La Laguna acogió ayer los primeros actos religiosos que tradicionalmente se celebran con motivo de las fiestas en honor al Santísimo Cristo de La Laguna, que como cada mes de septiembre se reencontró con sus fieles. Así, por la mañana tuvo lugar la ceremonia del descendimiento y veneración de la santa imagen y, ya por la tarde, la procesión del traslado del Cristo desde su real santuario hasta la catedral.
La celebración de la mañana comenzó con una solemne eucaristía presidida por el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, y que contó con la presencia del rector del santuario, Víctor Álvarez; el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez; el esclavo mayor de la Esclavitud del Cristo, Francisco Túbal, así como una representación de la Corporación municipal, autoridades civiles y militares, un nutrido grupo de esclavos del Cristo y miembros de hermandades y cofradías. La animación litúrgico-musical de la santa misa corrió a cargo de la coral polifónica del Círculo de Amistad XII de Enero, dirigida por Salvador Rojas.
En su homilía, el obispo destacó algunas ideas que este año ha recogido en la carta Damos gracias a Dios Padre que nos ha trasladado al Reino de su Hijo. “El Señor nos ha trasladado a su Reino, que es el amor, la justicia, la paz, la santidad y la gracia”, afirmó.
Así, según informó el Obispado a través de su portal web Nivariense Digital, Monseñor Álvarez continuó apuntando que el pecado del mundo “es el que hace que nos apartemos del Reino de Dios”. “El pecado es el causante de tanto enfrentamiento, de tantas divisiones y guerras. El espíritu del mal quiere destruirnos, pero Dios ha enviado a su Hijo al mundo para salvarnos. Cuando nos acogemos a su palabra experimentamos la salvación que todos necesitamos. Por eso, ante esta imagen dolorida del Cristo de La Laguna, contemplamos todo el sufrimiento que Cristo padeció por nosotros”, agregó.
Por otro lado, recordó que cumplir con la voluntad de Dios es el camino hacia la felicidad: “Hacer la voluntad del Padre no es un fastidio. Pero necesitamos pedírselo a él, como lo hacemos al rezar el Padrenuestro. Solo así lograremos vencer al espíritu del mal”. Asimismo, el obispo invitó a los fieles a dar gracias a Dios: “Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino de su Hijo, de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados”.
Tras la homilía, se bendijeron e impusieron las medallas a los ocho nuevos esclavos de la Esclavitud del Cristo. Posteriormente, el obispo impartió la bendición final y se procedió al tan esperado momento del descendimiento y veneración de la santa imagen.
Procesión
Ya por la tarde, a las 18.30 horas, se celebró la procesión del traslado del Cristo, acompañado por decenas de fieles, desde su real santuario hasta la catedral de La Laguna, donde permanecerá hasta el próximo día 14, jornada grande de las fiestas. Así, ese día la santa imagen regresará en procesión a su templo, previa celebración de la procesión cívico militar, con el pendón real, que partirá desde las casas consistoriales.
Ese mismo día por la tarde, a las 19.00 horas, tendrá lugar la misa de campaña en el atrio del real santuario y, posteriormente, la venerada imagen saldrá en procesión por las principales calles del casco, visitando los conventos de las monjas clarisas y catalinas como es habitual, regresando después a la plaza del Cristo para la tradicional exhibición pirotécnica de los fuegos del Risco.