A sus 31 años, el odontólogo tinerfeño Juan Francisco Peña tiene una notable trayectoria profesional, investigadora y docente, y además de pasar consulta en Tenerife imparte clases en la Universidad de Harvard o en la Rey Juan Carlos de Madrid. El experto en Cirugía bucal e Implantología avanzada, tenía claro desde que estudiaba en los Colegios Adonai y La Salle que quería ser odontólogo.
-¿Cómo llegó a la Odontología?
“Siempre he sentido el deseo de ayudar a las personas, y el dolor dental, así como todo lo relacionado con la salud bucal, siempre me ha parecido un aspecto fundamental en la sociedad. Estudié Odontología en la Universidad Rey Juan Carlos, en Madrid, donde también me doctoré. Previamente realicé el posgrado en Medicina Oral en la Universidad Complutense de Madrid y otro especializado en el tratamiento del dolor. Paralelamente me especialicé en Cirugía Bucal e Implantología, un campo que me apasiona profundamente. Mi dedicación y formación me llevaron a ser profesor de Cirugía Bucal e Implantología en la Universidad Rey Juan Carlos, donde he impartido clases durante los últimos cinco años, y en la Universidad de Harvard. Como cirujano bucal e implantólogo, este campo me apasiona, lo que ha llevado a formarme y especializarme para tratar casos complejos y avanzados en implantología dental”.
-¿Cómo fue su experiencia en Estados Unidos?
“Aunque en España contamos con un excelente nivel, sentí la necesidad de adquirir una perspectiva diferente, y Estados Unidos me brindó esa oportunidad. En 2020, obtuve la prestigiosa beca ITI Scholarship, la más importante a nivel internacional en el campo de la implantología, una distinción muy competitiva que evalúa el currículum, el idioma y la experiencia profesional, así como entrevistas con la Universidad a la que optas. Gracias a esta beca, realicé un Fellowship en implantología dental en la Universidad de Connecticut, donde me formé en implantología avanzada y trabajé en los departamentos de Cirugía Oral y Maxilofacial y Prostodoncia. Este último es clave, ya que no solo es importante la cirugía en implantología, sino también la rehabilitación funcional para recuperar habilidades esenciales como comer y hablar”.
-¿Y este paso llevó a impartir docencia en Harvard?
“Durante la estancia en Estados Unidos surgieron diferentes oportunidades y la más importante fue mi actual plaza en la Universidad de Harvard. Me ofrecieron ser profesor a tiempo parcial en la Facultad de Odontología, concretamente en el posgrado de Implantología dental, del que soy profesor desde hace casi tres años, dando clases presencialmente a los alumnos y también a distancia, además de las reuniones de investigación. Lo compagino bien, me organizo para estar en Boston, tres veces al año, reservo los días que tengo clase a distancia y las reuniones de departamento con mi agenda clínica. Además, también compagino las clases en el postgrado de Cirugía Bucal e Implantología de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, donde también soy profesor. Tras vivir diez años entre Madrid y Estados Unidos, deseo aplicar todo lo que he aprendido en Tenerife y tengo en proyecto abrir un centro donde pueda ofrecer tratamientos avanzados y personalizados”.
-Le llegan casos complejos
“En implantología hay casos en los que el tratamiento se limita a la colocación del implante dental sin procedimientos quirúrgicos asociados, sin embargo, en mi caso, me encuentro especializado en casos complejos de solucionar, pacientes que requieren una alta demanda estética o casos en los que colocar implantes convencionales se vuelve muy difícil ya que hacen falta procedimientos complejos asociados como regeneración o reconstrucción ósea o de tejidos blandos. Es por ello que recibo muchos pacientes derivados de otros compañeros con el fin de ofrecerles una atención más especializada. No obstante, en España y, en concreto, Canarias, el nivel de los profesionales que se dedican a este campo es muy alto y nuestros pacientes están en muy buenas manos. Actualmente me dedico de forma exclusiva a la cirugía bucal y la implantología avanzada, ayudando a personas que necesitan procedimientos quirúrgicos de reconstrucción ósea, regeneración ósea o el uso de implantes que no sólo van al hueso maxilar o la mandíbula, sino otras zonas como el hueso cigomático”.
-¿Cómo es la salud bucal de los canarios y de los españoles?
“La odontología en España tiene un nivel muy alto, entre los tres países mejor formados en Europa en cuanto a tratamientos y formación de los profesionales. En lo que se refiere al paciente, si nos remontamos hace 40 años, teníamos muchos pacientes que habían perdido todos sus dientes, los que llamamos pacientes edéntulos, pero eso es algo que en las nuevas generaciones y en las personas que hoy están entrando en la vejez no se ve, porque la higiene oral ha mejorado y también la población es más consciente sobre su salud oral, tienen menos miedo a acudir al odontólogo, hay más visitas y se cuidan más. Sin embargo, España es uno de los países en Europa donde más implantes se colocan en proporción a su población, lo que pone de relieve que tenemos mucha población a la cual le faltan dientes y aún tenemos margen para mejorar en la prevención primaria, y, por otro lado, demuestra el gran nivel de formación de nuestros profesionales en este tipo de tratamiento”.
-En Canarias hay una gran prevalencia de obesidad y de diabetes y uno de sus efectos son los problemas bucodentales
“Efectivamente, los pacientes diabéticos suelen presentar enfermedad periodontal, especialmente periodontitis, que implica inflamación de las encías, movilidad dental y, en casos graves, pérdida de dientes. Además, hay una relación bidireccional: una diabetes mal controlada agrava la periodontitis, y esta última puede dificultar el control glucémico. Es fundamental que reciban un diagnóstico y tratamiento temprano para evitar complicaciones”.
-Le gusta la odontología y se especializó en Implantología, sin embargo, su tesis doctoral fue sobre cáncer oral
“Cuando terminé Odontología me formé también en Medicina Bucal, porque es una rama que me apasiona, este campo se basa en el diagnóstico de enfermedades en la boca, siendo el cáncer oral una de las más importantes. Mi trabajo de doctorado fue sobre cáncer oral en el Hospital Universitario La Paz, en Madrid. Estuve cuatro años investigando sobre cáncer oral e inmunoterapia. Me convertí en uno de los doctores más jóvenes de la Universidad Rey Juan Carlos, recibiendo el premio de investigación del colegio de odontólogos de Madrid, el mayor reconocimiento que otorga esta institución a un estudio de investigación. A pesar de que me he centrado en la cirugía bucal, la implantología, y la odontología digital, considero que el conocimiento y diagnóstico de este tipo de enfermedades siempre debe estar presente cuando exploramos al paciente”.
-¿Qué avances se plantean a corto plazo en la odontología?
“A día de hoy, si echamos un vistazo a la cirugía general se puede encontrar, por poner un ejemplo, el robot Da Vinci, pues en odontología ha pasado algo parecido y nos estamos moviendo ahora mismo en lo que se llama la cirugía guiada y cirugía navegada, que básicamente es que a través de un modelo en tres dimensiones del paciente nosotros podemos operar en el ordenador con unas férulas y luego podemos llevar esta cirugía y estas férulas a la boca del paciente de forma que nos permite ser más precisos, sabemos lo que vamos a hacer con antelación, y reducimos los errores intraoperatorios. Es verdad que ya se está empezando a hablar de cirugía robótica en odontología, concretamente en China y en Estados Unidos, que será el siguiente paso, lo que permitirá hacer algún tipo de procedimiento en el campo de odontología y, seguramente, llegará a la implantología dental”.
-Otro avance ha sido pasar de las prótesis de nuestros abuelos a la implantología actual
“La odontología contemporánea ha hecho accesible la implantología para gran parte de la población. Aunque las prótesis removibles, como las dentaduras de nuestros abuelos, siguen siendo una opción en casos muy específicos, la implantología avanzada ha permitido reemplazarlas en muchos casos por prótesis fijas soportadas por implantes convencionales o técnicas más especializadas como los implantes pterigoideos o cigomáticos. Esto ha mejorado enormemente la calidad de vida del paciente”.
-Ni los pacientes ni las superficies para implantar son iguales y algunas suponen un reto
“Cada paciente es único, y su plan tratamiento debe ser personalizado. La calidad y cantidad del hueso varían en cada caso, y esto determina el enfoque quirúrgico. Algunos pacientes tienen suficiente cantidad de hueso pero de baja calidad, mientras que otros presentan una buena calidad ósea pero en cantidades insuficientes. Estos factores requieren un análisis detallado y un plan de tratamiento adaptado a las necesidades específicas”.
-Injertos de tejidos, de huesos, mallas, tornillos…
“Existen diferentes tipos de injertos, hablamos de un injerto de tejido blando cuando falta encía, por ejemplo, pero lo que está a la orden del día y suelen ser casos más complejos son aquellos en los que el paciente acude porque no tienen hueso, en estos casos es necesario el uso de injertos óseos. A día de hoy en cirugía bucal, en implantología y en Medicina, se pueden utilizar xenoinjertos óseos (cuyo origen es de otra especie animal), aloinjertos (de nuestra misma especie) o autoinjertos (se obtiene de otra zona de la misma persona). Estos injertos se utilizan de forma particulada o se recolecta de otra zona de la boca en forma de bloques o pequeñas láminas, y en ocasiones, utilizamos tornillos de osteosíntesis para fijar el injerto obtenido en la zona que debemos regenerar o reconstruir. Ahora, gracias a las nuevas tecnologías, digitalmente puedes ya incluso preformar y tener todo preparado para que cuando realices la cirugía se tarde menos tiempo, haya menos riesgo de infección y menores errores quirúrgicos”.
-El cuidado es fundamental
“Lo más sencillo es mantener una higiene oral adecuada, que es lo que decimos siempre: cepillarse tres veces al día, y acudir al dentista dos veces al año, con eso nos ahorramos muchos sustos. Me gustaría incidir en que al final la cavidad bucal es una mucosa, así que está bien que las personas se exploren y revisen que no haya ninguna mancha, -como el que se mira los lunares-, llagas o verrugas, y que acuda a profesionales para que le vean cuanto antes. La boca nos da mucha información y se puede diagnosticar a través de ella una diabetes, podemos darnos cuenta de que un paciente tiene una anemia ferropénica, o que está desarrollando o tiene una enfermedad autoinmune. Muchas veces se pueden diagnosticar en la boca algunas enfermedades antes de que den la cara sistémicamente”.
-¿Qué dificultades presentan los pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales?
“Por los niveles de estrés de la sociedad, hay muchas personas que están desarrollando enfermedades autoinmunes y, entre ellas, las que afectan al tracto digestivo, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. En la especialidad mi investigación principal fue sobre este tipo de pacientes y qué relación había entre esta enfermedad y la boca. Pueden presentar lesiones orales, tienden a tener más periodontitis, más caries y se presentan aftas bucales con más prevalencia (lesiones similares a las que presenta en el intestino). En pacientes pediátricos, en un porcentaje pequeño, estas lesiones ocurrirán antes en la boca que en el intestino, dato importante para tener un diagnóstico precoz. Atiendo pacientes con estas patologías y trato de ayudarles”.