conversaciones en los limoneros

Manuel Maynar: “Vuelvo a decir lo de la otra vez: enseñar me hace libre”

Maynar es catedrático de la ULPGC, pionero de la cirugía endovascular en España
Manuel Maynar: "Vuelvo a decir lode la otra vez: enseñarme hace libre"

Es la tercera vez que se asoma a esta sección. La primera fue en el 2019 y la segunda en 2023. Antes y después del covid. Manuel Maynar (Zaragoza, 1948), es el pionero de la cirugía endovascular en España. En 1980 realizó la primera angioplastia periférica. En 1988 retransmitió en directo casos en vivo, desde un quirófano. Primer TIPS, en 1991, y la primera reparación endovascular de un aneurisma abdominal aórtico, en 1994. Primera fenestrada en 2003. Fue full profesor en la Universidad Estatal de Louisiana (LSU, en USA). Es catedrático emérito de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, aunque creo que ya lo han pasado a honorífico, que es más prestigioso, pero sin sueldo. Gratis faculty en la Universidad Estatal de Louisiana y director de MOTIVA (Cirugía Mínimamente Invasiva y Reconstructiva). Más de 100 publicaciones en revistas indexadas, es decir, publicaciones científicas de gran calidad que se encuentran archivadas en las principales bases de datos del mundo (y más de 200 en total), alcanzando un índice H de 18. Cinco sexenios de enseñanza. 11 libros publicados. 77 capítulos y más de 500 conferencias de nivel internacional. Son unos pocos datos de su currículo, porque hay muchos más, pero como esta es la tercera entrevista mantenida con él por mí, ustedes pueden consultar las anteriores en Internet y completar un currículo realmente impresionante. Todavía trabajando en equipo y vienen fellows de todas partes del mundo a aprender con él. Me confiesa que ya no entra en el quirófano, que dirige desde fuera. Su actividad privada la desarrolla en el centro universitario Hospiten Rambla en Santa Cruz de Tenerife. Actualmente hace también radio, en la Autonómica, un espacio dentro del programa de Mercedes Martín que se llama “Un rato para sonreír”. El profesor Maynar, y eso sí que se le nota, es un enamorado de la divulgación de la Medicina y de la vida a través de los medios de comunicación. Le gusta que le corten el jamón en tacos, el bueno. Y, la verdad, el jamón gana mucho así. Estamos, cómo no, en Los Limoneros. No es de mucho comer, pero sí de buen comer. Se ve que se está cuidando. Adora a sus hijos. Es un viejo amigo, no un amigo viejo de quien esto firma.


-Manolo, la cirugía ha avanzado hacia la robótica y la laparoscopia. Es decir, ahora practican todos lo que tú siempre habías hecho. ¿O no?
“Bueno, no es así exactamente. Pero sí es verdad que la tecnología oferta más posibilidades para hacerlo mejor y ser menos traumáticos”.


-Siempre has dicho que la profesión, y sobre todo ser docente, te hace libre.
“La enseñanza me hace libre”, es verdad, creo que has reflejado este titular en alguna entrevista anterior”.


-Como pionero en la materia. ¿Se acabó aquello de abrir en canal al enfermo?
“Fuimos varios los pioneros en el mundo de ese tipo de cirugía mínimamente invasiva; y sí, es verdad lo que dices, cada vez se abre menos el cuerpo de las personas en los quirófanos”.


-¿Podremos gritar un día aquello del sabio: “¡eureka!”, hemos descubierto la curación del cáncer?
“No”.


-¿Por qué?
“No lo creo, porque la cosa no es tan sencilla, sino mucho más compleja. Hay diferentes tipos de cáncer y cada vez somos más los humanos y, por tanto, más candidatos a poderlo padecer”.


-Has creado un instituto de fama universal, en Hospiten, un pequeño centro de excelente tecnología, pero al fin y al cabo situado en una capital de provincias. ¿Te consideras un privilegiado?
“Creo que te he dicho algunas veces que descubrí que enseñar daba mucha más libertad a mi vida. Es decir, la docencia me permite hacer muchas más cosas y, además, cosas diferentes. Y esto claro que te reconforta”.


(Hoy lo noto un poquito displicente. Y no porque no tenga ganas de responder al cuestionario, sino porque él está pendiente de los enfermos, vive para ellos. Cultiva el dandismo, pero es consciente, aunque ni lo dice ni lo reconocerá, que Manuel Maynar Moliner, cuyo tío abuelo, o algo así, fue rector de la Universidad de La Laguna en los tiempos remotos, es una estrella. En todo caso el profesor Maynar, o Manolo Maynar para mí, es un tío excepcional, un heterodoxo de la Medicina, al que se le ocurren cosas que luego son un éxito al ponerlas en práctica: ejemplo, el diseño, aún en estudio, de un aparato para el diagnóstico y el tratamiento del pie diabético, en colaboración con el Instituto de Astrofísico de Canarias (IAC), y otras técnicas de intervenciones mínimamente invasivas que son inéditas o muy poco practicadas en España y en el mundo).


-Cuando alguien que, como tú, ha vivido tan intensamente la Medicina y la enseñanza, ¿qué echas de menos en este país?
“Yo creo que problema base está en que se acepta demasiado pronto que la gente joven decida seguir una carrera de tanta responsabilidad, como es la Medicina. Yo diría que lo primero que debería estudiarse son Humanidades y luego va veríamos”.


-Mira, Manolo, en los Estados Unidos se venera y se protege al médico veterano y aquí se le jubila.
“Es verdad, pero no te puedo aportar mucho sobre eso. Es curioso lo que dices porque antes de que en América existieran universidades nosotros, aquí en Europa, ya las teníamos. Europa existía y América no; pero sí, pasan cosas así”.


-Hay que poner en tu faceta de investigador el estudio de las momias guanches. ¿Tienes ya los resultados?
“Sí”.


-¿Puedo saberlos?
“Es que yo sólo puse, junto al grupo Hospiten y a mi equipo médico, los medios para explorarlas por dentro. Quien sí tiene ya las conclusiones es el antropólogo Conrado Rodríguez. Él te puede informar mejor que yo de los resultados obtenidos, que supongo que serán apasionantes. Y prefiero que responda él a esta pregunta”.


-¿Cómo me resumirías tu colaboración con el IAC?
“En el IAC se investiga mucho y bien”.


-¿Entonces?
“Intentamos, de forma conjunta, usar tecnología del espacio para diagnosticar en este planeta, sobre todo acelerar las posibilidades diagnósticas de manera no invasiva”.


-Manolo, a tu edad sigues en activo. Nunca te cansas, nunca te rindes. Conste que yo te llevo menos de un año y sigo también al pie del cañón. O sea, que comparto culpas.
“No es un problema de edad, en mi caso. Es una necesidad laboral ya que para pagar los gastos hay que producir economía”.


-¿Cómo lo consigues?
“Muy sencillo, en el grupo tenemos definidas diferentes responsabilidades”.


-¿La tuya?
“Dar ideas para obtener recursos, porque ya te dije que no me meto ya en un quirófano, sino que trabajo desde fuera en proyectos que me apasionen y naturalmente en muchos casos concretos”.


(En su despacho se cuelgan diferentes diplomas de especialidades médicas: radiología, pediatría, que ejerció con entusiasmo durante años, docenas de diplomas de universidades de todo el mundo, algunos difíciles de traducir. Y una montaña de papeles de conferencias, cuestionarios que le envían, revistas científicas, cartas de fellows futuros pidiendo plaza en su grupo de trabajo en Hospiten. A su lado, como especialistas en alta Medicina, Tobías Zander, sabio alemán, y el doctor Valdés, cubano sabio. No será posible que Manolo vea esta entrevista antes de publicarse, porque yo me retrasé con el cuestionario, pero sí me dio tiempo de meter en el relato su nuevo programa de radio, con el que está muy entusiasmado, en la radio autonómica. Se emite los lunes a las 12 del mediodía. Le encanta comunicar. Tengo que oírlo).


-Supongo que has recibido muestras enternecedoras de los enfermos a los que curas.
“Sí, de diversas maneras. Los enfermos se manifiestan no siempre igual”.


-Y te sientes bien.
“Hombre, a quién no le agradan las formas en las que los pacientes nos agradecen nuestra colaboración en sus vidas. Es algo obvio”.


-¿Te ayuda vivir frente al mar?
“Sí, cuando me asomo a mi ventana veo el mar. Y eso relaja y aumenta la calidad de vida”.


-Yo recuerdo que preparaste a fellows periodistas, que montaste un programa para que los periodistas no dijéramos disparates.
“No exactamente. Era una vía para que los profesionales de la información publicaran sin errores los temas relacionados con la Medicina y para que sepan manejar mejor las fuentes, que tengan claro a quién preguntar, que lo hagan al personal cualificado”.


(Y, entonces, en Los Limoneros, comenzamos a hablar de la familia de Manolo Maynar. Su abuela, prima de Santiago Ramón y Cajal; su madre, periodista, escritora y funcionaria; su padre, un gran pediatra. Supongo que ahora el profesor Maynar andará a cuestas con la inteligencia artificial, aunque vuelve a reconocer que el robot Da Vinci y la laparoscopia son logros maravillosos que evitan destrozos en el cuerpo humano. Yo tengo experiencias familiares muy interesantes con el profesor Maynar, sobre todo, asuntos alrededor de su gran humanidad, pero ya digo que son cuestiones personales. Es un médico humanista. Después seguimos hablando sobre la isla, sus gentes y sobre algunos compañeros que ya no están. Este hombre es una roca, pasea su dandismo por la Universidad y el hospital, contesta cuando quiere y como quiere porque “la verdad os hará libres”, dijo nada menos que Jesucristo. Pues eso).

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