La fiesta de los Finados, una tradición canaria en honor a los difuntos, se celebra en distintos puntos del archipiélago entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre. Esta festividad popular tenía lugar la noche anterior al Día de Difuntos (del 1 al 2 de noviembre). Sin embargo, en la actualidad, se adelanta al 31 de octubre, coincidiendo con la víspera de “Todos los Santos” y aprovechando que esta fecha es no laborable para celebrar Halloween.
Noviembre, con el estrenado horario de invierno, descubre un conjunto de costumbres y tradiciones con las que nuestros antepasados trataron de dar respuesta a su tiempo. Muchas de ellas han perecido al paso de los años, otras prevalecen acomodándose a los dictados del presente.
La tradición, no obstante, se encuentra en declive en muchas zonas de las islas, afectada por la creciente influencia de Halloween, una celebración de origen celta que fue popularizada en Estados Unidos en el siglo XIX por inmigrantes irlandeses que la llevaron desde su país. Halloween se extendió de forma masiva en 1921 con el primer desfile en Minnesota, y con el tiempo ha ganado un carácter global, llegando incluso al archipiélago.
¿Qué se come en Halloween en Canarias?
Lo tradicional en Halloween es que los niños y niñas vayan puerta por puerta pidiendo dulces y golosinas. En Irlanda, el plato protagonista de estas fechas es el colcannon, a base de col, puré de papas, puerro, leche, mantequilla, pimienta y sal. En Estados Unidos, por ejemplo, se preparan platos con la calabaza como ingrediente principal, desde bizconoches a tartas y, por ejemplo, en México, uno de los países con más tradición, se elabora el Pan de Muerto, un bollo que simula un cráneo de esqueleto.
En Canarias, para Finados, se solía guardar o comprar castañas, almendras y frutas, asadas o secas, para consumir durante la celebración. Las familias también preparaban higos e higos picos a los que se añadía una almendra dentro, y se compartían estos productos en la fiesta familiar o se ofrecían como ofrendas a los difuntos.
La comida podía ser más elaborada, incluyendo platos tradicionales como el queso de almendras e higos, el frangollo, o incluso “piñones”, y en ocasiones, se sacrificaba algún animal para el festejo.