En el fútbol inglés fueron más inteligentes. José Miguel Garrido logró colarse en el Albacete, Castellón y Tenerife, y también lo intentó en el Wigan Athletic Football Club en el año 2020. No le fue posible, ya que el organismo que se ocupa de gestionar las ligas inmediatamente inferiores a la Premier League, la English Football League (EFL), le impidió hacerse con el control de una entidad que actualmente milita en la tercera categoría del fútbol de Inglaterra. El historial como inversor deportivo del ahora máximo accionista de la entidad blanquiazul siempre ha estado acompañado de numerosos escándalos y acusaciones de mala gestión, circunstancias que no pasaron por alto las autoridades británicas.
De la mano de Felipe Moreno, máximo accionista en aquel momento del Leganés, Garrido trató de adquirir el Wigan Athletic, club que en esos momentos atravesaba un proceso de intervención judicial después de verse obligado a presentar el equivalente al concurso de acreedores.
Los anteriores dueños del club de Wigan lo llevaron a la bancarrota, lo que provocó una sanción de doce puntos que consumó el descenso desde la segunda división inglesa.
Garrido lideraba entonces el proceso de compra, pero alegando que el empresario madrileño no se atenía a las condiciones fijadas por su reglamento para adquirir el club, fue excluido por la normativa de la EFL, organismo que, junto con la autoridad judicial local, supervisó la venta.
“Podemos confirmar que uno de los miembros del equipo de compra, que había proporcionado servicios de consejería y una pequeña proporción de los fondos para la compra, es sujeto de las Condiciones de Descalificación (como se fija en la regulación de la EFL). Por mutuo acuerdo, este miembro ha sido apartado del proceso y del equipo de compra”, explicaba un comunicado difundido por el propio Wigan.
Garrido, que paralelamente ya intentaba hacerse con el control del CD Tenerife, no tuvo más remedio que dar un paso al lado, mientras que Felipe Moreno siguió en solitario con el proceso de compra.
Un pasado turbulento
Antes de llegar al Tenerife, Garrido estuvo involucrado en la gestión de otros clubes. Fue la cara visible de un grupo inversor que intentó reflotar al CD Castellón en 2018. Pero su permanencia fue breve, de tan solo 14 meses.
Antes se involucró con el Albacete a través de Thesan Capital, un fondo de inversión que adquirió el club en 2013. Su gestión fue polémica y, al final, el club cambió de manos en el año 2017.
Mientras estuvo ligado a la entidad manchega, José Miguel Garrido estuvo vinculado en actividades investigadas por la Fiscalía Anticorrupción por evasión fiscal y blanqueo de capitales.