Entre 400 y 500 kilos de castañas fueron robados el pasado fin de semana en cuatro fincas en La Palma. Así lo denuncia un agricultor local, que asegura que no es un caso aislado: a lo largo del año también desaparecen cientos de kilos de otras frutas como ciruelas, peras y manzanas.
Este tipo de robos se ha vuelto común entre recolectores furtivos, que consideran los frutos del monte como un recurso de acceso libre. Sin embargo, gran parte del monte en La Palma es propiedad privada, aunque la mayoría de sus dueños ya no explotan estos terrenos.
Agricultores palmeros denuncian que desde que la economía se orientó al sector servicios, el monte ha quedado prácticamente abandonado. Aseguran que muchos herederos desconocen la ubicación de sus parcelas y los pocos que viven en la Isla optan por no trabajar el monte, desmotivados por la falta de protección ante robos.
“Mientras en los supermercados están cobrando hasta siete euros por un kilo de castañas de fuera, aquí dejamos que las roben, se pudran en el suelo o se las coman las ratas”, protestan.
Para proteger este recurso, un grupo de agricultores ha constituido la Asociación de Agricultores Tradicionales y Gestión Agroforestal Aurelio Acevedo. Su primer objetivo es frenar los saqueos en el monte, apelando a que las autoridades refuercen las medidas para prevenir estos robos.
Ante las demandas, la Guardia Civil ha intensificado la vigilancia en áreas rurales, mientras que los ayuntamientos de Puntagorda y El Paso, junto al Cabildo insular, preparan campañas de concienciación, señalización y mejoras en las pistas forestales.
El Cabildo de Tenerife, por su parte, ha iniciado en otoño una campaña con 11 ayuntamientos para impulsar la explotación de los castañeros en la isla vecina. En La Palma, esta iniciativa ha generado esperanzas de que las instituciones aumenten su implicación y colaboración en medidas que frenen la pérdida de recursos forestales.