su hija María Victoria, que vive en la ciudad de Monterrey. Pero el viaje, que esta pareja de La Orotava programó con toda ilusión, se ha convertido en un difícil momento para toda la familia debido a que Hansi, como lo conocen sus amigos y allegados, enfermó de manera inesperada y su estado de salud es ya crítico.
Los síntomas comenzaron quince días después de reunirse con su hija.

Hansi comenzó a sentirse mal, con mucha fatiga, tos y dificultad para respirar. En un primer momento, pensó que podría tratarse de una gripe o un resfriado, así que acudió a una consulta médica en un hospital donde le recetaron varios medicamentos. Sin embargo, el pasado 10 de abril, su situación empeoró y regresó a una clínica externa. Allí perdió la sensibilidad total de su pierna derecha durante varios minutos.


Debido a esto, acudió a un hospital privado. Lo dejaron ingresado tras realizarle pruebas y confirmar que tenía varios trombos en su pierna derecha, a la altura de la ingle, y que sus pulmones estaban colapsados. Tras dos días hospitalizado, sus síntomas empeoraron y fue trasladado a la UCI. La circulación en la pierna derecha comenzó a deteriorarse rápidamente y su pie se puso negro, con riesgo de requerir amputación desde la cadera. Además, sus pulmones empeoraron y, tras varios estudios, se le diagnosticó una hemorragia alveolar difusa (sangre en los pulmones).


Se le realizó una trombectomía quirúrgica en la pierna para extraer los trombos, procedimiento temporal debido a su crítica situación, pero no es suficiente, dado que necesita una angioplastia, una intervención para abrir vasos sanguíneos estrechos o bloqueados que suministran sangre a las piernas y, posteriormente, se le tiene que colocar un stent.


El coste de esta operación, necesaria para salvar su pierna, asciende a 15.000 euros y la familia ha agotado sus recursos, al verse obligada a pagar 96.000 euros, “solo por 15 días de internación”, pidiendo dinero prestado a familiares y amigos y endeudándose, ya que no pudieron abandonar el hospital hasta que abonaron la última cantidad, “como si fuera un secuestro”, se lamenta Carolina.


Hansi fue llevado al hospital Metropolitano de Monterrey, de carácter público, porque la familia no podía afrontar más gastos y la situación de sus pulmones era y es crítica. Desde hace una semana, se encuentra intubado y con respiración asistida al 50%. Su estado de salud es delicado y, por esta razón, su hija ha comenzado una campaña de crowfunding a través de la plataforma GofundMe para seguir pagando el tratamiento y los medicamentos. Las personas que quieran colaborar pueden hacerlo a través del siguiente enlace.


El seguro de viaje que contrataron se niega a cubrir la póliza y alega que la enfermedad ya existía antes de viajar. “¿Cómo creen que voy a dejar que mi marido esté 12 horas en un avión con un problema de trombo y un pulmón encharcado?”, reflexiona Carolina. Pero esa batalla le toca pelearla más adelante ya que, ahora, lucha para que sea repatriado y se recupere en España.


No le está resultando fácil. Es más, asegura que está viviendo un “auténtico calvario”, dado que las instituciones no le dan ninguna respuesta. Contactó con la Embajada de España en México y, después de enviarles copias de todos los documentos que le requirieron, le respondieron que no podían hacerse cargo y que llamara al Consulado de España en Monterrey. Tuvo que esperar unos 8 días para recibir la misma respuesta. O peor, dado que le aclararon que los gastos correrían bajo su responsabilidad.


Según relata, lo más indignante fue que, al volver a llamar a la embajada para solicitar un permiso, puesto que ambos excederán los 90 días permitidos de estancia, su respuesta fue que “eso no importaba y que, al salir, tendrían que pagar una multa de 40 euros por persona”. “Eso no lo puede decir una embajada, es una falta de respeto. ¿Para qué está si no es para solucionar este tipo de problemas?”, se pregunta desesperada.


Ya no sabe a quién recurrir para que la ayuden a sacar a su esposo de México, dado que no puede hacerlo en vuelo comercial. “Me siento totalmente desprotegida”, insiste.


Dos semanas antes, otro ciudadano español, Alexander García, fue repatriado de Tailandia a Bilbao después de llevar más de un mes en un hospital de Bangkok debido a una pancreatitis necrotizante. Su situación fue similar debido a los obstáculos que se encontró la familia, aunque finalmente consiguió volver a España en un avión del Ministerio de Defensa y se recupera en la UCI del Hospital de Cruces, en Barakaldo (Bizkaia).


Carolina le comentó al personal de la Embajada este caso, pero solo obtuvo “la callada por respuesta”. Aun así, no pierde las esperanzas y confía en que su esposo tenga la misma suerte que Alexander. “Desde hace más de 15 días, tengo la maleta hecha, estoy preparada para salir cuando sea. Quiero que podamos irnos y que cuiden a mi esposo en España”, remarca.

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