Los campamentos de verano son un recurso importante que les permite a muchas familias la conciliación laboral y al mismo tiempo, a los más pequeños y a algunos adolescentes, disfrutar de actividades diferentes, al aire libre, hacer nuevos amigos y reforzar valores como la convivencia, la tolerancia y el respeto.
Sin embargo, para aquellas que tienen hijos e hijas con necesidades educativas especiales o algún tipo de discapacidad, conseguir uno en el que los acepten, sea económicamente accesible, no esté masificado, y cuente con profesionales adecuados que les brinden la atención que requieren, puede volverse una auténtica odisea.
Conscientes de la importancia que este tipo de recursos supone Gamue, un gabinete multidisciplinar educativo con sede en La Laguna, organiza desde hace tres años un campamento para que los pequeños con autismo, TDH, hiperactividad, altas capacidades o asperger realicen las mismas tareas y actividades que el resto gracias a un equipo de profesionales que los acompaña y atiende en todo momento.
Asimismo, piensa en las familias y cuenta con servicio de acogida temprana desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde e incluso pueden llevar la comida y almorzar en las instalaciones en caso de solicitarlo.
Terapeutas ocupacionales, psicólogas, psicopedagogas, logopedas y profesores, están pendientes de una veintena de niños y niñas desde el 24 de junio y lo harán hasta el 9 de agosto, fecha en la que culmina.
Entre ellos se encuentra Zoe Friman, una niña de ocho años con fibromatosis tipo 1, una enfermedad genética considerada rara, que se manifiesta de manera diferente en cada persona aunque hay denominadores comunes que ayudan a detectarla, como los gliomas oculares, un tipo de tumor en el nervio óptico de cada ojo, cambios en la piel, como manchas y pecas axilares y deformidades en los huesos.
Zoe ha querido visibilizarla haciendo pulseras, incentivada por su madre, Candelaria Galván, como una especie de “terapia” para ayudarla a controlar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, derivada de su enfermedad.
Su historia la dio a conocer DIARIO DE AVISOS en abril y la Fundación ha decidido asumir los gastos de campamento de la pequeña.
El jueves, durante una visita a las instalaciones, Zoe hablaba sin parar con su amiga Elena y juntan leían cuentos y se reían subidas a un caballito de madera. En una habitación continua, Alejandro corría y se detenía para abrazar a Andrea, una de las terapeutas, mientras Lucas jugaba con una máquina de fotos de plástico. Todos sabían que se iban de excursión y se preparaban para ello. Es una actividad programada los martes y jueves mientras que los lunes, miércoles y viernes realizan paseos por el municipio, previo acuerdo con el Ayuntamiento para que les ceda espacios, o van a jugar a los parques. Salen caminando desde el centro con todas las precauciones y agarrados con cuerdas para una mejor organización y evitar que se marchen.
“Son escapistas y eso no es malo, porque significa que son felices”, explica el gerente de Gamue, Carlos de la Cruz.
El museo de la Ciencia y el Cosmos, el de la Naturaleza, el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Tahonilla, y un complejo de camas elásticas, son algunos de los lugares que han visitado y disfrutado.
“Aunque llevan una gran complejidad, las salidas son fundamentales, por eso todos las organizamos todos los días, porque nuestros profesionales están preparados para asumirlas”, subraya Carlos. Esta es una diferencia con otros campamentos más convencionales, en el que los menores con necesidades especiales están más encerrados, “y salen revolucionados, frustrados y con ansiedad y es lógico, porque son niños y necesitan estímulos que no consiguen entre cuatro paredes una mañana entera”.
Es el tercero que organiza la empresa desde que abrió sus puertas en 2021 y hay familias que han repetido los tres años. El gerente es consciente que “no se gana dinero pero es una acción social y un recurso que las familias demandan” y por lo tanto, Gamue lo seguirá ofreciendo, gracias también a la colaboración que recibe de una quincena de empresas.
Además del campamento, este gabinete multidisciplinar ofrece otras prestaciones, como un refuerzo escolar efectivo y personalizado de cada niño o niña, con una base pedagógica pero sin crear autonomía puesto que el objetivo fundamental que se persigue es promover su independencia. La detección temprana para empezar a actuar cuanto antes; el asesoramiento a las familias respecto a las ayudas y subvenciones para agilizar los trámites en caso de ser necesarios; y el fomento de la organización y la disciplina para ayudarles a crear hábitos de estudio, es parte del trabajo del gabinete de Gamue.
Con una media de 200 expedientes y más de 1.200 personas atendidas, la empresa puede presumir de brindar un servicio acorde a cada necesidad y con profesionales implicados. Prueba de ello es que hay familias que están en lista de espera para poder ser atendidas y por eso la intención es abrir más centros con el mismo formato en toda la Isla, confirma el gerente.
Sus buenos resultados no son ningún secreto sino que parten de una premisa fundamental: la educación y la inclusión son parte de un trabajo en equipo y para conseguirlos es fundamental integrar a las familias, la comunicación entre los profesionales del centro, ya que permite abordar los casos que se comparten de manera completa, y con el centro educativo.
“El servicio de Gamue es muy bueno y eficiente porque estamos muy bien organizados”, recalca Carlos de la Cruz.