Tristísima noticia en el Valle de Güímar y en Tenerife. Se marcha un referente de la vida. Hoy falleció, a los 88 años, Nicomedes Carballo, el cabrero más longevo de Tenerife, sabiduría con las cabras y con la tierra -fue abridor de galerías antes que pastor- y sobre todo amigo de sus amigos y de los que no lo fueran. Cuantas jornadas saboreando su sabiduría apegada a la tierra, la que cultivaba con esmero hasta que se ha marchado, dejando atrás un gran legado, sobre todo de historia oral.
Chivisaya, en los altos de Candelaria y Arafo se queda huérfana. El entierro será mañana al mediodía en la iglesia de San Juan Degollado de Arafo, oficiada por el párroco Simón Herrera, buen amigo del difunto. Allí estarán Eva, su esposa, sus hijos y nietos y tantos amigos y conocidos que deja en su dilatada vida.
Nicomedes, uno de los ochos hijos de Juan de Izaña, el último cabrero de Las Cañadas del Teide, pasó largo tiempo abriendo galerías de agua en varias islas, hasta que a finales del pasado siglo regresaba al pastoreo en Chivisaya, en el linde entre Arafo -donde residió desde hace 26 años- y Candelaria.
Hasta hace justamente un año, cuando sucedió el gran incendio que comenzó muy cerca de su cobertizo en Chivisaya, a mil metros de altitud, Nicomedes seguía con “su casa”, aunque ya siempre con ayudas de amigos o familiares, manteniendo un pequeño rebaño de cabras y un par de machos, lamentando siempre que “a mis nietos no les gusta ni la carne ni la leche de cabra, solo yogures y galletitas; algo que yo no he probado en mi vida”, comentaba.
Desde la pandemia, Nicomedes ya había decidido abandonar el rebaño -llegó a tener más de un centenar de cabras, gobernadas por su perro Moreno- aunque rápidamente se arrepentía y regresaba a su pasión, ya no tanto pastorear, como la de recibir y compartir el queso con amigos y visitantes. “No tengo estudios, pero la experiencia me ha dado muchos conocimientos”, remarcaba siempre, presumiendo que “no hay veterinario que sepa más de las cabras que yo, hablo con ellas con cualquier sonido y cuando las miro se que pata cojean”.
Juan Ramón Martín, alcalde de Arafo, definía a Nicomedes como “un sabio, un referente de la ganadería y del sector primario”, con un “don especial para las personas”, siempre “con una sonrisa y paciencia para enseñar las cosas”, con una “fortaleza física poco usual heredada de sus años en las galerías y con una sabiduría para conocer solo con la mirada las enfermedades de sus cabras, desde que nacen hasta que pasan a producción. Arafo y Tenerife está hoy de luto”.
La alcaldesa de Candelaria, Mari Brito, lamentaba el fallecimiento de Nicomedes Carballo, “figura emblemática de nuestro municipio y último cabrero de los altos de Candelaria. Nicomedes fue un hombre de profundas raíces en nuestra tierra. Su vida, ligada al pastoreo en los parajes de nuestro municipio, representa un legado para las futuras generaciones. Su partida deja un vacío, pero su memoria perdurará en el recuerdo de todos aquellos que pudimos conocerle”.
Juan Gregorio Fariña
También está de luto el Valle, con el fallecimiento el viernes de Juan Gregorio Fariña Castro, de Las Cuevecitas, vecino en la playa de Arafo y en su niñez de Chivisaya, muy cerca del corral de Nicomedes, donde comenzó a conocer la viticultura. Es uno de los coautores de Gen de Candelaria, el libro imprescindible sobre la genealogía de las medianías del municipio.