Hace apenas una semana, el heroico gesto de un surfista y un joven en el pueblo pesquero de El Pris, en el municipio de Tacoronte, evitó una tragedia cuando un perro fue arrastrado por una ola y quedó a merced del fuerte oleaje.
El pasado domingo, cuando varios vecinos y bañistas que disfrutaban de la costa tinerfeña a pesar del mal estado del mar, presenciaron cómo un perro que se encontraba en las rocas, fue atrapado por una gran ola que lo arrastró mar adentro. En medio de la angustia, un surfista con más de 25 años de experiencia, se lanzó al agua para intentar salvarlo, pese a las advertencias de una testigo presente: “no te tires, no te tires que la mar está muy mal”.
Mientras algunos bañistas seguían la trayectoria del animal desde tierra y trataban de coordinar su rescate a gritos, otro joven corrió en busca de unas aletas para facilitar la labor del surfista. “Un pueblo pesquero sin una cuerda, una boya, un flotador, unas aletas, algo con lo que ayudar. Nos sentíamos impotentes”, cuenta Luisa María Vargas a DIARIO DE AVISOS.
El surfista, que se lanzó al agua con un trozo de plástico como flotador improvisado, nadó con determinación siguiendo las indicaciones de quienes observaban desde la costa. Con gran esfuerzo y precisión, consiguió aproximarse al perro y luchar contra las corrientes para traerlo de vuelta.
“Minutos que parecieron eternos”, narra la testigo, donde “un segundo héroe” llegó con las aletas y se lanzó al agua para ayudar al surfista a nadar junto al perro hacia el muelle. “Todos los que estábamos allí, aplaudíamos, gritábamos, hacíamos fotos, llamábamos a los servicios de rescate por si ocurría lo peor”.
Ya en el muelle, varios bañistas se lanzaron al agua para ayudarlos a salir. “Estaban los tres agotados, sobre todo el chico que se lanzó con las aletas, “estoy bien” decía, pero le notábamos el agotamiento y los nervios. Ahora caía en lo que había hecho. Arriesgó su vida para salvar a otro ser vivo“, relata Luisa.
La perrita, una podenca de ojos amarillos, temblaba y tenía heridas en las patas, posiblemente causadas por el roce con las rocas. Pronto conocieron que se había escapado de su dueña y que había recorrido varios kilómetros desde Guayonge hasta El Pris. Gracias a la información en su collar, una bañista pudo contactar con su propietaria, quien acudió rápidamente al lugar.
Este incidente ha reabierto el debate sobre la falta de recursos de salvamento en pueblos costeros como El Pris, donde no contaron con elementos tan básicos como boyas o cuerdas para emergencias. La rápida actuación del surfista y del segundo rescatista evitó que el hecho terminara en tragedia y dejó una lección de solidaridad y valentía entre los presentes.
La historia ha generado un impacto en redes sociales, donde muchos han alabado la valentía de los dos jóvenes y han pedido mejoras en los sistemas de seguridad de las playas de la Isla. Mientras tanto, la perrita se recupera junto a su dueña, con la esperanza de que no vuelva a protagonizar una fuga como la que casi le cuesta la vida.
“¡Qué el universo les de una feliz y larga vida a los tres!”, añade la testigo presente, Luisa María Vargas.