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Clemencia Hardisson: la ‘condesa roja’ tinerfeña que combatió a los nazis

Uno de los barrios más populares de La Laguna se construyó gracias a la generosidad de esta rebelde que nunca se doblegó y sufrió la represión franquista
Clemencia Hardisson: la aristócrata tinerfeña que combatió a los nazis

Clemencia Hardisson era una mujer valiente que siempre se posicionó del lado de los más desfavorecidos, que desafió a Franco y combatió a los nazis porque siempre se declaró antifascista. Lo que más puede llamar la atención de esta tinerfeña es que era aristrócrata, de ahí que fuera conocida con el sobrenombre de la condesa roja. Su historia es apasionante.

Clemencia Hardisson Wouters nació en 1908 en La Laguna. Su familia pertenecía a la aristocracia franco-belga y estaba muy vinculada a la burguesía económica de la Isla, logrando hacerse con multitud de terrenos y propiedades, algo que permitió a la joven disfrutar de la mejor educación posible.

Su posición social le permitió, entre otras cosas, tener contactos tanto con los dirigentes republicanos como con los franquistas, intentando siempre defender a los más desfavorecidos. Su vinculación con los que menos tenían nunca pasó desapercibida pero fue con la llegada del franquismo cuando esta postura, sumamente rebelde para la época, acabó por evidenciarse.

La llegada de Franco al poder

Clemencia Hardisson frecuentaba los círculos intelectuales de la izquierda insular. Sumamente curiosa, era habitual en las tertulias literarias de la época, siendo amiga, posteriormente, de Jesús Maynar Duplá, rector de la Universidad de La Laguna encarcelado tras el golpe de estado fascista.

Fue Duplá la persona con la que más conectó a la hora de desarrollar sus ideas, las mismas que tanto comenzaron a inquietar a las autoridades franquistas. Clemencia empezó a ser vigilada, comenzó a sentir la presión, pero no iba a cambiar un ápice ni sus ideas ni sus actuaciones.

Su relación con Juan José de Luque, ingeniero y sindicalista anarquista, la puso en aprietos. De Luque era un orador brillante, un líder seguido por trabajadores y obreros y Clemencia Hardisson recogía todas aquellas ideas que de él le llegaban directamente desde Barcelona acabando en la cárcel.

“Una mujer muy peligrosa”

La tinerfeña fue considerada como “una mujer muy peligrosa” para las autoridades fascistas. El 31 de diciembre de 1937 fue encarcelada siendo puesta en libertad dos años más tarde. Clemencia pertenecía al Servicio de Inteligencia Secreto británico, por lo que fue puesta en arrresto domiciliario sufriendo una estrecha vigilancia policial.

Fue tal la presión que la tinerfeña puso rumbo a Bélgica y Francia, sufriendo en sus carnes la Segunda Guerra Mundial. Clemencia Hardisson entró a formar parte de la Cruz Roja y, a su vez, comenzó a militar en la Resistencia. Fruto de su trabajo antifascista, en 1945, recibió la orden de la Legión de Honor. Era el momento de regresar a Tenerife.

Ayuda a los más desfavorecidos

Clemencia Hardisson regresó a la Isla con una meta clara: mejorar la vida de las personas que más lo necesitaban. Puso en venta grandes terrenos en el barrio de Gracia, mientras otros los regaló a familias sin recursos. Los represaliados por el franquismo también fueron ayudados por la tinerfeña, no solo económicamente, también usando sus contactos dentro de la alta sociedad insular.

“Era una bellísima persona y casi todos los terrenos en los que vivimos en el barrio fueron regalados por ella a los vecinos, que solo tuvieron que pagar cinco pesetas de aquella época por las escrituras. Creo que toda la gente antigua del barrio, que mucha ya ha fallecido, tiene sus casas gracias a ella”, reconoció una vecina tras realizarle un homenaje en en 2021.

La tinerfeña fallecería en el año 2000 dejando una huella imborrable para muchas familias de la Isla y contando, por ejemplo, con dos calles a su nombre tanto en Santa Cruz de Tenerife como en La Laguna, algo muy poco habitual y que habla de su trascendencia histórica.

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