La oposición ciudadana a la ampliación del puerto de Los Cristianos tomó forma ayer con la constitución oficial de la primera plataforma vecinal que busca frenar el proyecto. El acto, celebrado en el Centro Cultural, desbordó previsiones: más de 300 asistentes llenaron la sala habilitada, quedándose pequeña ante el interés generado.
La primera medida acordada por la plataforma es la presentación de una moción institucional que se trasladará a todos los grupos políticos del municipio para que se posicionen contra la ampliación. Jorge Bello, presidente de la plataforma, defendió la identidad del pueblo: “Ser playero es un sentimiento que muchos defendemos con honor”.
Durante la asamblea, vecinos y portavoces denunciaron el impacto que el puerto ha tenido sobre el pueblo: pérdida de espacio, deterioro, desaparición de comercios y afectación directa a la playa donde, apuntan, “nació el turismo en el Sur”.
“La zona que antes era elegida por todos ha desaparecido”, remarcó Bello. Los asistentes a la asamblea recordaron que esta ampliación ya fue planteada en el año 1994. “Nos aseguraron que los efectos de este puerto y su tránsito no afectaría a las playas. No solo afectó, sino que la de Los Tarajales desapareció”, señalaron.
Uno de los argumentos más repetidos fue el rechazo al abandono del proyecto de Fonsalía, que implicaba la creación de un puerto alternativo en Guía de Isora. “Sin una explicación coherente, lo han desechado”, lamentó un vecino.
Escalonar la llegada de ferris
La plataforma también denunció que la ampliación supondría la destrucción de 200.000 metros cuadrados de zona marina, así como una afectación prolongada por obras y lodos durante, al menos, una década. En cuanto al tráfico, criticaron las cifras ofrecidas por la consejera insular de Movilidad, que sitúa en un 4% la incidencia del puerto sobre la congestión del núcleo, “cuando la media real es del 28%”.
Respecto a las propuestas alternativas, la plataforma plantea medidas que “no requieran grandes inversiones”, como escalonar la llegada de ferris, desviar las mercancías a los puertos de Santa Cruz y Granadilla, y devolver el espacio portuario a los vecinos.
La alcaldesa de Arona, Fátima Lemes, asistió al acto, en el que también estuvieron presentes representantes de todos los grupos políticos municipales.
Como cierre simbólico del acto, se leyó un poema del escritor gomero Pedro García Cabrera, afincado durante largas temporadas en la costa aronera: “A la mar fui por naranjas, cosa que la mar no tiene…”. Bello lo usó para hacer una analogía: “Vecinos, en la mar están nuestros sueños”.